
“Los ingresos de las universidades tradicionales no están creciendo al mismo ritmo que sus costos”, sentencia Sebastián Riomalo, socio líder de Educación en McKinsey. La consultora ha analizado el crecimiento acelerado de la educación online en América Latina: quiénes lideran el mercado, cuánto espacio hay aún para expandirse y hacia dónde deberían enfocarse las casas de estudio con mayor trayectoria. ¿Qué se avecina en Perú?
¿Cuál es la situación de la educación online en la región?
A nivel de América Latina hay dos referentes que han avanzando en la educación online: Brasil y Colombia. En el mercado brasilero, el 70% de los nuevos matriculados eligen la modalidad a distancia versus la presencial. Un factor clave para este avance fue que la regulación se abrió más rápido a estos modelos, permitiendo que las universidades privadas crezcan más rápido en este espacio.
¿Y en Perú?
En el caso de Perú creo que es distinto. Aquí la participación de las grandes universidades privadas aún es importante: el 76% de los alumnos de pregrado están matriculados en algunas de ellas. Además, la regulación sobre las clases a distancias recién comenzó a abrirse en el 2020.
¿En cuánto crecerá la educación online?
Parte del estudio de Mckinsey revela que, en las grandes economías, la educación online crece a una tasa compuesta al año del 12%, mientras que la educación presencial a 1%. En Perú no es diferente.
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¿La tasa de crecimiento es más alta en Perú?
Te doy una tasa que incluye a Brasil, ahí el número de estudiantes que se inscriben a clases online crece entre 25% y 35% al año, en Perú podría ser más alto porque el mercado recién se ha abierto.
La comparación es solo frente a las universidades o también institutos
Una de las tendencias que vemos es la entrada de jugadores no oficiales que quieren participar en la educación continua, ofreciendo programas de alta calidad. Por ahora, la fortaleza de las universidades tradicionales es que dan el título oficial que, para ciertos empleadores es fundamental y eso, de algún modo, ha protegido el crecimiento de estas casas de estudio versus los entrantes. Lo que es claro es que el escenario futuro es más retador.
¿Han incluido en el reporte los emprendimientos de personas naturales que crean sus cursos o especializaciones virtuales?
No, pero si la incluimos, la data sería mucho más alta.
¿Qué plataformas digitales o centros online están liderando?
Hay que recordar que las universidades tienen como fortaleza el mundo del posgrado y pregrado, mientras que las plataformas compiten principalmente en educación continua. La pregunta es: ¿cómo las universidades se van a adaptar?
Solo Brasil, por ejemplo, tiene 32 millones de usuarios. Si lo vemos por plataformas, Platzi tiene 5 millones de usuarios y ha totalizado 12 millones de estudiantes. Crehana también ha llegado a los 5 millones de usuarios. Entonces, este modelo ya escaló y parte de lo que deben hacer las universidades es innovar en su producto, ofrecer la misma lógica y flexibilidad que los nuevos jugadores. Otros como Coursera o Udemy han apostado por aliarse con universidades para llegar a más estudiantes. Y otros como OpenEnglish, tienen una propuesta de valor muy definida: van a tener que ajustarse a la flexibilidad que pide el estudiante y competir más por precio.
¿Cuánto durará este auge de la educación virtual?
La data oficial es que seguirá creciendo en los próximos cinco años y una razón es que no anticipamos que el tema demográfico (un mayor número de personas de +30 años) vaya a tener un impacto. Tampoco es un mercado saturado, porque está incorporando a personas que en otras condiciones no hubieran estudiado más allá de los 35 años.

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“Anticipo muchos procesos de consolidación en Perú y Brasil”
¿Qué oportunidades de mejora tienen las universidades?
En mercados donde el crecimiento ha estado más acotado, como Argentina o Chile, vemos que las universidades tienen un interés más claro en otras avenidas de crecimiento como la educación continua y online.
Si el mercado aún no está saturado, ¿quiere decir que hay más jugadores en el horizonte?
Vemos intereses a nivel regional de participar en el mercado peruano de la educación superior. Básicamente porque hay muchos elementos atractivos: el crecimiento que está registrando y la idea de que aún tiene mucho por expandirse, y condiciones regulatorias más flexibles.
A nivel financiero, ¿cuál es la situación de las universidades tradicionales?
Vemos un menor margen financiero. ¿Cuándo ocurrió? No creo que haya sido de un solo momento, pero las tasas de crecimiento se han ido acotando, sobre todo, en aquellas cuya fortaleza eran las clases presenciales y, a medida que crecía la educación online, registraban crecimientos más lentos.
¿Cuál es la razón?
La razón de fondo es que están viviendo un espacio de acoplarse a las nuevas tendencias. Muchas de ellas tienen que generar un músculo de gestión y capacidad de transformación, porque los ingresos no están creciendo al mismo ritmo que sus costos. Por eso, el llamado es que las universidades se transformen incorporando la nueva tecnología.
Ante esta situación, ¿veremos más adquisiciones o procesos de consolidación?
Hay universidades que no quieren vender pero necesitan cambiar incorporando ese músculo de gestión más efectivo en términos de la estructura de costos. Y hay otras, que no quieren hacer todo el ejercicio de transformación y están siendo adquiridas por jugadores importantes. Lo que anticipo son muchos modelos de consolidación y crecimiento tanto en Perú, México, Brasil y Chile.
Entonces, aquellas universidades que solo apalanquen su crecimiento en nuevas sedes, ¿se están quedando atrás en la cola?
Aquellas que solo estén centradas en la infraestructura física deben entender qué lugar ocupará su propuesta online en su propuesta de valor, porque en los próximos cinco años la lógica actual del negocio no será la misma.
Luego de los cinco años de posible buen crecimiento, ¿qué se esperaría?
Anticipar el futuro siempre es difícil. Lo que sabemos con certeza es que se espera que la población siga envejeciendo. En el 2015, la edad promedio en América Latina era de 28 años, ahora está en 31 años. ¿Qué significa eso? Que habrá más personas mayores que probablemente tengan un perfil diferente: querrán seguir formándose, acceder a educación continua, pero será más difícil convencerlas de ingresar a programas tradicionales de pregrado.
¿Hoy el grueso del mercado sigue siendo jóvenes menores de 30 años?
Sí. El estudiante típico de pregrado presencial en América Latina está entre los 18 y 23 años. En cambio, los estudiantes de educación a distancia suelen estar más cerca de los 30 años. Demandan mayor flexibilidad y no pueden desplazarse todos los días. A medida que la población envejezca, los formatos híbridos y online seguirán creciendo.
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¿Qué ha jalado más el crecimiento: el pregrado o la educación técnica?
Si separamos entre presencial y modalidades virtuales, la educación técnica ha venido creciendo bastante en América Latina. Por ejemplo, en Chile la educación técnica está bien posicionada, con más de 150 mil estudiantes en instituciones que atienden solo ese segmento. En Perú también hay mayor interés por este tipo de programas, en parte por la promesa de obtener un título técnico en menos tiempo.
¿Y en el caso del posgrado?
Las maestrías crecen pero a un ritmo más acotado porque es un producto con mucha más competencia internacional, especialmente en el espacio virtual. Hoy hay muchas universidades extranjeras ofreciendo programas de posgrado en línea, lo que hace que esta avenida de crecimiento sea más difícil. El pregrado seguirá siendo el core del negocio educativo.
¿Y cómo se están adaptando los empleadores?
Las universidades más preocupadas por conectar con los empleadores están comenzando a desarrollar músculo de gestión para adaptar sus currículos. Hay jugadores que buscan generar titulaciones en alianza con las empresas, para que el contenido académico se alinee con lo que el mercado laboral. Parte del objetivo es tener mayor capacidad de reacción ante la demanda del mercado.
¿La internacionalización representa una oportunidad o un riesgo?
Si, pero también es un espacio muy competitivo. La mayoría de universidades locales aún no están bien posicionadas internacionalmente. Sin embargo, hay casos interesantes. Por ejemplo, algunas universidades en Ecuador están aprovechando este momento para atraer estudiantes de otros países y ofrecer doble titulación. Eso hace que los alumnos vean a América Latina como una región interesante para estudiar.
¿Son más las mujeres que se inscriben a la educación virtual?
Con la educación a distancia son más las mujeres que pueden acceder a educación. Muchas de ellas tienen el perfil de ser cabeza de hogar, entonces, requieren de un modelo flexible para capacitarse.
Potencial de la inteligencia artificial en la educación
La adopción de la inteligencia artificial generativa está transformando la experiencia educativa. “Según un estudio de Mckinsey, esta tecnología impulsará importantes innovaciones en productos y servicios educativos, con un impacto económico global estimado entre 120 mil y 230 mil millones de dólares en productividad. Esto podría representar hasta el 3,2% de los ingresos totales de la industria educativa”, señala Sebastián Riomalo, socio líder de Educación de Mckiseny.
Se identifican tres usos principales:
- Apoyo al estudiante: tutores virtuales y chatbots que refuerzan el aprendizaje y mejoran resultados.
- Herramienta para docentes: asistencia en la corrección de evaluaciones, retroalimentación automatizada e impulso a la investigación.
- Gestión institucional: optimización de recursos en contextos con márgenes financieros limitados, como en Perú y la región.

Coordinadora en la revista G de Gestión e integrante del podcast de economía y negocios 'Actualidad Latinoamericana'. Escribo sobre management, agricultura, tecnología y emprendimientos. Bachiller en Periodismo por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Activa participante de los cursos del Centro Knight para el Periodismo en las Américas.