
Recientemente entraron en vigor algunas modificaciones realizadas por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) al reglamento de tarjetas de crédito y débito.
Una de las precisiones en esta norma indica que el contrato de la tarjeta de crédito deberá contener, como mínimo, las condiciones aplicables para la reducción o aumento de la línea de crédito.
Además, será obligatorio para las entidades bancarias detallar los mecanismos aplicables para requerir el consentimiento previo del usuario en caso se busque realizar un aumento de la línea conforme lo dispone el reglamento de gestión de conducta de mercado.
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Estas disposiciones complementan una norma anterior que establece que las entidades financieras pueden subir la línea de los plásticos solo con el consentimiento del deudor, por lo que los especialistas consultados indican que el objetivo es reforzar la vigilancia en estas prácticas.
Hipo
Los incrementos de línea de las tarjetas de crédito se realizaban de forma automática antes de pandemia, pero eso generó un hipo de consumo en el 2022, que pasó factura en los años siguientes con una mayor morosidad, dijo a Gestión Víctor Blas, gerente de división de estrategia y finanzas de Financiera Confianza.
“Solo por estar un año o un año y medio con la tarjeta al cliente le duplicaban la línea. Después, algunas entidades empezaron a identificar mejor a sus clientes para que no caigan en sobrendeudamiento”, explicó.
Empero, este escenario elevaba la probabilidad de caer en default pues ponía a disposición del cliente una línea que podría estar por encima de su capacidad de pago mensual, manifestó.
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Condiciones
Los cambios al reglamento se orientan a un mayor control en estas operaciones, pues, por ejemplo, si a alguien inicialmente le asignan una línea de S/ 1,000, luego, tras unos meses, las entidades bancarias pueden subírsela a S/ 3,000 o S/ 5,000 si cumple determinadas condiciones, expresó Luis Miguel Garrido, asociado senior de Rubio Leguía Normand.
“El supervisor busca que en los mismos contratos (de las tarjetas) se detallen esas condiciones para ampliación de la línea, sea por campaña o por un adecuado comportamiento de pago. No bastará solo que en la hoja resumen se precise el monto de la línea de crédito”, dijo.
“Se trata de que este incremento sea predecible para el usuario”, añadió.
Víctor Valdez, socio de Osorio & Valdez Asociados, detalló que en múltiples ocasiones las instituciones financieras consideraban que incrementar el monto de la línea era algo deseado por los tarjetahabientes.
Cuando el comportamiento o capacidad de pago de dichos clientes era bueno o experimentaba mejorías, el banco incrementaba el monto de la línea y simplemente les comunicaba, señaló.
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Gastos
Sin embargo, advirtió que muchas veces el monto original de las líneas calza con la gestión de gastos mensuales del cliente, es decir, determinadas tarjetas se usan para conceptos fijos cada mes con montos que no se quiere exceder.
“En estos casos, incrementar la línea de forma casi unilateral por el banco puede ser algo no buscado por el cliente, porque al ver mayor línea se pueden exceder los gastos mensuales”, agregó.
La SBS ha optado por tomar una posición bajo la cual las líneas no se incrementan de forma automática, sino con previa aprobación del cliente, afirmó.
Filtración
Blas aseveró que esta situación aumentaba los riesgos asociados a casos de filtración de datos de la tarjeta, robo de equipos móviles o clonación del plástico, y dejaba vulnerable al tarjetahabiente frente a operaciones indebidas.
Los incrementos de líneas también afectaban la evaluación del usuario para potenciales créditos pues el regulador exige analizar las líneas no utilizadas, refirió.

Banca deberá ser más rigurosa
“Con la nueva normativa, se podría observar un manejo moderado de los tarjetahabientes; algunos incluso podrán rechazar incrementos o pedir reducciones de líneas de crédito porque son conscientes de lo que pueden pagar al mes”, sostuvo Víctor Blas, de Financiera Confianza.
Si bien la banca ya se mostraba rigurosa en el otorgamiento de líneas, ahora es imperativo serlo, enfatizó.
“Pese al uso masivo de tarjetas de crédito, no hay una cultura de manejo adecuado, aún vemos a mucha gente que recurre a la disposición de efectivo de su tarjeta, lo que es muy caro, cuando debería financiarse con un préstamo a menor costo”, aseveró.
En similar dirección, Luis Miguel Garrido enfatizó que muchos usuarios de las tarjetas no diferencian entre el costo de un préstamo y el de una línea revolvente como la de los plásticos, siendo la de esta última más cara.
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Economista de la Universidad de Piura. Actualmente se desempeña como redactor de Finanzas en Diario Gestión.

Economista periodista. Estudió economía en Pontificia Universidad Católica del Perú. Editor de Finanzas por 10 años.