
En un contexto de terrorismo y crisis económica, Lima estaba marcada por las escasas franquicias extranjeras y locales de comida rápida. Bembos irrumpió en 1988 con una propuesta diferente: hamburguesas con sabor peruano, ingredientes nacionales y una identidad criolla inconfundible. Lo que empezó con una hamburguesería en Miraflores, se convirtió con el tiempo en un fenómeno urbano que conquistó paladares, cruzó continentes y desafía a grandes marcas mundiales.
En 1988, Carlos Camino y Dennis Melka pusieron el foco en: “diseñar una hamburguesa que fuese tributo a nuestros gustos”, según cita un caso de estudio de Incae. Esa fue la idea con la que nació Bembos. La propuesta se inspiró en una hamburguesería de sabores netamente peruanos. El producto, aparte de tener insumos nacionales, mostraba una identidad criolla muy marcada.
Su primer local, entre las avenidas Larco y Benavides en Miraflores fue un boom entre jóvenes y familias. Allí, el concepto rompía moldes: hamburguesas con huancaína, ají, lomo saltado y otras salsas tradicionales. El diseño del local era colorido, moderno y festivo, inspirado en el arte popular peruano. El color del local miraflorino contrastaba con la realidad que vivía el país, que desde la década de los 80 era víctima del terrorismo de Sendero Luminoso y MRTA.
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Terrorismo e hiperinflación ¿Cómo nació Bembos en plena crisis?
Corría 1988 y el Perú atravesaba una de las etapas más complejas de su historia reciente. El país estaba marcado por una crisis económica profunda, con hiperinflación, desabastecimiento y una política monetaria errática impulsada por el primer gobierno de Alan García. A esto se sumaba la violencia del terrorismo, con atentados frecuentes incluso contra locales comerciales.
Fue en ese escenario de incertidumbre cuando nació Bembos, una hamburguesería que apostó por un concepto diferente. Según Beatriz Rodríguez, historiadora empresarial, “las etapas de crisis son vistas como oportunidades de negocio por los empresarios más audaces”. Bembos no solo encontró una ventana en medio del caos, sino que sentó las bases de una marca que años después se convertiría en sinónimo de sabor peruano y resiliencia empresarial.
El salto de Lima al resto del país
Durante los años 90, Bembos inició su expansión a otras regiones del Perú. Ciudades como Arequipa, Trujillo y Piura fueron las primeras en recibir locales, adaptando la carta y el marketing a las preferencias regionales. La estrategia fue clara: mantener los productos emblema, pero dar espacio a la personalización local, que implicaba añadir ingredientes locales.
El crecimiento fue impulsado por un mercado más abierto, una clase media emergente y un sentimiento de identidad nacional en auge. Por ello, aperturaron en esa época, su segunda tienda, esta vez en el distrito de San Isidro. Mientras otras marcas extranjeras ingresaban al país, Bembos se posicionaba como la opción local con calidad pero con un sello distinto: el sabor peruano. La llegada de Burger King y Mcdonald, no lo quitaron de carrera, pero hicieron reñida la competencia.
Según Rodríguez Satizábal, no fue sino hasta el año 2005 - 2015 donde la presencia de KFC, toma más valor en la contienda, esto, debido a sus novedosas presentaciones de pollo frito.
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¿Por qué decidieron vender Bembos a Intercorp?
Aunque Bembos gozaba de buena aceptación en el mercado y había logrado posicionarse como una alternativa peruana frente a gigantes como McDonald’s y Burger King, sus fundadores tomaron la decisión estratégica de vender la marca a Intercorp en el año 2011.
Según la historiadora empresarial Beatriz Rodríguez, desde el lado de Bembos había una lectura clara: competir con marcas globales requería apalancamiento financiero y capacidad de expansión, algo que solo un grupo económico sólido y peruano podía ofrecer en el momento.
Para Intercorp, que aspiraba a convertirse en el grupo empresarial que brinde todos los servicios esenciales a los peruanos, el sector de alimentos representaba una apuesta segura, especialmente después de la crisis financiera global del 2008, que llevó a muchos inversionistas en América Latina a enfocarse en rubros más estables. Además, Rodríguez destaca un insight clave detrás de esta decisión: revalorizar la comida nacional y diferenciarse del modelo estadounidense de fast food, sabiendo el peso que tiene la gastronomía peruana como activo cultural y comercial.
Plan de expansión tras la llegada de Intercorp
La adquisición por parte del grupo Intercorp en 2011 marcó un punto de inflexión en la historia de Bembos. Con nuevos recursos financieros y logísticos, la cadena potenció su presencia en centros comerciales, fortaleció su red de franquiciados y modernizó su imagen.
Intercorp no solo apostó por más locales, sino por una estrategia digital sin precedentes en la compañia. Bembos apostó por la transformación digital con el lanzamiento de apps, la mejora del delivery y el uso de datos para conocer mejor al cliente, en sintonía con el auge de las plataformas online y el aumento de pedidos por internet en Lima y otras ciudades.
La marca también comenzó a explorar mercados internacionales. Si bien su presencia fuera del país ha sido limitada —con incursiones en India y Bolivia—, el hecho de internacionalizar una hamburguesería peruana ya representaba un hito para la industria gastronómica nacional.
“La rentabilidad del negocio se empieza a dar de manera sostenida a partir del 2000 y en forma creciente a medida que se iban abriendo más restaurantes en Lima y provincias. En el 2011, el ebitda store llegaba al 27% sobre las ventas”, cuenta Andrés García, ex CEO adjunto de Bembos y cofundador de Food Services Consulting.