
La historia comenzó en Talara, Piura, pero tomó forma en Lima. Era el 2007 y María había dejado su ciudad natal para abrir su primer local en la capital peruana, sin imaginar que su pastelería tradicional iba a escalar gracias a los datos. En 2020, en plena pandemia, empleaba a 100 personas; hoy el equipo bordea los 600, impulsado por una expansión acelerada: a su cadena María Almenara se sumaron la adquisición de Las Delicias (juguería) y el lanzamiento de Silvestre, una propuesta que -de hecho- nació a partir de un estudio desarrollado junto a la Universidad de Harvard.
No hay duda que han encontrado su propia receta, y quizá el ingrediente más decisivo ha sido la innovación. Algunos especialistas hasta la consideran una startup por su acelerada expansión y por el uso intensivo de tecnología. La marca pasó de ser una pastelería tradicional a convertirse en una “pastelería gestionada con datos”.
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En 2019 dieron el gran salto: desarrollaron un proyecto con el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés) utilizando inteligencia artificial predictiva —cuando la generativa aún no existía— para planificar su demanda. A ese primer experimento se sumaron otros tres proyectos con el MIT y tres con Harvard, incluido un estudio sobre el royalty para el lanzamiento de Silvestre, su nueva marca. “La finalidad era comprender los insights del consumidor”, recuerda Carlos Armando de la Flor, CEO de María Almenara, quien se integró a la empresa familiar en 2018.
“Hoy tenemos una relación muy cercana con la academia, ellos nos estudian, nos comparten puntos de vista más amplios y, a partir de ello, validamos o corregimos nuestras decisiones”, explica a G de Gestión.
Este año, Harvard y el MIT volvieron a seleccionarlos para continuar las investigaciones conjuntas. Empezarán un nuevo proyecto este mes y esperan tener para mayo del 2026 los resultados, confirma de la Flor.
“Quizá tengamos un comportamiento de startup”, dice el ejecutivo. La compañía familiar no se cansa de probar, validar, corregir...“eso es lo que hace que un negocio tan tradicional tenga hoy mentalidad de innovación. Todo eso nos da atributos para ser una gran corporación”, asegura.

Más tiendas, más tecnología
Cuando Carlos Armando de la Flor llegó a María Almenara en 2018, la empresa ya tenía once años de historia, pero no tenía aún una mirada tecnológica. El mundo corporativo al que había estado relacionado por varios años le dio la capacidad de convertir el creciente volumen de información de la pastelería en una ventaja competitiva.
“Venía con un expertise más digital, donde cada dato es valor para nosotros", recuerda el ejecutivo. Así, comenzaron a utilizar la tecnología para liberar capacidades. Con mejor planificación de la demanda —basada en data— la empresa optimizó su flujo de caja, ajustó sus compras de insumos y redujo la rotación de personal a niveles diez veces menores que el promedio del sector, asegura de la Flor. Esa estabilidad permitió algo poco usual en la industria gastronómica: pagar sueldos más altos y construir un equipo fiel a la compañía.
“Nuestra ventaja no es la torta de chocolate, es nuestra cultura”, resalta. Combinaron a la perfección la pasión de María, la fundadora, con sus más de 30 mil horas perfeccionando la pastelería, y la visión estratégica y tecnológica de De la Flor.
Hacia el 2030, la empresa trabaja en el diseño de soluciones que respondan a dinámicas laborales futuras. Una de ellas es la posible reducción de las jornadas laborales.
“Si algún día la jornada baja de 48 a 40 horas y la gente quiere seguir ganando lo mismo, necesitamos anticiparnos”, dice De la Flor. La solución, explica, pasa por aumentar la eficiencia mediante herramientas tecnológicas que permitan sostener resultados sin afectar al equipo. En esa línea anunciaron una alianza con Microsoft, pues la compañía fue seleccionada globalmente para desplegar Copilot en toda su organización. En concreto, “incorporarán 1800 agentes de IA en los próximos meses para transformar integralmente sus procesos, desde atención al cliente a la planificación de demanda y supply chain entre otros. Se propone así acelerar su crecimiento hacia 100 tiendas en 2030″, informaron en un comunicado.
“Buscamos que la gente tenga más tiempo para su familia, para su salud mental. Esa es nuestra visión a futuro”, agrega el CEO.
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Expansión y nuevo enfoque: salud mental
La compañía familiar —ganadora del premio EMA Empresas Familiares en la categoría Unidad y Liderazgo con Propósito— mantendrá en el corto plazo su apuesta por la expansión local antes de planificar su internacionalización (Nota: en el 2020 anunciaron que llegarían a nuevos países en un contexto de convulsión social local durante el gobierno de Pedro Castillo). Su primera tienda en Arequipa abrirá en el primer trimestre del 2026 y la hoja de ruta contempla llegar a más provincias. “En Lima también hay oportunidad de seguir creciendo”, sostiene el CEO. Este mes inaugurarán, además, su primer local en el Centro Histórico de Lima.

“Se vienen más aperturas de nuestras tres marcas (María Almenara, Silvestre y Las Delicias). Las tres crecerán en los próximos meses. Hemos abierto un promedio de 10 tiendas al año; creemos que nos mantendremos o incluso podríamos superar esa cifra”, adelanta.
Aunque la historia de María Almenara siempre estuvo anclada en el propósito de “alegrar corazones”, un concepto que no nació del marketing —la empresa jamás ha hecho promociones o descuentos porque “no está en nuestro ADN”—, ese espíritu los está llevando a tratar de resolver otro problema social: la salud mental en jóvenes. Desde el 2026, la compañía desplegará un programa de bienestar emocional en colegios públicos cercanos a sus tiendas, con el objetivo de reducir el bullying, atender casos de ansiedad, formar redes de apoyo y trabajar con docentes y estudiantes de la mano de ONG, psicólogos y colaboradores que donarán el 1% de sus horas laborales.
“Queremos llevar esa conexión que logramos en nuestras tiendas hacia las aulas, porque nadie come una carrot cake llorando y porque el bienestar, emocional y nutricional, es una misión que trasciende la pastelería”, afirma De la Flor.
“Para nosotros, pagar impuestos y generar empleo de calidad no basta, también debemos contribuir a resolver un problema social relevante. Por eso este programa será un eje clave desde el 2026”, reflexionó.

Coordinadora en la revista G de Gestión e integrante del podcast de economía y negocios 'Actualidad Latinoamericana'. Escribo sobre management, agricultura, tecnología y emprendimientos. Bachiller en Periodismo por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Activa participante de los cursos del Centro Knight para el Periodismo en las Américas.









