
El sector de viviendas de lujo en Lima atraviesa una aparente etapa de madurez. Según Perú Sotheby’s, el interés por propiedades de alta gama creció 92% entre 2019 y 2023, mientras que la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI) reportó un incremento del 54% en ventas solo en el tercer trimestre del 2024, con cerca de 1,600 unidades colocadas en las zonas top de Lima. Un departamento de lujo supera fácilmente el millón de soles, y esta demanda sigue en expansión.
El público también ha cambiado. Ya no son solo empresarios consolidados, sino también profesionales desde los 35 y 40 años vinculados a sectores como tecnología, finanzas y emprendimientos digitales quienes también invierten en lujo. Para ellos, la vivienda es una extensión de su identidad, y el diseño cumple un papel clave en transmitir bienestar, privacidad y exclusividad.
Buscan proyectos que integren terrazas verdes, sistemas de purificación de aire, iluminación de confort y servicios diferenciados.
“El bienestar genuino se ha convertido en el verdadero lujo”, resume Cecilia Caamaño, empresaria inmobiliaria y fundadora de CC7. Según estima, el nicho de viviendas de lujo en la capital peruana representa alrededor del 5% de las transacciones, pero concentran un valor proporcionalmente mayor debido a sus altos precios.
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Diseño que mejora el valor
Los proyectos que integran bienestar, personalización y diseño sensorial pueden alcanzar entre 10% y 30% más valor por metro cuadrado frente a los desarrollos convencionales. Esto responde a la incorporación de materiales ecoamigables, paisajismo, iluminación escenográfica y tecnologías que mejoran la experiencia del residente.
Un proyecto de lujo con diseño tradicional en distritos como Miraflores o San Isidro, puede empezar en los S/ 11,000 por metro cuadrado, pero cuando incorpora principios de neuroarquitectura, domótica avanzada o propuestas de bienestar sensorial, ese valor puede incrementarse entre 10% y 30%, incluso llegar a los S/ 21,000 por metro cuadrado, según estimaciones de la fundadora de CC7.

Porfirio Castro, diseñador de interiores, calcula que solo una sala de TV de unos 20 m², implementada con acabados y accesorios premium, puede bordear los US$ 12,000, y que, al sumar la intervención de múltiples espacios, teniendo en cuenta materiales, mobiliario fijo y piezas importadas, el presupuesto total de interiorismo para una vivienda de lujo no bajaría de US$ 100,000.
Actualmente, señalan los expertos en esta área, muchas viviendas de alto patrimonio están remodelando sus hogares para un mejor confort. ¿en qué se enfocan? home offices elegantes, spas, closets tipo boutique, iluminación arquitectónica y cocinas con superficies de cuarzo o granito y electrodomésticos de alta gama. Y es que “el comprador de lujo peruano ha refinado mucho sus expectativas. Ya no se conforma con una buena ubicación; busca tecnología, sostenibilidad y una experiencia de vida diseñada a su medida”.
De Europa y Perú: el origen de los materiales
Si bien en los proyectos de lujo de Lima aún predominan los acabados y equipamientos importados -mármol italiano, porcelanatos españoles, griferías alemanas o sistemas de domótica norteamericanos-, hemos llegado a una fase de convivencia con la producción nacional. Caamaño señala que, en los últimos años, ha surgido un notable desarrollo en oficios y acabados de carácter artesanal y natural, lo que ha permitido que el Perú ofrezca piezas de gran calidad y atractivo estético, capaces de competir en el mercado internacional.
En ese sentido, varios proyectos están incorporando pisos de madera hechos con especies locales, piedras naturales y mármoles nacionales, además de enchapes y acabados elaborados a medida por empresas peruanas que incluso exportan su producción.

Minimalismo silencioso vs. diseño sensorial
En el segmento premium conviven hoy dos corrientes dominantes. Por un lado, el minimalismo sofisticado o “lujo silencioso”, que privilegia la elegancia discreta, las líneas puras y los materiales nobles. Por otro, los diseños sensoriales y artísticos, que buscan una experiencia más emocional a través del arte, la iluminación escenográfica y atmósferas que invitan a vivir el espacio de otra manera.
Cecilia Caamaño señala que integrar elementos de bienestar y diseño personalizado en un proyecto inmobiliario incrementa tanto su apreciación por parte del comprador como su valor económico dentro del mercado.
En ese sentido, los compradores de alto nivel ya no se guían únicamente por los metros cuadrados, sino por cómo la vivienda contribuye a su bienestar, su rutina y su conexión con el entorno. “Los usuarios están dispuestos a pagar entre 10% y 15% más por espacios con diseño sensorialmente enriquecido”, añade.
En la misma línea, los desarrollos que incorporan espacios de bienestar —como terrazas verdes, sistemas de purificación de aire, materiales naturales o una iluminación que potencia el confort— tienden a posicionarse mejor en términos de demanda y valorización. Este análisis refleja la tendencia de considerar la sostenibilidad como un estándar, no solo como un diferencial. “Más del 75% de los consumidores de alto nivel prefieren productos y marcas sostenibles, incluso si cuestan más”, sostiene.
El bienestar genuino se ha convertido en el verdadero lujo.
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El lujo como inversión patrimonial
Más allá de su función residencial, los proyectos inmobiliarios de lujo en Lima continúan siendo una opción atractiva desde el punto de vista patrimonial. En distritos consolidados como San Isidro, Miraflores y Barranco, los inmuebles de alta gama han mantenido su valorización incluso en contextos políticos o económicos complejos, consolidándose como activos confiables a largo plazo.
Caamaño explica que este segmento sigue siendo percibido como un refugio seguro para inversionistas, tanto peruanos como extranjeros, quienes valoran la posibilidad de adquirir un activo tangible que conserva valor y ofrece estabilidad y rentabilidad a lo largo del tiempo.

Interiorismo de lujo: una inversión que puede superar los US$100,000
El interiorismo en los proyectos premium de Lima está mostrando una vuelta hacia referencias más clásicas y una mayor riqueza de texturas.
Para Castro, se está recuperando el uso de molduras y enchapes decorativos, y prioridad al “layering”: la superposición de alfombras, cojines, mantas y diferentes acabados para generar espacios más cálidos y complejos. Además, las plantas y áreas verdes siguen presentes, pero de forma más sutil en los interiores, dejando las apuestas más exuberantes para terrazas y áreas exteriores.
En cuanto a materiales, Castro describe un regreso de la piedra natural: mármoles, cuarcitas y granitos recuperan protagonismo frente a alternativas sinterizadas, especialmente cuando los clientes buscan vetas naturales aplicadas tanto a mobiliario fijo (como libreros, muebles de TV o bares) como a piezas sueltas, como mesas de centro o laterales. Señala además que la incorporación de capas visuales, en papel tapiz, iluminación ambiental, telas y alfombras, permite lograr ambientes más personalizados.
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Sobre procedencia y producción, el diseñador reconoce que las marcas premium importadas tienen una fuerte presencia en Lima y que, en muchos casos, agregan valor para la reventa. Sin embargo, también subraya que el mobiliario fijo y las piezas a medida se siguen produciendo localmente por la posibilidad de personalización, los plazos y la capacidad de ajustar cambios durante el proceso. Observa, además, que los muebles tapizados importados mantienen una ventaja en tecnología y durabilidad, lo que explica su demanda en ciertos segmentos.
Finalmente, distingue dos perfiles de cliente: uno que busca un lujo más ostentoso y otro que prioriza sobriedad y bienestar, aunque ambos siguen invirtiendo fuertemente en diseño interior.

Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con especialidad en Periodismo, por la Universidad Tecnológica del Perú, con más de 12 años de experiencia en medios de comunicación. Actualmente escribo sobre política, economía y actualidad.









