
Una familia que llegó al Perú tras superar una de las etapas más oscuras del siglo XX construyó un sólido legado empresarial que evolucionó desde confeccionar prendas con una máquina de coser familiar hasta convertirse en un consorcio diversificado. A lo largo de varias décadas, esta organización familiar ha incursionado con éxito en sectores como el textil, el inmobiliario, gastronomía, la hotelería y el entretenimiento. Esta es la historia del Consorcio Carolina y el despegue de sus otros negocios en manos de los descendientes de la familia Rosenberg.
La familia que sobrevivió a los campos de concentración nazi
Su historia inicia con Carolina Guttman, quien llegó al país en 1948 junto a su esposo, don Edmundo Rosenberg, y su hijo Félix. Llegaron desde Hungría, siendo el único matrimonio en sobrevivir al holocausto.
“Llegué al Perú en mi condición de refugiada de los campos de exterminio nazi, junto con mi esposo Edmundo Rosenberg y mi hijo Félix, de apenas dos años de edad”, dijo la fundadora en una carta de agosto de 2001.
En el año de su llegada al país, en octubre, comenzaron, de manera artesanal y desde casa a realizar sus primeras confecciones usando solo una máquina de coser familiar, que los motivo a establecer un pequeño local.
En sus inicios, la tienda se ubicaba en lo que hoy es el Jr. Huancavelica, en el Centro de Lima, donde la marca se especializó en la alta costura para damas.
Sin embargo, debido al crecimiento acelerado de la empresa, buscan otro lugar más amplio y en 1959 instalan su primera planta de producción en Pueblo Libre.

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El timón que guió a Carolina a tener un norte
Posteriormente, en 1963, su hijo Félix Rosenberg, con tan solo 16 años, se incorpora al trabajo familiar, apoyando a sus padres en el desarrollo del negocio. Su compromiso con la empresa crece con el tiempo, hasta que en 1976 asume la dirección, tras el fallecimiento de su padre, un año antes.
Con una visión renovada, en 1977 la empresa da un paso importante al construir un nuevo local que incluye taller y oficinas, con una extensión de 3,000 metros cuadrados, también ubicado en Pueblo Libre. “Durante todos estos años, hemos posicionado la marca Carolina en los primeros lugares de la Alta Costura de Lima”, dijo.
Esta segunda etapa de la corporación crece en inversión de tecnologías, infraestructura, producción y proyección comercial. Luego, en 1997, se forma el consorcio Carolina.

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A inicios del siglo XXI, la empresa logró consolidarse en el mercado peruano, luego de superar diversas crisis económicas que afectaron al país. Esta etapa de estabilidad permitió que, en 2006, se inaugurara la primera boutique de sastrería femenina.
Con el paso del tiempo, y gracias a la buena acogida del público, se abrieron nuevas boutiques en Lima, en distritos como San Isidro y Miraflores, así como en ciudades del interior del país, como Arequipa y Huancayo. Así, se convirtió en referente en confección de uniformes corporativos, atendiendo a más del 60% del mercado nacional.
En 2008, tras el fallecimiento de la fundadora del Consorcio Carolina, el grupo inicia una nueva etapa bajo el liderazgo de sus descendientes. Con una visión más diversificada, se aventuran en rubros alejados de las telas, el diseño y la costura, incursionando en sectores hasta entonces inexplorados como el inmobiliario, el entretenimiento, restaurantes, la hotelería, entre otros rubros.
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El negocio inmobiliario del consorcio Carolina
Si bien la Constructora Concepción, empresa inmobiliaria del consorcio, se constituyó en 1979, su incursión en el sector se dio hace más de siete años.
Su primer desarrollo fue el proyecto “Las Villas de Bouganville Reque”, en Chiclayo, sobre un terreno de 29 hectáreas. El año pasado, en entrevista con este medio, la inmobiliaria dijo que en dicho terreno se edificarán hasta 1,800 casas de 120 m2. Al sur, el consorcio está desarrollando en Ica otro condominio en un área de seis hectáreas, en el que construirán hasta 300 casas.
Además de Ica y Chiclayo, el grupo está interesado en expandirse con nuevos proyectos inmobiliarios. Entre sus planes inmediatos está el desarrollo de su primer edificio de departamentos en el distrito de San Miguel. Dicha construcción residencial requerirá una inversión de US$ 100 millones.
Otra región en la mira del Consorcio Carolina es Arequipa, donde actualmente se encuentra en fase de estudio de mercado para determinar las características de las futuras viviendas a edificar. Esta se podría concretar entre 2025 y 2026.

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Restaurantes y hoteles, los negocios de los descendientes de la familia Rosenberg
En 2011, el consorcio ingresó al sector gastronómico con la apertura de su primer restaurante-cafetería bajo la marca Delibakery, en el distrito de Chorrillos. La iniciativa, impulsada por Félix Rosenberg, cuenta hoy con 11 locales y proyecta continuar su expansión, con planes de abrir nuevos establecimientos en el norte del país.
Además de Delibakery, el Grupo Carolina incursionó en el segmento de parrillas y carnes con su restaurante Texas Steakhouse El primer local abrió sus puertas en 2014 en Chorrillos, seguido por un segundo establecimiento en La Punta (Callao). Actualmente, la firma proyecta la apertura de un tercer local en San Isidro.
En tanto, la nieta de la fundadora del consorcio, Catalina Rosenberg Pino, se abrió paso de manera independiente a una nueva unidad de negocio, sin dejar de lado su presencia en la organización familiar. “Este es un negocio separado de la corporación”, argumentó.
Hace dos años, invirtió en el rubro hotelero en uno de los destinos más atractivos del país, el Lago Titicaca en Puno. El año pasado, la ejecutiva dijo a este medio que en 2023, Xima Hotels compartió la gestión del hotel del altiplano con el operador anterior para ganar experiencia. Desde el 1 de febrero de 2024 asumió el control total y renombró el establecimiento como Lake Titicaca Hotel.

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Félix Rosenberg, conocido como “el Rey de la tragamonedas”
El Consorcio Carolina ha sido descrito como un actor relevante en la industria de tragamonedas en Perú, y el hijo de la fundadora ha sido apodado el “Rey de los tragamonedas” por su influencia en el sector.
A principios de los 90, Félix Rosenberg, heredero de una familia dedicada al rubro textil, apostó fuerte al entonces muy incipiente negocio de los casinos de juego y tapizó varios distritos de Perú con máquinas tragamonedas.
Según medios locales, el empresario opera aproximadamente 111 salas tragamonedas en todo el país bajo sus marcas Money Money y Más Diversión.
Dato.
Actualmente, los clientes de Consorcio Carolina provienen de diversas industrias, entre las que se encuentran el rubro de fabricación, salud, transporte, consumo, servicios profesionales, hostelería, agencias del Estado y sector educativo.
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Redactor de Negocios con enfoque en Industrias, Tecnología y Educación. Anteriormente, exredactor de Economía en Diario El Gobierno. Desde el 2023 es parte de Gestión.