(Bloomberg).- Si estuvieran en cualquier otra parte de Beijing, las cinco jóvenes con sombrero vaquero y trajes de color en rojo, blanco y azul se verían increíblemente fuera de lugar.
Pero en la mayor feria inmobiliaria internacional de la ciudad una reunión frenética de agentes, desarrolladores y otros profesionales de bienes raíces donde todos compiten por la atención de los compradores chinos el quinteto de aspirantes a tejanas calza perfectamente bien. Mientras promocionan casas de Houston ("¡Puede ser suya por apenas US$ 350,000!"), un contingente de Portugal ofrece su programa de visa dorada y la delegación australiana atrae a los visitantes con canguros de peluche.
Bienvenido a la zona cero del mayor auge de propiedades residenciales internacionales del mundo. Motivados por un débil yuan, crecientes costos de las viviendas locales y el deseo de asegurar presencia en el extranjero, los ciudadanos chinos está comprando viviendas en el extranjero a un ritmo acelerado.
Además se están aventurando más lejos que nunca antes, yendo más allá de ciudades como Sídney y Vancouver a mercados de menor precio como Houston, Pattaya Beach en Tailandia y Johor Bahru en Malasia.
La ola de compras ha desafiado los esfuerzos del gobierno chino por restringir las salidas de capital y muestra pocos signos de desaceleración tras las compras de bienes raíces en el extranjero por un estimado de US$ 15,000 millones durante el primer semestre.
Para las ciudades en la mira, el desafío está en equilibrar los beneficios económicos de la demanda china con el riesgo de que los crecientes precios de las viviendas generen una repercusión pública.
"Los chinos han logrado acumular cantidades muy grandes de riqueza y las oportunidades de usar es capital en su propio mercado están restringidas en cierta forma", dijo Richard Barkham, economista global jefe en Londres de CBRE Group Inc., la mayor corredora de propiedades comerciales del mundo. "China tiene más de 1,000 millones de personas. Personalmente, creo que solo hemos visto un poco".
Mientras una escasez de estadísticas de gobierno dificulta obtener una visión integral de las inversiones inmobiliarias internacionales, la mayoría de las proyecciones del sector apuntan a un aumento de las compras chinas. Ping An Haofang, plataforma inmobiliaria online propiedad de la segunda mayor aseguradora de China, dice que su estimación de US$ 15,000 millones del primer semestre, derivada de datos del mercado, casi iguala la cifra de todo 2015.
Fang Holdings Ltd., el sitio web de propiedades más popular del país, prevé que las compras internacionales en su sistema aumentarán 130% este año, mientras que las transacciones hasta septiembre en Shenzhen World Union Properties Consultancy Inc., el mayor agente de China para ventas de viviendas nuevas, ya eran 50% superiores al nivel del año pasado.
El país superó a Canadá como la mayor fuente de compras residenciales en Estados Unidos el año pasado tras un estimado de US$ 93,000 millones en compras desde el 2010 al 2015, según un informe de mayo de Asia Society and Rosen Consulting Group.
Lo anterior se suma a la mayor ola de inversión internacional en propiedades residenciales en la historia, según Susan Wachter, profesora de la Wharton School de la Universidad de Pennsylvania, quien se especializa en mercados de bienes raíces. Si bien Japón tuvo un auge similar en la década de los ochenta, se concentró principalmente en edificios comerciales, dijo Wachter.
Los compradores chinos hoy en día tienen una larga lista de razones para inundar el mercado internacional. La caída del yuan está erosionando su poder adquisitivo, mientras que los retornos en activos financieros locales incluidas acciones, bonos y productos de gestión de patrimonio se están reduciendo a medida que la economía de US$ 11 billones se desacelera.
En tanto, el valor de los bienes raíces chinos ha crecido para quedar fuera de alcance luego que un auge especulativo hiciera que los precios de las viviendas llegaran a máximos históricos. Los valores de las propiedades residenciales en Shenzhen, Beijing y Shanghai subieron más de 30% en el año corrido a septiembre, según la Oficina Nacional de Estadísticas.
"Las propiedades en Shanghai son ridículamente caras", dijo Chen Feng, de 38 años, mientras evaluaba posibilidades en una feria inmobiliaria realizada en setiembre en Shanghai. "Con la cantidad de dinero que necesitas para comprar un departamento pequeño aquí, puedo comprar un edificio de departamentos en muchas partes del mundo".
Esa línea de pensamiento no es nueva, por cierto. Sídney, Vancouver, Hong Kong, Londres y una serie de otras ciudades han sido destinos populares durante mucho tiempo para los compradores chinos.
La diferencia ahora es que esos lugares tradicionales están comenzando a perder atractivo, debido a los crecientes precios y las nuevas medidas para desalentar un influjo de dinero extranjero. En Hong Kong, el gobierno decretó este mes un impuesto del 30% a los propietarios extranjeros de inmuebles luego que la demanda china impulsara los valores de las viviendas a máximos récord.
El riesgo de medidas similares en otras ciudades no puede descartarse a medida que los políticos-incluido Donald Trump, el presidente electo de Estados Unidos, abordan el descontento local sobre el creciente costo de la vida, según Barkham de CBRE Group.