(Bloomberg) Si siempre pensó que el Central Park de Nueva York necesitaba más plantas comestibles, tiene suerte.
En abril, una huerta llena de árboles frutales y otros cultivos navegará a tres municipios de la ciudad de Nueva York, y se invitará a los visitantes a disfrutar de la naturaleza recogiendo, podando y sembrando a su gusto.
Situada en una barcaza de 465 metros cuadrados, Swale tendrá 372 metros cuadrados de espacio de cultivo con energía solar, incluido un jardín perenne, un área hidropónica y un pomar patrocinado por Strongbow Apple Cider de Heineken USA en la cima de una gran colina artificial. (La colina ofrece un espacio más profundo para las raíces de los árboles frutales).
El proyecto estará abierto al público, pero es más una exhibición interactiva que un Central Park flotante; sólo 75 personas pueden estar a bordo a la vez, y habrá docentes para guiar a los invitados por los jardines.
Los talleres educativos gratuitos incluirán "pintura con plantas" y "teñido de tejidos naturales", y siempre habrá voluntarios a mano para explicar cómo la planificación de la permacultura puede crear una huerta prácticamente autosustentable.
Pero los objetivos de la fundadora Mary Mattingly van mucho más allá de proporcionar a los habitantes de la ciudad un lugar de exquisito diseño para buscar hongos destinados a su próximo intento de preparar carne a la Bourgignon.
También quiere hacer que la gente trabaje más duro en favor de los espacios públicos y que los espacios públicos trabajen más duro para la gente. Quiere crear un modelo de agricultura urbana sostenible. Quiere crear un espacio educativo. Y quiere erradicar el problema de los desiertos alimentarios en los barrios urbanos deteriorados.
"No tenemos mucho acceso al cultivo de productos en la ciudad de Nueva York", dijo Mattingly a Bloomberg, "así que queríamos destacar y cultivar oportunidades en torno a esa idea. A la gente le importan los espacios en los que puede recoger alimentos".
Con el tiempo, espera Mattingly, la inversión comunitaria y las subvenciones de la ciudad harán que la huerta flotante atraiga colaboraciones filantrópicas.
Le gustaría usar el proyecto como trampolín para crear conciencia sobre los desiertos alimentarios como Hunts Point en el South Bronx de Nueva York, donde, según Mattingly, "cada día pasan 10.000 camiones y todos sufren de asma y nadie tiene acceso a alimentos frescos".
En su mundo perfecto, Swale será una motivación para crear un parque público en el Bronx, donde "la gente podría recoger alimentos las 24 horas del día".
Aquí está el único problema: en una prueba que se realizó el verano pasado, Swale apenas recaudó fondos suficientes como para mantenerse en marcha una segunda temporada.
Este año fue posible concretar el proyecto en el East River gracias a la asociación con Strongbow, que lo ha convertido en un pilar para crear y conservar huertos en todo el mundo.
Antes de que Mattingly pueda mantener barrios enteros, tendrá que mantener a Swale.
Sin embargo, hay razones para creer en el proyecto. En primer lugar, está la trayectoria de Mattingly: en 2009, pasó seis meses creando y viviendo a bordo de un ecosistema totalmente autosuficiente en una barcaza en Nueva York, lo que inspiró parcialmente el proyecto Swale.