
En un país donde el sector construcción es sensible a cada vaivén político y económico, pocas empresas familiares son las que logran sostenerse en este rubro. Ladrillos Diamante, con sede en Arequipa, es una de ellas que, tras varias décadas produciendo de manera artesanal, ejecutó un plan millonario para modernizarse.
“Este negocio lo llevamos en la sangre”, asegura Libertad Linares, directora ejecutiva de la firma y quien lidera la segunda generación al frente de la compañía. Desde sus inicios, el corazón del negocio ha sido la producción de ladrillos y cerámicos, pero la manera de producirlos ha cambiado radicalmente.
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Hace una década, Ladrillera El Diamante inició un viraje decisivo: pasar de la producción artesanal a un sistema altamente tecnificado, con hornos de quemado europeos, procesos automatizados y robots industriales. Hoy, cada pieza tiene un código que permite trazarla desde su moldeado hasta la entrega al cliente, con controles de calidad que cumplen con la norma ISO 9001.

La estrategia detrás de la transformación
La modernización de la planta se ejecutó en tres fases y demandó una inversión aproximada de S/ 40 millones. Las dos primeras etapas ya están en operación, lo que ha permitido alcanzar una capacidad de producción de 30 mil toneladas al mes, lo que se traducirá en una facturación anual de S/ 100 millones (si se logra una producción estándar en el año), estima Linares.
La última fase, en ejecución este año, consiste en la automatización del armado de paquetes antes del ingreso al horno de quemado. Esto no incrementará el volumen, pero sí optimizará la manipulación de las piezas, reduciendo daños y costos de mantenimiento.
“La inversión no solo nos permite producir más, sino garantizar una calidad uniforme y procesos más sostenibles. Usamos gas como combustible, reciclamos los residuos del proceso y cumplimos las normativas ambientales”, detalla la ejecutiva.
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Financiamiento con visión empresarial
El plan de modernización se diseñó en el directorio de la ladrillera y se financió mediante apalancamiento bancario. La empresa utilizó sus activos —las ladrilleras históricamente cuentan con varias áreas de terrenos para almacenar sus productos— como garantía, con un cronograma de pagos estructurado a siete u ocho años, sujeto al comportamiento del mercado.
La decisión de culminar la última etapa en 2025 es estratégico, dice Linares. Tras un 2024 con un mercado de la construcción deprimido por el encarecimiento del crédito hipotecario, la paralización de programas estatales como Techo Propio y la incertidumbre política, el 2025 parece ofrecer señales de recuperación y programas de vivienda activa en la sierra.
Cabe indicar que, de acuerdo a estimaciones de diferentes gremios, el sector construcción registraría un crecimiento moderado y sostenido de 3.8% este año, cifra superior en dos puntos porcentuales al registrado en el 2024. Este resultado se sustentaría en una recuperación progresiva de la inversión privada en 4.1%, especialmente en proyectos no mineros, así como en un aumento de la inversión pública en los tres niveles de gobierno.
Resiliencia en tiempos de crisis

No todo ha sido crecimiento lineal. A inicios de este año, una huelga de mineros ilegales bloqueó el sur durante dos semanas, obligando a la empresa a apagar hornos y reducir la producción diaria de 1,000 a 180 toneladas diarias, afectando así la facturación mensual. “Estuvimos a punto de parar la planta”, recuerda la directora ejecutiva.
Sin embargo, el alcance logístico logrado con la nueva capacidad les permite atender todo el sur del país, desde Moquegua y Tacna hasta Cusco, Puno y Juliaca, e incluso llegar a Ica en momentos de alta demanda.
“Nuestro objetivo siempre ha sido cubrir el sur del país. Hoy vemos que en la sierra sur se están autorizando programas de apoyo estatal que están consumiendo productos de arcilla, vamos a cubrir esa demanda”, asegura.
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Diversificación: el siguiente capítulo
Aunque la empresa seguirá enfocada en su “core” de cerámica, está desarrollando nuevos productos, como bloques para edificaciones y plaquetas como alternativa a muros de cemento. Además, el directorio —que desde 2021 cuenta con miembros externos— evalúa opciones de diversificación fuera del sector construcción.
No hay un anuncio oficial aún, pues las inversiones deben aprobarse no solo en el directorio sino también en el consejo familiar. “Estamos profesionalizando la empresa para preparar el camino a la tercera generación”, señala.
Este proceso no es de “manual único”, advierte Libertad Linares: “En una empresa familiar, el traje debe ser hecho a medida. Lo importante es que la nueva gerencia entienda y comparta el ADN de la familia”.
Libertad Linares: claves de una ejecutiva
Hoy, Ladrillera Diamante emplea a 420 personas de manera directa. La ejecutiva destaca que la perseverancia, la pasión y el compromiso del equipo han sido claves para superar épocas de crisis y bonanza.
“A un hijo no lo abandonas, y para mí la empresa es como un hijo. Lo acompañas en las buenas y en las malas”, dice.
- Perseverancia para los negocios: “es una cualidad que ayuda a cumplir con los objetivos”, refiere Linares.
- Pasión por lo que haces: “Si amas lo que haces, ya no es un trabajo, sino que te mueve la pasión y encuentras las formas para sostenerlo incluso si algo sale mal”.
- Factor humano: “Hay que acompañar al equipo y a la gente que se compra la tarea de hacer las cosas bien. Son ellos los que te ayudan a recorrer el camino en tiempos difíciles”, aconseja.
La apuesta por la tecnología, la disciplina financiera y la profesionalización del gobierno corporativo son, en conjunto, la receta que ha permitido a Ladrillera Diamante no solo sobrevivir, sino liderar en uno de los sectores más sensibles a la economía.

Coordinadora en la revista G de Gestión e integrante del podcast de economía y negocios 'Actualidad Latinoamericana'. Escribo sobre management, agricultura, tecnología y emprendimientos. Bachiller en Periodismo por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Activa participante de los cursos del Centro Knight para el Periodismo en las Américas.