
La generación Silver Age, conformada por personas de entre 50 y 70 años, representa un segmento poblacional con una contribución significativa al crecimiento empresarial. Este grupo posee una vasta experiencia y conocimientos que, si se actualizan y aprovechan adecuadamente, pueden prolongar y potenciar su impacto positivo en la economía nacional.
Una inversión estratégica
La inversión en la actualización de conocimientos (upskilling) o en la reconversión profesional (reskilling) de la población entre 50 y 70 años es una apuesta estratégica para las empresas. Más allá de una mejora operativa, se trata de reconocer y activar el valor de un capital humano con visión sistémica, criterio maduro y capacidad de liderazgo.
Los beneficios son múltiples:
- Retención de talento: actualizar las habilidades de los trabajadores mayores permite conservar colaboradores clave, reduciendo costos de rotación y pérdidas de conocimiento tácito.
- Mentoría y legado: estos colaboradores pueden actuar como mentores naturales para los más jóvenes, transmitiendo buenas prácticas, cultura institucional y valores organizacionales. Este proceso de transferencia intergeneracional fortalece el legado de la empresa, consolidando su identidad y propósito.
- Cultura empresarial sólida: la presencia activa de ejecutivos Silver Age con habilidades vigentes contribuye a preservar los valores de la empresa, haciendo su cultura más diversa, colaborativa y orientada al aprendizaje continuo.
- Resiliencia e innovación: la combinación de experiencia con habilidades actualizadas crea equipos más resilientes y capaces de enfrentar cambios tecnológicos y estratégicos con mayor criterio y flexibilidad
El aporte económico
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INE), al año 2024 la población de adultos mayores (60 años a más) en el Perú asciende a 4’747,803 personas, lo que representa el 13.9 % de la población total del país. Dentro de este grupo, se estima que cerca de 2.5 millones tienen menos de 70 años, lo que indica una proporción significativa de ciudadanos aún en edad productiva, pero no aprovechada en su magnitud. Y, de ellos, se calcula que 1.5 millones mayores de 60 años están empleadas, superando incluso los niveles previos a la pandemia. Estas cifras reflejan su disposición y capacidad para seguir contribuyendo al desarrollo del país.
En términos de aporte al consumo privado —una de las variables del cálculo del PBI desde la perspectiva del gasto—, si se considera que el ingreso promedio mensual de un adulto mayor es de aproximadamente S/ 1.379,5, y se multiplica por el número de adultos mayores empleados, se obtiene una contribución superior a los S/ 21.000 millones anuales. Esta cifra podría incrementarse aún más si se implementan políticas que fomenten la formalización y el empleo de calidad para este grupo etario.
Más difícil de medir, pero con impactos evidentes en la economía, es el potencial que representa este grupo si se sabe cultivar. Su activación traería consigo:
- Aumento de la productividad: el upskilling mejora la eficiencia de los trabajadores mayores, lo que se traduce en un mayor aporte al PBI y en una fuerza laboral más competitiva.
- Reducción de la dependencia económica: permanecer activos en el mercado laboral reduce la presión sobre los sistemas de protección social y permite que los adultos mayores sigan contribuyendo mediante impuestos y aportes.
- Fomento del emprendimiento sénior: la actualización de conocimientos también impulsa el emprendimiento en este segmento, que combina visión estratégica con experiencia práctica.
Talento sin fecha
La generación Silver Age representa un recurso humano valioso que, con el apoyo adecuado, puede seguir contribuyendo de manera significativa al desarrollo económico del país. Promover su inclusión activa, la formalización laboral y la actualización de habilidades no solo beneficia a este grupo, sino que también fortalece la cultura organizacional, impulsa la innovación y consolida el legado empresarial.
Aprovechar su potencial no es solo una respuesta a la transición demográfica, sino una apuesta estratégica que el Perú no puede postergar. Para ello, la preparación debe anticiparse al retiro: potenciar sus capacidades a tiempo es clave para generar impacto.
