
El 16 de julio tiene un significado especial para Don Alan Thomas. Fue la fecha de su primer viaje al espacio con la NASA, en 1994. Ese mismo día, pero de este 2025, llegó a Lima para hablar de liderazgo e innovación ante decenas de ejecutivos. “No existe una organización como la NASA: tiene toda una constelación de equipos”, resalta el astronauta que viajó cuatro veces en el transbordador espacial de Estados Unidos.
Y es que la NASA, que es una agencia gubernamental que responde directamente al presidente -hoy Donald Trump- emplea a más de 2,000 personas que se dividen en 18 equipos de trabajo, pero integrados bajo el mismo propósito: el éxito de cada misión. “Todos los equipos son igual de importantes, todos tienen trabajos críticos”, resalta Thomas.

Su primera misión en el transbordador —“que fue cumplir el sueño de mi vida”— significó también dejar en tierra a su esposa y a su bebé para embarcarse en una travesía de 15 días, a más de 300 kilómetros de altura sobre la Tierra, junto a un equipo de siete personas, donde cualquier mínimo error podía costarles la vida.
“En la NASA no solo existen los equipos de control, sino también de seguridad. Si el cohete se desvía de su rumbo, el trabajo de ese equipo es hacerlo estallar". Sorprende con esta información.
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Las reglas importan
Thomas, quien ha visto 25 veces la punta del monte Everest desde el espacio, explica que desde que se anuncia una misión hasta que finalmente se presiona el botón para disparar el cohete pueden pasar años (solo los astronautas se preparan como cuatro años).
Actualmente se espera que, para el 2027 - desde el último vuelo en 1972- una nueva tripulación viaje a la luna desde la NASA. Para lograrlo, Thomas dice que cada regla es importante: “En la NASA tenemos una broma, cuando dicen que el papeleo es tan alto como el cohete es que estamos listos para lanzar”.

“Hay reglas que el equipo debe seguir incluso para usar el baño en el transbordador”, indica. Hay reglas para el lanzamiento, para el vuelo, para cuando van a dormir (el trasbordador es pequeño y se duerme en una especie de sleeping). Cada manual -agrega- está diseñado para tomar acción en diversos escenarios, más si te encuentras a kilómetros de la tierra: sin oxígeno y en un ambiente poco explorado.
Como lo resalta también Francesca Raffo, gerente corporativo de Innovación de Credicorp: “No hay que escatimar esfuerzos para que cada manual esté alineado con los procesos y la ejecución del proyecto. Todos estos manuales y herramientas brindan un enfoque valioso en una organización”, comenta.
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El ego se queda en el asiento de atrás
De la Tierra al Espacio hay una travesía que dura 15 minutos, casi siete kilómetros por segundo: “Es más rápido llegar al espacio que llegar al Marriot de Miraflores”, bromea Don Thomas.
Dar una vuelta a la Tierra en el transbordador demora 45 minutos solo si el equipo que lo tripula hace correctamente su trabajo.
“En el espacio olvídate de las habilidades técnicas, todo es trabajo en equipo, aunque tengamos personalidades conflictivas y no siempre te vas a llevar bien con el compañero, lo importante es la misión”, recuerda. Y añade: “Los egos deben pasar a un segundo plano cuando convives con un equipo de siete personas en una pequeña cápsula”.
Aconseja además la confianza no solo en uno mismo, sino en el equipo que te acompaña y en el sistema de gestión. “Son cientos de personas que construyen los grandes tanques de combustión, si alguien colocó mal un tornillo, todo puede explotar”. Para lograrlo, en el equipo debe estar impregnado el propósito de toda la organización.
Ian Sznak, gerente de Innovación de la Universidad Continental, señala que es clave que cada proyecto de innovación o negocio tenga su propia identidad y que rápidamente empate con la cultura de la empresa. “En términos de entrenar al equipo, hay una práctica valiosa que a veces dejamos pasar: es la práctica reflexiva, es decir, que el grupo se tome un tiempo para saber qué ha aprendido y qué se hará diferente. Hacer una pausa”, comenta.
El equilibrio para innovar
Aunque el primer viaje al espacio se realizó por razones políticas -tras la guerra fría-, abrió una oportunidad enorme para que el equipo de la NASA innovara. De hecho, durante los primeros viajes al espacio, los astronautas debían anotar cada segundo que pasaban en el transbordador: si se sentían mal, si había alguna falla, lo que veían...
“Los informes después de cada viaje o misión son importantes, nos permite ver en qué fallamos y qué se puede mejorar”, indica. “Innovar sirve para hacernos la vida más fácil o resolver un problema grave”, añade. Así se creó el bolígrafo espacial, se diseñaron coches para la luna que pasaron de recorrer una distancia de 70 metros a 8 kilómetros con neumáticos que resisten altas temperaturas.
Para hacer menos costosos los viajes empezaron a diseñar transbordadores reusables, incluido los motores. También las bolsas de aire para aterrizar en Marte y un dron pequeño para sobrevolarlo. “Hasta nueva tecnología para generar oxígeno para los astronautas”, detalla.
No obstante, reconoce que no siempre todos estarán de acuerdo con la idea de innovar: “por eso debes conectar desde el lado emocional”, sugiere.
“Hay que hacer que las personas se sientan cómodas con la idea del cambio. Y es importante la humildad. Muchas veces son los trabajadores quienes saben cómo se podrían hacer las cosas mejor, así que los líderes deberían dar confianza de que sus colaboradores lleguen con sus ideas y, luego, hacer un filtro”, recomienda.
Una de las preguntas que el público le hizo a Don Thomas fue: ¿cómo innovar cuando tienes muchas reglas que seguir?. Él respondió: “Las reglas son esenciales, pero hay que buscar un equilibrio, y el propósito de la organización puede ayudar. Quizá un paso sea con el ejemplo, se puede empezar con algo pequeño y demostrar que puede ser útil”, concluye.
Algunos ejecutivos presentes en la ponencia han reconocido que muchas ideas de innovación se generaron en los espacios de conversación con sus clientes. Francesca Raffo de Credicorp remata: “El tema es empezar pequeño y escalar, pero empezar. Ponte a resolver el problema que tienes con las herramientas que tienes a tu alrededor. Aunque también debes traer herramientas de afuera, porque lo que tienes adentro no es suficiente para innovar, de lo contrario, ya lo hubieras hecho”.

Coordinadora en la revista G de Gestión e integrante del podcast de economía y negocios 'Actualidad Latinoamericana'. Escribo sobre management, agricultura, tecnología y emprendimientos. Bachiller en Periodismo por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Activa participante de los cursos del Centro Knight para el Periodismo en las Américas.