
Las startup peruanas lograron un financiamiento total de US$ 47 millones en el 2024, monto que provino exclusivamente de inversionistas internacionales.
Así lo afirma la Asociación Peruana de Capital Semilla y Emprendedor (Pecap) en su último reporte, donde también precisa que se realizaron 33 transacciones y que el instrumento más utilizado fue la deuda.
No obstante, un dato relevante es que las startups dejaron de financiarse en la etapa semilla, como lo venían haciendo en años previos, y ahora lo hacen en la fase temprana.
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Según Pecap, en el 2024, 17 operaciones se ejecutaron en la etapa temprana y solo 5 en semilla; a diferencia del 2023 cuando fueron 12 y 24 transacciones, respectivamente.
La etapa semilla y la presemilla se caracteriza porque el financiamiento lo cubren los familiares del emprendedor, amigos o un círculo cercano, porque el producto está buscando ser validado por el mercado, señaló Javier Salinas, director del Centro de Emprendimiento e Innovación de la Universidad César Vallejo.
Sin embargo, sostuvo, en la etapa temprana, el emprendimiento sale a buscar recursos no solo de incubadoras o aceleradoras, sino de inversionistas institucionales, inversionistas ángeles más sofisticados.
Luis Narro, principal en Alaya Capital, argumenta que esta migración en el momento del financiamiento de etapa semilla a temprana responde a la oferta de recursos.
“El apetito de los inversionistas es ahora por compañías que tienen productos validados, mayor tracción comercial, más tiempo en el mercado. Quieren ver negocios tangibles”, subrayó.

Montos
Para Salinas, esto también se explica porque las fuentes de financiamiento locales son insuficientes, y están recurriendo, por ejemplo, a fondos privados con el objetivo de hacerse de montos entre US$ 100,000 y US$ 500,000.
Narro refiere que estos emprendimientos pueden acceder incluso a montos por encima del US$ 1 millón, de fondos provenientes de EE.UU., México, Argentina y Chile.
“Tenemos a Startup Perú, que hace un buen trabajo, pero los fondos ya no alcanzan. Incluso ahora han aparecido redes de inversionistas regionales, empresarios que hace unos cinco años no esperaba verlos financiando estas iniciativas”, indica Salinas.
Empero, cuando ya están en etapa temprana se trata de un negocio validado, con un grupo de clientes definido y puede fondearse en el mercado de capitales o mediante factoring, anotó.
“Con una startup en fase semilla no hay clientes que garanticen sostenibilidad y predictibilidad en los flujos, no hay acceso a deuda”, expresó.
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Economista de la Universidad de Piura. Actualmente se desempeña como redactor de Finanzas en Diario Gestión.