El alza del tipo de cambio ha generado dos tendencias en la evolución de los precios de las viviendas: los que son fijados en soles suben, mientras que en dólares los precios disminuyen.
El reporte del mercado inmobiliario al segundo trimestre del Banco Central de Reserva (BCR), en base a datos de 12 distritos de Lima, muestra que el promedio de precios en soles se ubicó en S/ 7,096 por metro cuadrado, un 2.9% más respecto al primer trimestre (S/6,896).
Y el incremento es de 9% respecto al segundo trimestre del 2020, cuando el promedio era de S/ 6,505.
Mientras que los precios en dólares corrientes en el segundo trimestre de este año se ubicaron en promedio en US$ 1,870 por metro cuadrado, una disminución de -0.7% respecto al primer trimestre (US$ 1,885).
Asimismo, frente a los precios promedio del segundo trimestre del 2020 (US$ 1,895), la reducción de los precios en dólares es de -1.31%.
Cabe anotar que entre enero y junio el tipo de cambio tuvo un incremento de alrededor de 8%.
Para elaborar el reporte el BCR toma datos ofertados en el portal Urbania en los distritos de Barranco, La Molina, Miraflores, San Borja, San Isidro, Surco, Jesús María, Lince, Magdalena, Pueblo Libre, San Miguel y Surquillo.
Al respecto, Manuel Balcázar, analista en temas inmobiliarios, refirió que era esperable que se generen estas tendencias en los precios de los inmuebles según el tipo de moneda, debido al alza del tipo de cambio.
Estimó que esta tendencia podría continuar en el tercer trimestre, pues el dólar siguió subiendo en julio y agosto.
Y si el dólar se estabiliza en los actuales niveles de entre S/ 4 y S/ 4.10, el impacto del alza del tipo de cambio podría concluir en el tercer trimestre.
“Si el dólar se estabiliza en los actuales niveles, el incremento ya podría ser absorbido en el mercado, una vez que se estabilicen los precios de los materiales de construcción”, anotó.
Por otro lado, Balcázar refirió que un tema preocupante para el mercado inmobiliario es que el Ejecutivo aún no transfiere los recursos adicionales que se requieren para la continuidad de los programas de vivienda social como Techo Propio y Mivivienda.
“Preocupa este panorama, pues mientras más se demoren en la transferencia de recursos, las constructoras detendrán sus proyectos pues la demanda sin el apoyo de estos programas sería menor”, anotó.