Si usted responde a los constantes cambios con un “¡no hay problema!”, en realidad está aceptando ser parte de este frustrante ir y venir.  (Foto: Shutterstock)
Si usted responde a los constantes cambios con un “¡no hay problema!”, en realidad está aceptando ser parte de este frustrante ir y venir. (Foto: Shutterstock)
Harvard Business  Review

Trabajar para un líder o un que siempre cambia de opinión es una experiencia exasperante pero común. He aquí varias estrategias que pueden ayudarle en esta situación:

1. Sea específico con sus preguntas

Si trabaja para un líder que siempre cambia de opinión, preguntar “¿Qué opina?” lo llevará rápidamente a una montaña de retrabajo.

Cuando se solicita retroalimentación general, la mayoría de los jefes encontrarán algo que cambiar o agregar. Es su responsabilidad dirigirlos hacia donde puedan ser más útiles. Definir el alcance de la retroalimentación es crucial.

Solicitar comentarios sobre algo específico le da a la mente acelerada de su jefe un lugar donde aterrizar. Cuanto más claro sea sobre el tipo de retroalimentación que está buscando, más eficiente y eficaz será su conversación.

Cuando piense en las preguntas específicas que podría querer hacerle a su jefe, puede ser útil considerar indicaciones como:

— ¿En qué es bueno mi jefe?

— ¿Cuál es el componente más urgente de lo que estoy discutiendo?

— ¿Qué podría potencialmente descarrilar el éxito?

— Al considerar todos los elementos de mi plan, ¿cuál tendrá el mayor impacto en mi éxito?

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2. Defina la fase de “edición”

En algunas industrias, como el video, la manufactura o la publicación, hay una fecha límite definida. En otras, no existe un punto de corte específico. Se pueden seguir haciendo cambios. Es costoso a largo plazo, pero a corto plazo, a menudo no hay consecuencias.

Este es el lenguaje que puede utilizar para definir un “período de evaluación” con su jefe: “En nuestras conversaciones iniciales, acordamos que el cronograma de X era nuestro objetivo. Eso significa que necesitamos tener toda la retroalimentación recopilada para Y. De lo contrario, no cumpliremos con nuestro objetivo, y eso resultará en Z.

Es probable que su jefe tenga una multitud de proyectos y cronogramas en su mente. Un simple recordatorio de cuándo finaliza la fase de “edición”, y lo que está en juego si se prolonga, es a menudo todo lo que un jefe aparentemente indeciso necesita para cerrar el ciclo con confianza.

Imagen: ShutterStock
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3. Opóngase amablemente

No querrá que lo vean como alguien que se niega al cambio, pero ceder constantemente a los caprichos de último minuto de su jefe tampoco le beneficia.

Si usted responde a los constantes cambios con un “¡no hay problema!”, en realidad está aceptando ser parte de este frustrante ir y venir.

Considere la posibilidad de oponerse amablemente utilizando un lenguaje como el siguiente: “Entiendo sus comentarios. Sé que ambos queremos que este (producto, proyecto, etc.) tenga éxito. Le agradezco que se haya tomado el tiempo para compartir su opinión. Me gustaría volver a centrarnos en nuestro objetivo de X. Ya hemos hecho varios cambios.¿Cree que la versión actual no logrará ese objetivo? ¿Y realmente vale la pena hacer este nuevo cambio, considerando que implicaría invertir (X cantidad de tiempo)? ¿O sería mejor utilizar ese tiempo para priorizar Y?”

4. Examine su propia resistencia al cambio

Algunos jefes cambian constantemente de opinión porque no reflexionan sobre sus directrices, no valoran el o no tienen claridad sobre el objetivo final. Sin embargo, muchos líderes cambian de opinión porque, aunque pueda ser frustrante y genere más trabajo para usted, las circunstancias lo justifican.

No querrá trabajar para un líder que nunca cambia de opinión. Los buenos jefes están dispuestos a probar algo diferente, trazar un nuevo rumbo o corregir un error. El cambio forma parte del progreso. Si cada pequeña “edición” le genera una respuesta de lucha o huida, vale la pena explorar la raíz de su resistencia.

Por: Elizabeth Lotardo

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