
Destrabar la productividad para ingresar a mercados aún inexplorados es una meta que el ministro de Economía y Finanzas (MEF), Raúl Pérez Reyes, subrayó durante la Expo Industria. “Una de las cosas que vamos a ver reflejadas el próximo año es un importante incremento para la actividad innovativa”.
¿Se trata de una aspiración o la historia ya evidencia empeños que desencadenaron en victorias? Christian Mesía, director de Investigación, Innovación y Responsabilidad Social de la Universidad Privada del Norte (UPN), hace un recuento en exclusiva para Gestión.
LEA TAMBIÉN: Un 70% de pasajeros se afectarían: la alerta de las aerolíneas tras posible nueva ley
Evolución de la investigación en el Perú
“Yo identifico una figura que trasciende en las Ciencias Sociales y llega, incluso, a las Ciencias Naturales: Julio César Tello”, inicia Mesía.
El especialista encuentra en la tesis de Tello —que la Universidad de San Marcos publicó en 1908— una articulación entre el conocimiento médico, la historia del país y la Antropología física. “Él buscaba evidencias científicas de la existencia de sífilis en el mundo prehispánico”, puntualiza.
Su exploración es uno de los primeros registros, documentados en el siglo XX, acerca de “campos que conversaban entre sí en el Perú”, remarca Mesía. Desde entonces, a Tello se le abrieron las puertas académicas primero en Estados Unidos y luego en Europa. A su retorno, en 1913, planteó y ejecutó proyectos de investigación arqueológica, desplegó obras de preservación nacional, fundó los museos arqueológicos peruanos y fue promotor y editor de importantes revistas especializadas.
“Perú empezó a ‘sonar’ mucho en artículos y libros científicos, [...] y las buenas prácticas internacionales llegaron al país y se empezaron a difundir. A partir de esto se generó una suerte de proliferación”, comenta el vocero de la UPN.
Para él, otro parteaguas en el desarrollo del pensamiento científico peruano es el Oncenio de Leguía.
“Durante el gobierno de Leguía se crearon organismos, se fortalecieron museos como centros de investigación. Al finalizar su mandato, se prosiguió con esta práctica de afianzamiento, no en una medida ideal, pero mucho mejor de lo que se veía anteriormente”.

LEA TAMBIÉN: Perú tendrá su Centro Nacional de Inteligencia Artificial, lo que se alista
Concytec, continuidad de la historia científica
Luego de reparar en estos primeros ahíncos, Mesía asegura que la continuidad de la investigación en el Perú, lejos de pluralizarse, ha recaído solo en el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec).
“Reconozco que el Concytec es una institución fuerte, pero puede serlo más”. En ese sentido, se pronuncia sobre la posibilidad de conformar un Ministerio de Ciencia y Tecnología.
“Puede sonar como algo muy importante el que la ciencia tenga un asiento en un Consejo de Ministros, que tenga voz y voto, pero lo que me preocupa es que, de ser un organismo netamente técnico, se convierta en uno con injerencias políticas”, detecta.
Daniel Alfaro, exministro de Educación (Minedu) y CEO de Pirka Consultoría, armoniza con esta perspectiva y califica el planteamiento como “populista”.
“No creo que armar un Ministerio de Ciencia y Tecnología sea la mejor opción. Hacerlo implica burocratizar el tema: va a absorber una serie de recursos que más bien se necesitarían para aumentar la inversión en investigación”, refiere.
En esa línea, sugiere como medida inicial el fortalecimiento del organismo. “Concytec está adscrito a la PCM, entonces posee un nivel de articulación con el resto de sectores para postar por la investigación”.
Al respecto, destaca que cada sector “tiene un instrumento dedicado a la exploración”; cita, entre muchos, al Instituto Geofísico del Perú (IGP) y al Instituto del Mar del Perú (Imarpe).

LEA TAMBIÉN: Más de 260,000 trabajadores del Estado tendrían más beneficios: detalles e impacto del anuncio de Arana
Atraso en las políticas públicas
El representante de la UPN aclara que sí hay un progreso en conocimiento; no obstante, lanza la disyuntiva: “Tenemos una interacción con otros científicos, una comunidad, un ecosistema de la ciencia, de la innovación; pero una cosa es avanzar en conocimiento y otra es avanzar en políticas públicas”.
Subraya que la ciencia que se realiza en el país camina gracias a los esfuerzos de las universidades, de la red de contactos internacionales y de las colaboraciones con los científicos externos. “Hay un desbalance”, resume.
Por ello, para seguir contribuyendo con la historia mientras la iniciativa pública despega, Alfaro recomienda movimientos a corto plazo.
“Es clave ver cuáles son los proyectos de mayor impacto para la aplicación de la investigación. Toda la investigación es buena y toda sirve, pero si solo hay concentración en la investigación básica, queda relegado el valor hacia la investigación aplicada”.
Invita, además, a convocar a instituciones que ya han atravesado experiencias internacionales. “Por ejemplo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM) y la OCDE son organizaciones transnacionales que ya tienen fórmulas preestablecidas, han acompañado a países en su desarrollo. Podemos convocarlas a través de convenios de asesoría, pero también de préstamos”, sustenta.
En cuanto al largo plazo, Alfaro cree oportuno afianzar las competencias en tecnología desde la educación básica y bajo un enfoque de género. En suma, generar “una cultura más ligada hacia el desarrollo de las ciencias”, menciona.
LEA TAMBIÉN: Trabajadores del D.L. 276: empleados del régimen del Estado tendrían más beneficios
El impulso en el sigo XXI
Además de la visión de Julio C. Tello y del mandato de Leguía, que duró desde 1919 hasta 1930, Mesía manifiesta que la Ley Universitaria en el siglo XXI fue decisiva para “poner al desarrollo de la ciencia en la palestra del sistema universitario”.
“Y no solo eso, sino del diálogo, porque la reforma universitaria lo que permite es que Concytec entre fuertemente a trabajar de manera conjunta con las universidades bajo el objetivo de fortalecer el ecosistema de innovación y ciencia en el mundo académico peruano”, narra.
Como se recuerda, la Ley Universitaria del 2014 —Ley 30220— se posicionó como un elemento legislativo capaz de regular el funcionamiento de las universidades públicas y privadas del país y apostar por el mejoramiento continuo de la calidad académica.
“A partir del 2015 o 2016, uno o dos años después de la aprobación de la Ley Universitaria, la producción científica de las instituciones de enseñanza superior empezó a destacar. ¿Por qué? Porque se priorizó la necesidad de contar con investigadores de planta, docentes investigadores y hubo más financiamiento para la ciencia, etc.“, enumera.
Aun así, el experto señala que han sobrevivido al tiempo las “prácticas que atentan contra la integridad científica”; uno de los casos es la compa de autorías.
“Necesitamos comités de integridad científica fuertes, necesitamos comités institucionales dedicados a la investigación, que permitan unificar y proteger el crecimiento sostenible dentro de las buenas prácticas de la producción de ciencia en el Perú”, eleva.

LEA TAMBIÉN: Perú ya no quiere incumplir con “techo” del déficit fiscal, por eso cambiará las reglas
Cultura científica en el ánimo colectivo
Alfaro coloca sobre la mesa otras cartas para facilitar el denuedo en la investigación.
“Para apalancar cambios de comportamiento dentro de la población, la comunicación es clave. Y la comunicación desde el lado de la tangibilidad. Es decir, no solo se trata de hacer una campaña de sensibilización o algunas ferias, sino de mostrar el impacto real”.
Toma en cuenta también la participación del empresariado: “Una salida es activar una mayor inversión privada en investigación a través de ciertos incentivos tributarios”. Con este punto coincide Mesía.
“El Concytec se fortalece y esto va de la mano con los nuevos parámetros de la Ley Universitaria para el robustecimiento de la investigación. Es una ‘triada’ si se toma en cuenta a las empresas y a los beneficios tributarios que pueden tener al invertir en innovación. Son tres elementos que han confluido ordenada y asertivamente”, finiquita.
