En un entorno tan competitivo como este, podría sorprender que una mejor remuneración no sea el factor más importante en el momento de decidir unirse a una organización. De hecho, quienes considerarían un sueldo más bajo si a cambio les ofrecen beneficios que impacten a favor de su bienestar superan el 50% en el mundo, de acuerdo con un estudio de ManpowerGroup. “El colaborador se ha sofisticado, pregunta muchísimo y evalúa a la empresa en la que va a prestar sus servicios”, resalta Silvana Cárdenas, líder de Right Management para Latinoamérica en la transnacional de soluciones en recursos humanos.
Las compañías segmentan los beneficios tanto por generaciones como por intereses, para que sean ad hoc a cada perfil. El objetivo es propiciar una buena calidad de vida para el trabajador, más allá de que esa deferencia sea “genuina o no”, precisa Diego Castro, gerente general de Edenred Perú. Aquellas que cuentan con propuestas más atractivas reportan mayor productividad, motivación y compromiso, y, por consiguiente, menor rotación de talento, la cual sobrepasa en nuestro país el 20%, asegura PwC.
Por su parte, Chanel Serpa, gerente general de Bigbox Perú, detalla que el reconocimiento al trabajo bien hecho fortalece la cultura organizacional y ayuda a obtener un valor diferencial como marca empleadora. “Los incentivos más apreciados son aquellos relacionados con la seguridad económica, el reconocimiento y el crecimiento personal, así como los que permiten optimizar el balance entre el horario laboral y la calidad de vida”, destaca Rocío Portugal, gerente de Recursos Humanos de Pluxee Perú.
Y Cárdenas dice que el interés por ser nómades digitales va en aumento, es decir, seguir trabajando para la organización desde otros países, aunque hay limitaciones legales para ello, como determinar en qué moneda depositar los pagos, qué seguro contratar o dónde tributar.
Una herramienta popular es la tarjeta de alimentación. “Pero no se trata de darla y olvidarse –enfatiza Castro–. Hay que generar una buena comunicación, mantenerla en el tiempo y averiguar, por medio de encuestas, si todo va bien”. El reto está en cuantificar los beneficios y en gestionar la valoración del salario emocional.
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Principales beneficios laborales
- Teletrabajo
- Horarios flexibles
- Días libres (por cumpleaños o para trámites)
- Inversión en salud mental (por ejemplo, atención psicológica)
- Beneficios para mamás
- Vales de alimentos
- Early Friday (salir más temprano los viernes)
- Espacios de recreación dentro de la empresa
- Días saludables (alternativas de alimentos sanos)
- Opciones de bienestar físico y emocional (por ejemplo, descuentos en gimnasios)
- Capacitaciones
- Pet Day (tener un día para llevar a la mascota al trabajo)
- Vales para útiles escolares
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Regalos y otros incentivos
Los centros de trabajo también apuestan por agasajar a sus colaboradores en fechas especiales –como cumpleaños, días festivos y aniversarios– y por reconocer las metas alcanzadas. “La dureza del mercado hace que las empresas busquen herramientas de comunicación y fidelización para motivar al personal a mejorar el desarrollo en sus funciones”, comenta Luis Valencia, gerente general de La Canastería. Anota que es conveniente la personalización de las canastas de regalo por rango etario o estilo de vida, que se puede hacer con un mismo presupuesto.
Serpa, de Bigbox, afirma que las experiencias personalizadas, como cenas o actividades de bienestar (por ejemplo, sesiones de spa), son una tendencia fuerte, con el 60% de la demanda. En el 2023, la compañía creció 45% y su cartera de clientes corporativos aumentó en 20%.
De acuerdo con Portugal, de Pluxee, las tarjetas de incentivos o de regalo añaden la ventaja de que se pueda decidir cómo gastar el dinero. Esto aumenta la satisfacción laboral hasta en 30%, según Mercer.
“A pesar de la creciente demanda por parte de los colaboradores, la penetración de estas herramientas tiene aún un significativo espacio para crecer”, indica Portugal. Las tarjetas de alimentación alcanzan el 9%, las de incentivos el 10% y las de Navidad, el 6%. “Estas cifras evidencian una oportunidad para que las teles implementen soluciones más personalizadas y adaptadas a las nuevas necesidades de los colaboradores”, sostiene.
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Es editora de la revista G de Gestión. Estudió Ciencias y Artes de la Comunicación y tiene una maestría en Periodismo y Globalización. Cuenta con más de 10 años de experiencia en la profesión. Fue becaria Dag Hammarskjöld (Naciones Unidas) y Transparency Fellow (Transparencia Internacional).
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