Si bien la coctelería peruana logró sus mayores desarrollos acompañando a la cocina en las barras de los principales restaurantes, son ahora los bares con puerta propia a la calle los que están colocando a Lima en la boca de los mayores entusiastas globales del rubro, y por mérito propio. Nuestros bares y bartenders han pasado un acelerado proceso de maduración y ahora los acompaña una genuina sed de diferenciación y nuevas ideas, que está haciendo que el reconocimiento sea finalmente posible. Estas son tres de las propuestas más celebradas, claramente no las únicas, en una ciudad que abraza la gastronomía bebestible con tanto entusiasmo como hacía con la cocina hace unos años.