De transportar mantequilla en lomo de burro a convertirse en una de las principales empresas del mercado lácteo peruano, Laive es una empresa centenaria que nació en Junín. A lo largo de los años, la compañía se adaptó a los cambios del mercado, comenzando como una hacienda y expandiéndose en Lima. A pesar de enfrentar crisis como la reforma agraria, que la impulsó a redirigir su enfoque, Laive logró consolidarse en lo que hoy es su fuerte: los productos lácteos, compitiendo con marcas como Gloria y Nestlé. Conoce su historia.
Nacida en Yanacocha, Junín, en la hacienda Laive Ingahuasi, donde se producía 8,000 litros de leche y 3,000 kilogramos de lana prensada a inicios del siglo XX.
El origen del nombre “Laive” no está completamente documentado, pero hay algunos alcances. Según José Manuel Carrasco, profesor de Historia Empresarial en la Universidad del Pacífico (UP), el nombre provendría de las iniciales de “Lácteos Industriales del Valle del Mantaro”, región conocida como el “granero del Perú” por su alta productividad agrícola.
Otra versión sostiene que el nombre surge de la fusión de los apellidos de los propietarios de la hacienda. Sin embargo, lo cierto es que la empresa tuvo sus inicios en Yanacocha, una zona rural del Valle del Mantaro.
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La historia de Laive, su comienzo en las haciendas
Esa hacienda no era la única; varios hacendados se dedicaban a la ganadería y la venta de lana, y fueron ellos quienes marcaron el primer paso en la transición de las haciendas hacia un modelo de empresa en la zona. En 1910, cinco hacendados de Yanacocha se unieron para fundar la Sociedad Ganadera del Centro S.A., liderada por empresarios importantes de la época como Domingo Olavegoya, Juan Valladares, Felipe Chávez, entre otros. La sociedad nació con un capital inicial de 50,000 libras peruanas, la moneda de la época.
“Esta sociedad redefine el concepto de las haciendas ganaderas, demostrando que pueden evolucionar y convertirse en actores empresariales clave”, dice el experto.
Una anécdota relatada por Carrasco sobre los accionistas que fundaron la sociedad que hoy conocemos como Laive, revela uno de sus primeros desafíos: mientras la junta directiva y la gerencia operaban desde Lima, las actividades productivas se desarrollaban en Junín, lo que generaba serios problemas de comunicación. Ante esta dificultad, decidieron invertir en sistemas de comunicación y en infraestructura para mejorar la conexión entre Lima y el centro del país. “Los primeros teléfonos en la zona (Yanacocha) fueron gracias a la sociedad ganadera del centro. Además, mejoraron las vías de acceso, ya que en ese tiempo los ferrocarriles con dirección a la capital transportaba solo productos mineros”, dijo.
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Reforma agraria y su foco en los lácteos
Hasta los años 30, la actividad principal de esta sociedad era la crianza de ganado ovino y vacuno. Del primero provenía la producción de lana—solo se vendía para el mercado extranjero—, negocio principal de la sociedad; y del vacuno se extraía la leche enfocada en la producción de mantequilla (para el mercado local), que era lo único que se podía transportar en esa época en lomo de burro hasta los mercados de Huancayo y Lima. Así, la mantequilla se convirtió en el primer producto comercializado con la marca Laive en el país.
Además, a medida que mejoraba la genética de sus ganados comenzaron a producir quesos, destacándose como la primera empresa peruana en producir queso en maduración y queso fundido.
En la década de 1960, la empresa inició su expansión territorial con la adquisición de un terreno en Ate, donde posteriormente instalaron las primeras máquinas para finalizar el procesamiento de los productos provenientes de las haciendas. Sin embargo, con la reforma agraria, estas fueron expropiadas, lo que impidió a la compañía continuar con el negocio de la crianza de animales. Ante este escenario, decidió fortalecer su división industrial en Lima y, en 1972, inauguró una planta procesadora de productos lácteos, que producía además del queso fundido, mantequilla y queso fresco, el novedoso yogurt.
Operando al comienzo exclusivamente en su planta industrial de Santa Clara, local que hasta la fecha funciona como sede principal, en la década del 80 amplió sus instalaciones fabriles hacia el sur del Perú (Arequipa y Tacna) donde también se elaboraban derivados lácteos.
En 1996 Laive inauguró su planta de evaporación de leche en Majes Arequipa, con la finalidad de optimizar los costos de producción. A la fecha, en Majes se procesa el 60% del acopio de la compañía a nivel nacional.
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Ingreso de socios chilenos, la clave del crecimiento inorgánico de Laive
En la misma década, Laive S.A. inicia su proceso de diversificación productiva al incursionar en el segmento de productos cárnicos mediante la adquisición de la Empresa Salchichería Suiza S.A.
Posteriormente, en 1994 ya no teniendo ninguna conexión con el centro del país se cambia de razón social a Laive S.A. y la empresa deja de llamarse Sociedad Ganadera del Centro S.A. Con ello, aparecían nuevos accionistas de origen chileno.
Según la memoria anual de Laive, en 1995, se incorpora al accionariado la empresa Santa Carolina S.A., dedicada a la producción y comercialización de vinos, y así construye su planta de productos UHT enfocándose en la elaboración de leches y jugos de larga vida. Si bien no hay información disponible de cuánto fue el porcentaje de acciones que adquirió, más tarde otra empresa chilena relacionada a Santa Carolina S.A. tendría una participación importante.
En 2008, Comercial Víctor Manuel S.A., filial de Watt’s, un conglomerado chileno que tiene empresas del sector alimentos como Promarca, Santa Carolina, entre otros, adquirió el 37.68% de las acciones de Laive.
El otro porcentaje similar está en manos de la familia Palacios, a través del holding peruano Valores Agroindustriales S.A. (Valor Agro). Si bien no hay información exacta de la fecha que adquirió las acciones, según los estados financieros de Laive, la empresa posee el 37.5% de la acciones.
De hecho, Aurelio Ignacio Palacios Mc Bride y Carolina Palacios Cisneros forman parte del directorio de Laive S.A., lo que indica la influencia de la familia en la gestión de la empresa.
También, un porcentaje mínimo (5%) le corresponde a la Fundación Cristina e Ismael Cobian E. El resto está en manos de terceros, ya que cotiza en la Bolsa de Valores de Lima (BVL).
En agosto de 2011, con la finalidad de mejorar su posición en el mercado de derivados lácteos, Laive adquirió Negociación Ganadera Bazo Velarde S.A., con lo cual logró una importante sinergia en la producción y comercialización de manjar y fudge, ya que la marca Bazo Velarde lideraba el mercado nacional de esas categorías.
EN CORTO
Hoy, Laive trabaja con más de 1,200 ganaderos locales y recolectando cerca de 100 millones de litros de leche en todas sus cuencas. Actualmente con 114 años en el mercado emplea a 1250 trabajadores y ofrece más de 300 productos.
Su actividad incluye el desarrollo, producción, procesamiento, venta, exportación e importación de productos lácteos, como leche, leche sin lactosa, leche de soja, mantequilla, yogurt y queso, entre otros.
En los primeros nueves meses de 2024, reportó ventas de S/ 566 millones en comparación con los S/ 558 millones del mismo período del año anterior, según Market Screener.
Actualmente, el presidente del directorio de la empresa es Francisco Moreyra Mujica.
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Redactor de Negocios con enfoque en Industrias, Tecnología y Educación. Anteriormente, exredactor de Economía en Diario El Gobierno. Desde el 2023 es parte de Gestión.
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