Escribe: Mónica Pizarro Díaz, socia del Estudio Echecopar y Gabriela Salas Zúñiga, asociada Senior del Estudio Echecopar
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Relaciones Sociales realizada en 2019, el 94.4 % de los peruanos estaba de acuerdo con la frase “la violencia contra la mujer es inaceptable y debe ser sancionada por ley”. Vale decir, existiría una condena prácticamente unánime frente a la violencia contra las mujeres.
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Sin embargo, en esa misma encuesta se registraron los siguientes resultados:
- El 52.7 % de los peruanos está de acuerdo con la frase “la mujer debe cumplir rol de madre y esposa, después sus sueños”.
- El 31 % de los peruanos está de acuerdo con la frase “la mujer que viste provocativamente busca que la acosen sexualmente”.
- El 26 % de los peruanos está de acuerdo con la frase “la mujer debe estar dispuesta a tener relaciones sexuales cuando el esposo o pareja desee”.
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En esa misma línea, en un estudio reciente de Ipsos (2024), se identificó que:
- El 33 % de los peruanos cree que una mujer es culpable si esta le “saca la vuelta” a su pareja y al descubrirla él le pega.
- El 20 % de los peruanos cree que una mujer es culpable si va a una fiesta sola y la violan.
¿Qué sucede aquí? ¿Cómo se explican estos resultados contradictorios, en los que por una parte se condena la violencia contra las mujeres, y por otra se validan diferentes modalidades específicas de violencia basada en género o se reafirman estereotipos y roles de género que la fomentan?
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Lamentablemente, estos datos muestran que vivimos un proceso de normalización de la violencia y de tolerancia hacia esta. Como parte de este fenómeno, aún muchas personas solo catalogan las agresiones físicas a las mujeres como violencia, lo cual es insuficiente para luchar contra este problema.
En este contexto, a propósito del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es importante desmontar este mito respecto de la violencia hacia las mujeres; reconocer que la violencia tiene diferentes rostros y que la tolerancia, inclusive, a sus vertientes más sutiles o menos evidentes (como los micromachismos o el mansplaining) da pie y facilita la configuración de situaciones más graves. De ahí que sea necesario actuar de manera consistente afrontando toda modalidad de violencia hacia las mujeres, en todos los ámbitos, inclusive el laboral.
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Pero, específicamente, ¿qué podemos hacer en nuestras organizaciones a fin de garantizar un espacio de trabajo seguro y libre de violencia basada en género? Aquí algunas ideas:
- Brinda espacios de sensibilización para que tus colaboradores conozcan sobre el problema de la violencia contra las mujeres y la importancia de actuar. Para esto puedes aprovechar la normativa sobre prevención del hostigamiento sexual e incluir en los entrenamientos obligatorios que requiere esta normativa algún módulo sobre violencia basada en género. Complementar los entrenamientos de prevención del hostigamiento sexual con información sobre violencia basada en género, permite que los trabajadores tengan un panorama más completo respecto de este tema. De esta forma, podrán reconocer y denunciar oportunamente situaciones de este tipo y podrán involucrarse activamente en la lucha contra la violencia basada en género no sólo en el centro de trabajo, sino también en sus familias y en sus círculos sociales. Tu empresa y tus colaboradores pueden convertirse en agentes de cambio e impactar positivamente en los diferentes entornos en los que se desenvuelven.
- Conoce cuáles son tus obligaciones como empleador frente a las situaciones en las que un trabajador sufre de una situación de violencia basada en género. Al respecto, la Ley 30364 cuenta con un capítulo laboral en el que se establecen, entre otras, las siguientes obligaciones:
- Adoptar medidas de protección en caso la situación de violencia se configure en el centro de trabajo. Estas medidas pueden ser: prohibición de contacto para el presunto agresor, rotación de horarios o de puestos de trabajo, entre otras. Al adoptar cualquiera de estas medidas, es muy importante tener cuidado de no generar una situación de revictimización.
- Otorgar licencias y permisos a las personas objeto de violencia que hayan presentado una denuncia ante la Policía para que puedan hacer el seguimiento respectivo o participar de las diligencias de investigación que disponga la autoridad.
Establecer una política sobre violencia basada en género, en la que también se informe acerca de los canales y procedimientos a los que las personas pueden acudir para presentar denuncias u obtener asistencia. Si bien la legislación no requiere que se implemente una política de este tipo, esta clase de acciones son recomendables en tanto les permiten a las empresas intervenir oportunamente en situaciones de violencia más allá del hostigamiento sexual, cuyo procedimiento sí se encuentra regulado.
Como se observa, son varias las acciones que podemos tomar desde nuestras organizaciones para luchar contra la violencia basada en género. Podemos escoger la forma en la que comenzamos a trabajar este tema en nuestras empresas, lo importante es tomar acción.
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