Spring, un restaurante londinense, decidió hacer un cambio radical: no usar más plástico. Se emplean recipientes de vidrio para almacenar los ingredientes y se han dejado de usar bolsas de plástico.

Además, sus proveedores entregan los productos en recipientes reutilizables. En el menú se ofrecen platos de temporada y sostenibles.

“Creo que el planeta se merece más cuidado y atención, y no creo que sea pedir demasiado. Para nosotros no ha sido difícil”, señala Skye Gyngell, propietaria del restaurante.

Invertir en alternativas ecológicas fue doblemente positivo, no solo se redujeron los costos, sino que también se contribuye a salvar el planeta.