(Foto: Archivo GEC)
(Foto: Archivo GEC)

SUCESIÓN. Hoy se cumple 1 año desde que el expresidente Pedro Castillo intentó dar un golpe de Estado, al anunciar en televisión nacional su decisión de “disolver temporalmente el Congreso [...] e instaurar un Gobierno de emergencia excepcional”, “reorganizar” el sistema de justicia y convocar “en el más breve plazo a elecciones para un nuevo Congreso con facultades constituyentes para elaborar una nueva Constitución”.

Felizmente, aun con todas sus debilidades, nuestras instituciones democráticas funcionaron entonces y lograron frenar ese burdo intento de quiebre de la democracia. Desde entonces, sin embargo, y pese a sus promesas iniciales de trabajar por recuperar la estabilidad política y económica, el Gobierno que ha tomado las riendas del Ejecutivo no tiene muchos logros concretos que señalar. Lejos de eso, de hecho, a un año de asumir el poder, el Gobierno de Dina Boluarte tiene varios frentes por los cuales preocuparse.

Por el lado del control de la crisis, no se supo contener con inteligencia y proporcionalidad las protestas de los primeros meses del Gobierno, lo que terminó por encender y radicalizar aún más a sus opositores. Nadie duda que hubo protestantes que cometieron crímenes y emplearon violencia injustificada. Al mismo tiempo, el que hayan fallecido más de 50 personas en condiciones aún no esclarecidas, algunas de las cuales ni siquiera habrían estado participando en las protestas, no es algo que pueda aceptarse como normal sino que merece ser seriamente investigado.

Es justamente por estos hechos que la fiscal de la Nación acaba de denunciar recientemente a la presidenta y a quienes resulten responsables por esas muertes. A un año de haber asumido su encargo, es evidente pues que el Gobierno no ha logrado conseguir la estabilidad política que anunció como objetivo. Menos si a esto se suman cosas como el fracaso del anunciado ‘Plan Boluarte’ contra la inseguridad, la falta de resultados concretos en los demás sectores, las acusaciones de supuestos aportes ilegales de campaña que habría recibido la presidenta según Henry Shimabukuro, o las denuncias sobre el involucramiento de su hermano en el Gobierno.

En el campo internacional, Boluarte tuvo un logro clave al conseguir que se le permita viajar al extranjero. En los viajes que hizo desde entonces, no obstante, distintos problemas han impedido que la mandataria concrete los encuentros bilaterales que se hubiesen esperado para promover la imagen de nuestro país. A veces tuvo que limitarse, incluso, a solo encuentros de pasillo.

Durante este primer año, el Ejecutivo no ha sido capaz de generar la estabilidad política necesaria para que los agentes económicos recuperen la confianza en nuestro país. Si la mandataria quiere que su primer aniversario no sea también el último, esta debería ser su principal preocupación en lo que viene.