Ignacio Quintanilla

¿Y qué le dirías a alguien que se siente solo? Habla, compartir lo que te pasa es entregar.

Sí, le diría eso, habla, compartir lo que te pasa es entregar. Hemos oído muchas veces hablar de “la soledad del líder”, como si fuera inherente al rol de ser líder tener ese sentimiento de estar aislado de todos. Y eso no es verdad.

Un líder cercano no es el que escucha las circunstancias a resolver de las personas de su equipo. No. Un líder cercano es el que comparte con el equipo sus propias circunstancias a resolver, sus preocupaciones, sus sentimientos, sus alegrías y sus tristezas.

Seguro habrán escuchado a algún padre o madre comentar que sus hijos no les cuentan sus cosas. Pero cuando les preguntas si ellos les cuentan sus cosas a sus hijos, entonces aparece un largo silencio. Queremos que nos digan si pelearon con alguien en el cole o si discutieron con su pareja, pero nosotros no les contamos cuando discutimos con alguien en el trabajo o si tuvimos algún disgusto con un cliente.

Lo que pasa es que hablar y compartir sentimientos nos hace vulnerables. Y no queremos serlo. Porque queremos que nuestro equipo o nuestros hijos nos vean como líderes perfectos con todas las respuestas y sin sufrimientos. Pero eso no es verdad. Es más, eso no existe.

Por otro lado, ¿cuánto hablo y comparto con mi líder lo que me pasa?. Algunas veces decimos que nuestro jefe no nos entiende, o que nos tiene abandonados. Y eso acumula sentimientos negativos en esa relación. ¿Hemos probado a hablarlo?, ¿decirle lo que estamos sintiendo?.

¿Y con nuestra pareja no hacemos lo mismo?, ¿o con nuestro mejor amigo?. Callamos lo que nos incomoda. No ponemos el tema delante para hablar sobre él hasta que ha crecido tanto que estalla y deja de ser controlable.

Los sentimientos negativos en las relaciones personales son como un globo que se infla y se infla. Cuando hablamos sobre ello, lo desinflamos. Pero cuando no, seguimos inflando hasta que revienta. Lo malo es que cuando revienta ya hemos destruido la relación.

Increíble que pase todo eso cuando es tan sencillo desinflar el globo. Porque sólo hay que hacer una cosa. Hablar de ello. Sin miedo a ser vulnerable.

Ser vulnerable sólo te hace más humano y más cercano. Cuanto más vulnerable eres más persona eres. Da vértigo cruzar la línea de la vulnerabilidad. Pero cuando la cruzas descubres que nunca has estado solo. Que le importas a muchas personas. Y sobre todo, empiezas a querer y ser querido mucho más que antes.

Podríamos definir así el liderazgo. La capacidad de querer y ser querido con tu equipo.

Por eso, si quieres crecer en liderazgo, habla, compartir lo que te pasa es entregar.