Socio de Vinatea & Toyama
A veces, no se les da importancia a las formas, porque supuestamente basta el fondo para que algo esté bien o mal. No siempre es así, las formas sí importan y a veces son tan o más importantes como el fondo.
El Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) ha emitido el D.S. 001-2022/MTPE, reglamentando la Ley 29245 (Ley de Tercerización). En verdad, se trata de una modificación de la propia Ley, que nunca buscó prohibir tercerizar “actividades nucleares”. La Ley es clara y no hay nada en su redacción que sugiera que no se pueda tercerizar cualquier actividad, por lo que el D.S. ha ido más allá de la Ley, además de violar las libertades de empresa y contractual reconocidas por la Constitución.
La discusión acerca de la legalidad e inconstitucionalidad del D.S. se dará pronto y hay razones suficientes para concluir su invalidez, así como el efecto negativo de esta regulación para los trabajadores. Pero no debemos olvidar que la actuación de la ministra de Trabajo en el proceso no habría sido la mejor. Ella intentó imponer la discusión de la reglamentación de la tercerización en el Consejo Nacional del Trabajo (CNT), pero tanto trabajadores como empleadores le hicieron ver que en el CNT las materias se discuten y no se imponen. Por ello, la propia ministra propuso volver a reunir al CNT para discutir una agenda que incluía a la tercerización.
Dos semanas después, no solo no convocó al CNT y se postergaron las reuniones de coordinación que el ministerio propuso, sino que publicó el D.S. a las diez de la noche en una “edición extraordinaria” del diario oficial. La ministra no le dio ninguna importancia al CNT ni a los compromisos asumidos por ella. Ahora parece sugerir que impulsará el incremento de la remuneración mínima vital y el código de trabajo prescindiendo del CNT, evitando el diálogo y la participación social. Ojalá que no.
Intentando una justificación, un funcionario del Ministerio de Trabajo declaró hace poco que el D.S. no requería pasar por el CNT, porque lo urgente era “hacer cumplir la constitución y la ley”. Curiosa forma de hacer cumplir la ley y la constitución, violándolas con un D.S. Pero peor es tratar de justificar el incumplimiento de compromisos de diálogo con explicaciones como esa. Y no es cierto que la única solución a los problemas que la norma pretende eliminar sea prohibir las “actividades nucleares”. Había otras alternativas.
Un “Gobierno del pueblo” debería escuchar, conversar, intentar consensos en diálogos tripartitos, no imponer. En el diálogo social la única regla formal es el diálogo. Y este sí importa, porque mediante él se abre el espacio para encontrar soluciones en democracia, evitando caer en ilegalidades y arbitrariedades, como la que acaba de imponérsenos.