(Foto: Difusión)
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Por Luis Ortiz, supervisor de Deal Advisory en KPMG en Perú

Actualmente, nuestra sociedad está pasando por una de las situaciones de incertidumbre más desafiantes en los últimos años. La a raíz del virus es, ante todo, una emergencia de y, gestionar su impacto junto a limitar su propagación, genera una disrupción social, comunitaria y comercial sin precedentes. La economía mundial, el mercado financiero, y las empresas (indistintamente del tamaño y fase de crecimiento) se ven afectadas de alguna manera con previsiones de crecimiento no muy alentadoras para el cierre del presente año.

En el mundo de valorización de empresas, detalles como la incertidumbre y la magnitud del impacto de la crisis, representan un gran reto al momento de determinar el valor de un negocio. Dependiendo de la industria en la cual se desempeñe la compañía se deberán considerar factores como el posicionamiento de la compañía y la evaluación del impacto en la demanda y oferta en el producto o servicio que ofrece; la habilidad para poder operar durante el impacto (por ejemplo, ¿el negocio es considerado esencial? o ¿los trabajadores pueden seguir operando a través del ?); la naturaleza de los ingresos; el nivel de solvencia de sus clientes; habilidad para controlar los costos y el flujo de caja de la compañía; la cadena de suministros; el nivel de liquidez, solvencia y endeudamiento; la capacidad para recuperar los niveles de ingresos esperados después de la pandemia y el impacto en la compañía del plan de estímulo económico para la contención del virus y

Por otro lado, como resultado del recorte de las tasas de interés de la de los Estados Unidos, la tasa libre de riesgo tendrá un efecto a la baja en la estimación de la tasa de descuento. Sin embargo, en el mercado financiero se puede observar claramente la percepción de mayor riesgo por parte de los inversionistas. Esto se traduce en un incremento en el indicador de riesgo país, costo de apalancamiento (la compañía podrá verse afectada por el deterioro en su calificación crediticia incrementando el riesgo de default) y la prima de riesgo de mercado. En el último informe emitido por (al 31 de marzo del 2020), la prima de riesgo de mercado incrementó 50 puntos básicos llegando a un valor de 6.5% comparado con el estimado de diciembre del 2019 (6.0%).

Las valorizaciones al 31 de marzo del 2020 marcan el primer periodo en el año en el que se conoce el alcance del impacto del Covid-19, pero donde no se han realizado un análisis exhaustivo de su posible impacto en el flujo de caja y las potenciales acciones para mitigar el efecto negativo. Asimismo, los riesgos inherentes en sectores específicos pueden variar y los participantes de cada sector pueden adoptar diferentes perfiles de recuperación. Luego de este periodo, se puede obtener más información la cual nos permitirá realizar valorizaciones posteriores que incorporen con mayor precisión este efecto; sin embargo, recomendamos a las empresas que inicien procesos de valorización antes de lo habitual y con mayor frecuencia.

En este proceso, por ejemplo, las evaluaciones de pruebas de deterioro de activos no monetarios serán objeto de escrutinio en las próximas auditorías de estados financieros. La evidencia de la razonabilidad y sustento de la información financiera proporcionada será crítica. Los auditores quedarán a la espera de que las empresas demuestren un balance apropiado en la evaluación de riesgos entre la tasa de descuento y los flujos de efectivo.

Finalmente, dada la incertidumbre actual y la información limitada para evaluar el impacto inicial en las valorizaciones, es recomendable plantear escenarios alternativos, los más realistas posibles, y sensibilizaciones con rangos que reflejen la dimensión del impacto de las principales variables externas e internas que afectan a cada uno de sus negocios. Realizar este tipo de análisis con antelación permitirá elaborar un plan acorde a cada compañía y facilitará la toma de medidas preventivas con el fin de evitar grandes pérdidas futuras.