
Desde sus orígenes como una apuesta estatal por la industrialización en la costa norte del país, hasta su transformación en un actor clave del acero bajo gestión privada, la historia de Siderperú refleja los vaivenes de la economía peruana en las últimas décadas. Entre crisis, reformas y nuevas inversiones, esta empresa se ha convertido en un termómetro del modelo productivo nacional.
En Perú, el desarrollo de la industria siderúrgica se remonta a la década de 1940. Durante el gobierno de Manuel Prado, se creó la empresa estatal Corporación Peruana del Santa (C.P.S) con la idea de industrializar toda la provincia de Santa (Áncash).
Entre sus proyectos más destacados se encuentran la construcción de la Central Hidroeléctrica del Cañón del Pato, la modernización del puerto de Chimbote, la mejora del ferrocarril Chimbote-Huallanca y la instalación de una planta siderúrgica en Chimbote. “Los inicios de la siderurgia en el Perú fueron estatales. En los años 40 se creó la Corporación Peruana del Santa, y en los 50, está impulsó la planta siderúrgica de Chimbote”, señaló a Gestión, José Manuel Carrasco, profesor de Historia Económica y Empresarial de la Universidad del Pacífico (UP).
Este impulso inicial coincidió con una tendencia global. Entre 1950 y 1960, el acero se consolidó como una industria estratégica en todo el mundo, lo que llevó a numerosos gobiernos a implementar sus propias siderúrgicas como parte de sus planes de industrialización y desarrollo económico.
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Cuando el acero era del Estado: Siderperú y su impacto en Chimbote
En ese contexto, en 1956 y bajo el liderazgo del presidente Manuel Odría, el Perú dio un paso decisivo con la creación de la Sociedad de Gestión de la Planta Siderúrgica de Chimbote y de la Central Hidroeléctrica del Cañón del Pato (SOGESA), que se encargó de gestionar la planta siderúrgica en Chimbote. “A lo largo de su historia, fue la planta más importante de la industria del acero y la metalmecánica en el país”, afirmó el historiador.

En 1971, la sociedad se independizó de la C.P.S. “Durante el gobierno de Juan Velasco, mediante el Decreto Ley N.º 19034, se creó Siderperú como una empresa pública descentralizada, separándose formalmente de la CPS”, explicó.
En esa década, se intensificó la intervención directa del Estado en la economía. Un ejemplo de ello fue la creación de Petroperú y la expropiación de diversas empresas. Se trató de un modelo de desarrollo basado en una fuerte conducción estatal.
“En los años 70 hubo crecimiento porque había empleo y aumentó el consumo per cápita de acero. En esa época, Siderperú representaba casi el 2% del PBI nacional y generaba el 70% del empleo industrial en Chimbote. Prácticamente todo el que trabajaba en la industria en la ciudad lo hacía en Siderperú. El Estado era, a la vez, el principal proveedor de acero y el mayor empleador”, recordó.
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Siderperú: rotación, deuda y crisis marcaron su camino a la privatización
En los año 70 y 80 hubo problemas en las organización porque hubo una alta rotación de los directivos. Por ejemplo, entre 1971 y 1984 alcanzan a tener trece presidentes del directorio y ocho gerentes generales. “El principal problema de las empresas públicas es que, en muchos casos, los funcionarios no cuentan con el tiempo suficiente para implementar las reformas necesarias. Es lo que ocurre actualmente con Petroperú”, señaló Carrasco.
La década de 1980 fue considerada una década perdida, marcada por una profunda crisis económica originada en los años 70, cuando varios gobiernos latinoamericanos comenzaron a endeudarse excesivamente mediante préstamos externos. “En 1983, las deudas de Siderperú llegaron a los US$ 100 millones. Si destinas tu capital o ingresos al pago de deudas en lugar de invertir en infraestructura o en el crecimiento de la industria, inevitablemente se generan menos ingresos, menos producción y menos empleo”, comentó.
Sin embargo, con la liberalización de la economía en la década de 1990, el país ingresó a un proceso de ajuste estructural y reducción del rol del Estado, lo que dio inicio al ciclo de privatizaciones, desarrollado entre 1992 y 2001.
En ese escenario, la privatización de Siderperú se concretó el 14 de febrero de 1996, cuando el Estado peruano vendió el 96.46% de sus acciones al consorcio Sider Corp., conformado por la empresa estadounidense Acerco (parte de Armco), Stanton Funding LDC y Wiese Inversiones Financieras. La operación ascendió a US$ 140.9 millones, de los cuales US$ 20.2 millones fueron pagados en efectivo.
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Crisis, reestructuración y renacer: la nueva era de Siderperú con Gerdau
Tras la compra, el consorcio enfrentó serios problemas financieros. La empresa tuvo dificultades para competir frente a las importaciones a bajo costo, altos precios de energía y una deuda creciente. En 1999, el Grupo Sudameris asumió la mayoría accionaria tras fusionarse con el Grupo Wiese, tomando control del proyecto.
En 2001, Sider Corp. se acogió al Chapter XI en Estados Unidos para reestructurar sus pasivos y solicitó prórrogas al Estado peruano para cumplir con los compromisos de pago. Ante el incumplimiento de los compromisos de inversión y la inacción del Estado, Siderperú ingresó a un proceso de reestructuración financiera.
Finalmente, en 2006, el grupo brasileño Gerdau adquirió una participación mayoritaria en Siderperú, comprando el 52% de las acciones y posteriormente aumentando su participación hasta el 90.3%, liderando desde entonces un proceso de modernización tecnológica.
“Gerdau es uno de los mayores productores de acero en América Latina. Tiene presencia en 14 países y fue fundada por el empresario brasileño João Gerdau, hijo de inmigrantes alemanes que llegaron a Brasil en la segunda mitad del siglo XIX (..) Una de las principales acciones de Gerdau ha sido modernizar la planta, reducir el personal y reestructurar los procesos de producción”, señaló.
Bajo su gestión, Siderperú se consolidó como uno de los principales productores de acero largo en el país y la región. Hoy, junto a Aceros Arequipa, es considerado uno de los pioneros de la industria siderúrgica en el Perú.

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Siderperú invierte, crece y apunta a un 2025 más rentable
En 2024, Siderperú invirtió alrededor de US$ 20 millones de dólares en la modernización tecnológica de su planta en Chimbote, aumentando su capacidad de procesamiento en un 12%. Esto permitió cerrar 2024 con un crecimiento en ingresos y un margen bruto mejorado (de 9% a 14.9% en el tercer trimestre), con ingresos brutos de S/ 628 millones en ese periodo.
La empresa proyecta un año con mayor demanda privada y expansión de sus canales digitales, especialmente a través de su plataforma Sider Express, que creció un 27% en 2024 y se espera que duplique ingresos en 2025.
Actualmente, se enfoca en atender tres sectores clave del mercado peruano: construcción (incluyendo la autoconstrucción), minería e industria. Solo el sector de construcción civil requiere cerca de 1,5 millones de toneladas de acero al año.
En el sector minero, no solo abastece de materiales a diversos proyectos, sino que también brinda servicios de reciclaje, una de sus principales líneas productivas. A comienzos de este año, la siderúrgica anunció un plan para automatizar el procesamiento de chatarra en su complejo de Áncash, con el objetivo de aumentar en 10% el volumen de producto terminado.
Más sobre Siderperú
- Planta. Siderperú cuenta con un complejo industrial en Chimbote (Áncash) que abarca 600 hectáreas y tiene una capacidad de producción anual superior a 750,000 toneladas de acero líquido.
- Producción. La empresa produce principalmente aceros largos, incluyendo varillas, barras, tubos y bolas para minería y construcción.
- Puerto de Chimbote. La siderúrgica posee un muelle propio que facilita la logística y distribución de sus productos, lo que representa una ventaja competitiva.
- Reciclaje. En 2024, inauguró un centro de reciclaje en Arequipa, sumándose a los centros que ya operan en Lima y Chimbote y alcanzando una recolección anual de 400,000 toneladas de chatarra con más de 200 proveedores.
- Exportación. El 98% de su producción está destinada al mercado peruano, con exportaciones puntuales principalmente a Bolivia
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Periodista de Negocios. Es bachiller en Ciencias de la Comunicación. Inició su carrera en Diario El Gobierno y desde 2023 trabaja en Diario Gestión, donde se ha especializado en temas industriales, tecnológicos y educativos. Ha ganado el premio Periodista "Revelación 2024" en ciberseguridad de ESET Perú.