Sin duda, todas las miradas están puestas en las políticas que adopte la administración de Donald Trump a inicios de este 2025. Los mercados de capitales, por su parte, siguen ajustándose al denominado ‘Trump trade’, que busca incorporar los posibles efectos de las propuestas en temas arancelarios, fiscales y migratorios, principalmente.
Por ahora, uno de los principales temores en el horizonte es que el posible incremento de aranceles y los recortes impositivos a las empresas, que podrían agravar aún más los niveles de deuda pública, conduzcan a una mayor inflación y tasas de interés más altas. En consecuencia, las tasas de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años han aumentado notablemente, en cerca de 100 puntos básicos desde los niveles de 3,70% registrados en setiembre pasado; mientras que el dólar se ha fortalecido alrededor de un 9% durante el mismo período y las estimaciones sobre la tasa de interés de la Reserva Federal (Fed) para fin de año han subido un punto porcentual (actualmente se ubica en 4%).
Bajo este escenario de posible continuidad de altos costos de financiamiento, fortalecimiento del dólar e incertidumbre por los potenciales efectos de las políticas comerciales y migratorias en el crecimiento global, se observa en los últimos meses una desvalorización generalizada de los activos de riesgo, como las acciones, la renta fija y las materias primas. Entre estas, el cobre destaca por su sensibilidad a los riesgos en China, principal objetivo de los mayores aranceles. La notable excepción ha sido la bolsa norteamericana, que, a pesar de la volatilidad, ha mantenido una tendencia alcista moderada debido al impacto positivo de menores impuestos y una mayor desregulación.
LEA TAMBIÉN: Flip inversiones: “Nos faltan tres años más de subida en el S&P 500″
Dicho esto, es bien sabido que los episodios de aversión al riesgo y alta volatilidad suelen generar oportunidades de inversión a mediano y largo plazo. Por ello, tras la reciente desvalorización de los activos, es probable que este caso no sea la excepción. Ahora bien, ¿qué catalizador impulsará la toma de posiciones por parte de los inversionistas? Aunque la respuesta no es fácil, el viejo adagio de los mercados, “comprar el rumor y vender la noticia”, puede ofrecer una pista.
Es probable que, conforme pase el tiempo y a medida que se conozcan las medidas concretas del gobierno de Trump, el mercado recupere cierta calma. Por un lado, no se descarta que las propuestas de Trump se moderen durante su implementación, ya sea por los efectos adversos que podrían generar en la economía estadounidense —como disrupciones en las cadenas productivas debido a mayores aranceles o fricciones en el mercado laboral ante eventuales deportaciones masivas de migrantes— o porque podrían ser utilizadas más como herramientas de negociación. Por otro lado, es previsible que el resto del mundo adopte una respuesta firme frente a las posibles políticas de Estados Unidos, especialmente en el caso de China, para evitar un impacto severo en el crecimiento económico global.
Por lo tanto, aunque es probable que la volatilidad se mantenga elevada en los próximos meses, el escenario actual y las perspectivas futuras genera oportunidades interesantes. En particular, los bonos comienzan a ofrecer nuevamente tasas de rendimiento atractivas, que podrían ser bien aprovechadas en un horizonte de mediano plazo. Estas tasas permiten a los inversionistas acceder a emisores de buena calidad (menor riesgo) sin sacrificar rentabilidad.
Por otro lado, se mantiene la expectativa de un desempeño relativamente favorable para la bolsa norteamericana. Sin embargo, también se destacan las bolsas de mercados emergentes. que se encuentran en niveles atractivos con un alto potencial de valorización. En la región, Perú está bien posicionado para el mediano plazo, respaldado por unos fundamentos macro que se mantienen saludables: baja deuda pública, sólidas cuentas externas, altas reservas internacionales, la recuperación de la actividad económica, las expectativas favorables para los precios del cobre y el oro en los próximos años. Además, hitos como la apertura del puerto de Chancay y la perspectiva de que el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) siga reduciendo sus tasas de interés. Así, conforme la aversión al riesgo global se reduce, los inversionistas podrían considerar tomar posiciones tanto en la deuda como en las acciones peruanas. Eso sí, es crucial que el escenario político interno respalde estas expectativas positivas, especialmente en un año preelectoral.
LE PUEDE INTERESAR
- Donald Trump y Elon Musk: el dúo que podría sacudir las bigtechs
- Nvidia, la rockstar que podría mantener su hegemonía por 25 años más
- Tendencias 2025: los 13 temas cruciales para el entorno empresarial peruano
Economista jefe de Credicorp Capital y Managing Director de Research. Es economista por la Universidad del Rosario, con maestría en Economía de la misma casa de estudios. Cuenta con 13 años de experiencia. Previamente se ha desempeñado en cargos de docencia, investigación académica y del sector financiero.
Comienza a destacar en el mundo empresarial recibiendo las noticias más exclusivas del día en tu bandeja Aquí. Si aún no tienes una cuenta, Regístrate gratis y sé parte de nuestra comunidad.