El domingo pasado arrancó la conferencia de ciberseguridad más grande del mundo. (Foto: USI)
El domingo pasado arrancó la conferencia de ciberseguridad más grande del mundo. (Foto: USI)

Cuatro edificios en la capital artística de la costa oeste de Estados Unidos hospedan las 650 empresas que participan de la conferencia de más grande del mundo.

El domingo arrancó la en San Francisco, y al menos 45,000 personas recorrieron los diversos stands de las principales empresas del sector.

La importancia que ha cobrado la industria de la inteligencia y software de detección y protección de malware, en principio, obedece a un peligro real: la crisis absoluta.

Una compañía puede perderlo todo si es que un ataque serio la coge de espaldas y se infiltra exitosamente en su estructura. El año pasado, tanto Wannacry como Nyetya se cobraron más de una migraña (y algunos millones en el camino) para contrarrestarlas. Y la respuesta en 2018 es una inversión mayor en 8% que el ciclo pasado.

El total que calcula Gartner en inversión de ciberseguridad en este año es de US$ 96,000 millones y la cifra puede quedar chica ante futuros pronósticos.

La relevancia que buscan las empresas de esta industria genera una competencia bastante agresiva, en donde las sonrisas y la alegría de cada 'vendor' (término con el que se identifican estas compañías) se equiparan a la inversión promedio de US$ 150,000 para conseguir un boleto como expositor, según uno de los participantes.

Si hacemos matemática simple podríamos inferir que, solo por el derecho de tener un stand, las empresas han invertido un promedio de US$ 97.5 millones sin contar la administración del stand per se, y mucho menos la organización del evento.

Hackeando invitados

El edificio Moscone North se ubica a solo unas cuadras del Union Square y bastante cerca del recorrido del famoso tranvía de San Francisco. Pero fuera de los pintorescos alrededores, su principal atractivo es el SOC.

El RSA instaló un Centro de Operaciones de Seguridad (SOC, por sus siglas en inglés) en el ala norte de la conferencia, y la gracia es que este equipo que trabaja a la vista de todos los asistentes, se dedica a monitorear a cada uno de ellos.

El trato es sencillo. La gran mayoría de personas busca el wifi gratis y, naturalmente, el RSA se los brinda. Pero este beneficio viene con un precio educativo.

El SOC monitorea absolutamente todas las conexiones de los dispositivos colgados a la red libre. Según la data analizada en tiempo real, al menos 20,000 equipos estaban conectados a la tarde del martes, y muchos de ellos no estaban observando nada cercano a ciberseguridad.

Curiosamente, el evento de ciberseguridad no estuvo libre de ataques. A manera de demostración, los vendors libremente con fines didácticos.

Las víctimas suelen caer redondo y la evidencia saltaba en los paneles del SOC.

Las ventajas de este sistema de Cisco, sin embargo, pueden resultar más estimulantes de lo pensado.

En solo dos días, y sin haber llegado a la mitad del evento, el software canalizó US$ 680,000 en retorno de inversión