(G de Gestión) Referirse a los fondos de deuda privada como productos “de moda” en el Perú es (todavía) una exageración. A fin de cuentas, se trata de instrumentos sumamente sofisticados y dirigidos a tipos de inversionistas muy específicos. No obstante, a juzgar por las declaraciones de diversos entendidos, parece claro que el interés y el capital invertido en estos fondos va en franco aumento. “Está entrando mucho dinero en esta estrategia, hay mucha gente que quiere prestar”, dijo Renaud Pelat, director de Inversiones Alternativas de ACP Group, en un foro organizado por BanBif en noviembre del año pasado.
Los fondos de deuda privada funcionan a escala global hace décadas. En el Perú tienen ya varios años; sin embargo, todavía estamos hablando de un mercado relativamente reciente y reducido. “Estamos en pañales”, comenta Carlos Rojas, CEO de Capia SAFI. Según sus estimaciones, y tomando como referencia otras economías, las colocaciones en deuda privada en el Perú podrían llegar a los US$ 2,500 millones.
Pero todavía estamos bastante lejos de semejante meta. Si bien en los últimos años han aparecido algunos fondos que invierten en deuda privada peruana administrados por SAF, el primer gran actor que decidió incursionar en este mercado fue Credicorp Capital, con el lanzamiento (en el 2020) de un fondo en soles con monto máximo de S/ 550 millones. Al momento, se ha colocado el 70% de dicho monto, cuenta Carlos Blanco, managing director de Deuda Privada de Credicorp Capital. Para el 2024 no solamente espera colocar el tramo restante: también se tiene proyectado lanzar un segundo fondo, con un plazo de inversión de 10 años —el primer fondo es de ocho— y con el objetivo de colocar entre S/ 750 millones y S/ 1,000 millones adicionales. Lograr esa meta supondría duplicar las colocaciones en deuda privada de empresas peruanas, o incluso más. A modo de comparación, las SAF que manejan deuda privada gestionan montos de entre US$ 10 millones y US$ 50 millones.
Blanco es optimista con relación a la meta que se han propuesto, pues asegura que, a la fecha, Credicorp Capital tiene compromisos por alrededor de S/ 500 millones para este segundo fondo de próximo lanzamiento. Y, en relación con el potencial a futuro, coincide en señalar que es muy grande. Según sus estimaciones, hay alrededor de 2,200 empresas medianas en el Perú, con ventas de más de S/ 50 millones al año y unos US$ 26,000 millones en activos colocados en la banca, que podrían acceder a financiamiento a través de fondos de deuda privada. “Estamos bastante mejor de lo que esperábamos a estas alturas y el 2024 lo vemos mucho más sólido”, comenta Blanco. Asimismo, Credicorp Capital prepara el lanzamiento de fondos de deuda privada similares —en moneda local— en Colombia y, posteriormente, en Chile.
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Experiencia y track record
Los fondos de deuda privada, con largo historial en los mercados globales, surgieron como una respuesta de los mercados financieros al endurecimiento de las regulaciones a la banca, con la finalidad de ofrecer a empresas de mediano tamaño acceso a financiamiento con estructuras más flexibles y plazos más largos, que muchas veces no podían conseguir en los grandes bancos. En ese sentido, se presentan como una interesante alternativa, tanto para los potenciales inversionistas que buscan retornos atractivos a largo plazo como para las firmas que tienen reducido acceso al mercado de capitales y cuentan con suficientes activos que puedan usarse como colateral (en el Perú, mayormente se trata de garantías inmobiliarias).
El pipeline —cartera de posibles inversiones— del fondo Credicorp Capital Deuda Soles da cuenta de esa diversidad de sectores que pueden beneficiarse del financiamiento. A la fecha, dicho pipeline asciende a S/ 865 millones, de los cuales el 12.4% está vinculado a empresas del sector hotelero, 9.2% a clínicas y 9.2% a telecomunicaciones. El resto está ampliamente repartido entre rubros tan disímiles como los de educación, retail tradicional, restaurantes, gimnasios, inmobiliario y un largo etcétera.
Este instrumento puede ser una buena inversión en un portafolio diversificado. Una de sus grandes ventajas es que suele estar muy poco correlacionado con el rendimiento de los instrumentos tradicionales (renta fija, acciones), lo que lo hace útil para reducir la volatilidad de un portafolio. Además, a largo plazo, la rentabilidad anual de los fondos de deuda privada internacionales puede llegar a ser de 500 puntos básicos por encima de los activos tradicionales, explican Frank Pait y Luigi Piedra, del family office Three Sixty Asset Management. En ese sentido, ambos señalan que, de acuerdo con los perfiles de inversión que manejan, un portafolio conservador podría tener entre 5% y 10% de su composición en instrumentos alternativos, entre ellos fondos de deuda privada de la mejor calidad. Para un perfil de inversión más agresivo, la proporción podría subir hasta 25%.
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No obstante, también tienen contras. Se trata de instrumentos que requieren un importante nivel de especialización y experiencia por parte de los gestores. Y, si bien pueden ofrecer buenos niveles de rentabilidad, no se escapan de la regla fundamental de las inversiones, pues también comportan un riesgo que no se puede desdeñar. Y, más allá de la volatilidad, está la iliquidez, porque los fondos se comprometen a plazos sumamente largos y normalmente no se pueden retirar. Por esos motivos, la deuda privada no es una opción atractiva para inversionistas que valoran la disponibilidad de su dinero o tienen poca disposición a asumir riesgos.
“Es una buena opción para clientes con una visión de cinco a diez años, porque normalmente a largo plazo estos fondos rinden a doble dígito; sin embargo, hay que saber escoger dónde invertir”, comenta Piedra.
Los clientes ideales para este tipo de fondos son institucionales, como las AFP y las compañías de seguros, y otras entidades con excedentes de efectivo y disposición a comprometerlo por plazos largos. En el fondo que administra Credicorp Capital, más del 95% de los fondos colocados pertenecen a clientes institucionales. El ticket promedio está en alrededor de S/ 15 millones. Personas de alto patrimonio también pueden acceder a estos instrumentos, generalmente a través de un family office o una administradora de fondos. Pait y Piedra recomiendan invertir en fondos internacionales, como los gestionados por Blackstone o Apollo, pues tienen comprobada experiencia y track records sólidos, algo que todavía no se puede encontrar en el incipiente mercado peruano.
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Ignacio Aguirre, de Independiente Research, insiste también en que los inversionistas tienen que tener cuidado. “Se trata de instrumentos de inversión sofisticados, que requieren especialistas. Y esos especialistas tienen que ser los mejores Si no, lo que nos puede esperar es una rentabilidad mediocre, volatilidad muy alta, baja liquidez e incluso pérdidas de capital. Además, la regulación no es tan rigurosa”, advierte. En su caso, también la recomendación es buscar instrumentos de fuera.
A la expectativa
En el corto y el mediano plazo, el crecimiento y desarrollo del mercado de deuda privada en el Perú depende de varios factores. Uno de ellos, señala Rojas, de Capia SAFI, es la incertidumbre acerca del futuro del sistema previsional. En concreto, qué pasará con las AFP, porque son ellas quienes podrían —por la naturaleza de su actividad— hacer colocaciones grandes, a plazos largos, en fondos de deuda privada. Sin embargo, la situación actual, con sucesivos retiros dispuestos por ley, no les da margen para inversiones ilíquidas a largo plazo. Por el contrario, las condicionan a tener buena parte de sus fondos en instrumentos de corto plazo y que permitan rápida disponibilidad.
Asimismo, cabe preguntarse si es posible el ingreso de más actores a este mercado. De momento, grandes grupos financieros —como Intercorp o el BBVA— no ofrecen deuda privada como alternativa de inversión. En parte, esto se explica por el riesgo, además de que, en cierta medida, esta oferta compite con la de los bancos. No obstante, si el mercado crece como se espera y más empresas empiezan a buscar financiamiento en fondos de deuda privada, es probable que también estos grandes actores se sientan impulsados a entrar, para no ceder cuota de mercado.
A fin de cuentas, el otro aspecto decisivo será el desempeño de los fondos. En ese sentido, resulta clave la selección de las empresas a las que se les va a prestar y las seguridades que se deben tomar para garantizar el repago. Para cubrirse, los fondos suelen recurrir a garantías inmobiliarias, fideicomisos y acuerdos (covenants) que establecen límites de endeudamiento y otras condiciones. En la medida en que los fondos cumplan con las rentabilidades esperadas y no haya sobresaltos para los inversionistas y gestores, los fondos de deuda privada peruanos empezarán a construir ese track record necesario para atraer más inversiones y seguir creciendo. Pero esto también es una tarea de largo plazo. “Es un mercado gigante, por lo que deberían entrar más jugadores”, insiste Rojas.
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