Socio de LLYC. Coctelero aficionado
Barcelona hoy no es solo capital de Cataluña, sino del mundo en cuanto a coctelería se refiere. Talentos de diferentes países y bagajes despliegan propuestas con personalidades únicas y diversas. Una reciente visita de fin de semana sirvió para conocer más de lo que está ocurriendo allí.
En Eixample, una pequeña cola anuncia la presencia de Sips, ‘drinkery house’ fundada por Simone Caporale, ex Artesian Bar de Londres, y Marc Álvarez, que trabajó con los Adrià. El local integra las estaciones de trabajo con un salón pequeño, de iluminación muy tenue. Cada cóctel cuesta 14 euros y es un despliegue de estímulos. En el Sgroppino, varios ingredientes vienen en forma de un sorbete que, al derretirse, hace único cada trago. En el Paint It, Black, se debe lamer la lengua de los Rolling Stones escarchada en el vaso y, en el Ron Coco, la sombrilla decorativa es un bocadillo de piña y chocolate.
También en Eixample, la experiencia coctelera cambia por completo en Dry Martini, un bar inglés con maderas, cuero y personal de impecable blanco. Martinis y parientes cercanos (como el Martínez o el Adonis) muestran la seriedad esperada, mientras que el menú trae un aire más fresco y diverso en cócteles como el Da Vinci o el Amazon. También hay sitio para alguna excentricidad con artificio técnico, como el The Pipe, que recorre la barra humeando desde una vajilla en forma de pipa.
Pasar de Eixample al Raval es un cambio radical de escenario y también de estilos cocteleros. La propuesta de Two Schmucks, el bar más afamado del barrio, es de una estética “gamberra”, pero con una carta a la que no le faltan cócteles sutiles como el Dirty Calva-tini o el Amatriciana. En octubre pasado, a días de haber dado el salto al número 7 de The World’s 50 Best Bars 2022, gran parte del equipo fundador se marchó en conflicto con los socios inversores. En reemplazo de Moe Aljaff y de AJ White, los “dos estúpidos” fundadores que dan nombre del bar, quedó a cargo la francesa Pom Modeste, que está haciendo un excelente trabajo para sostener e, incluso, mejorar la experiencia. Todos los cócteles salen a 11 euros.
DATO
Mariposa Negra, en El Born, destaca por sus cócteles coloridos, servidos en vajillas artesanales, y por su vermut de la casa, herbáceo y mentolado.
CLAVES
Tiki-libanés. A la vuelta de la esquina de Two Schmucks está Dead End Paradise, abierto a inicios de año.
Sensorial. Se autodefine como un “paraíso hedonista fluorescente” y recomienda elegir qué beber, guiado por los colores y texturas de la carta.
Cabeza. Su fundador es Jed Ballaout, que abrió el Dead End Paradise de Beirut luego de perder su anterior bar por las explosiones en el puerto en 2020.