
El mercado fintech está madurando en el Perú, especialmente, las empresas dedicadas al servicio de pagos inmediatos que en los últimos años han reportado un crecimiento exponencial en número de usuarios y volumen de transacciones.
Sin embargo, no siempre fueron las más demandadas por los peruanos. Inicialmente, las empresas utilizaban la tecnología para ofrecer, en esencia, servicios financieros crediticios y atender al público excluido de la banca tradicional.
Desde comienzos de los 2000, hubo marcas que operaban bajo la modalidad fintech -como Prestaclub en 2003-, sin embargo, dicho término aún no era utilizado para definirlas. En similar situación se encontró Comparabien cuando inició operaciones en el 2010, esta plataforma presenta a los usuarios las diversas alternativas de servicios financieros que hay en el mercado a fin de facilitar su evaluación.
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Es recién en el 2013, que habría aparecido -a criterio de Esan- la primera fintech reconocida como tal en el país. Se trata de Culqui, una empresa que ofrece soluciones de pago.
Hacia fines del 2014 y comienzos del 2015 -según un reporte de EY Ecuador- se logró identificar un ecosistema en el mercado peruano formado por unas 50 fintech dedicadas a préstamos, pagos y transferencias, y scoring. Entre los nombres sonaba, además de Culqui, Leasy y Apurata.
“Entre el 2016 y 2017 se empezaron a ver estos emprendimientos con mayor frecuencia, liderados no solo por las verticales de financiamiento, sino también por algunas casas de cambio”, comentó Álvaro Castro, socio en Damma Legal Advisors.
Casas de cambio
A los nombres mencionados se fueron sumando plataformas de préstamo como Hola Andy y Prestamype, y fintech de compra y venta de dólares como Kambista y Rextie.

Las casas de cambio digitales tuvieron un auge en los años previos a la pandemia, era necesario el cambio de moneda extranjera de forma legal y competitiva, pues en la banca el costo de estas transacciones era muy elevado y los cambistas de a pie se consideraban algo inseguras, comentó Alejandra Huachaca, asociada de Vodanovic.
En tanto, las fintech de préstamo se consolidaban como una alternativa al sistema financiero, sobre todo, en aquel público que representaba mucho riesgo para las entidades financieras. Así, podían obtener microcréditos a plazos cortos, aunque con un costo mayor que en la banca.
No obstante, en el 2020 el mundo se enfrentó a una crisis sanitaria que conllevó el deceso de muchos ciudadanos, la paralización de actividades presenciales y, por ende, el cierre de muchos emprendimientos y la salida de algunas firmas del mercado.
“Se podría pensar que el modelo de operación de las fintech calzaba perfecto con el proceso de digitalización que iniciaría el país, pero no tuvo el mismo impacto en todas”, sostuvo Huachaca.
Las fintech de préstamo tuvieron los mismos problemas que el sistema financiero, incumplimiento en el pago de los créditos e incremento de la morosidad. Pese a poder canalizar recursos de forma 100% digital, la pérdida del empleo y las restricciones en horario de funcionamiento de algunos negocios, perjudicaron la capacidad de pago de los clientes.
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Billeteras digitales
Por su parte, la banca aprovechó el entorno para fortalecer sus aplicativos móviles y facilitar el cambio de moneda con menores costos que los ofrecidos en las agencias. Hasta ahora continúan innovando de tal modo que el spread cambiario -la diferencia entre el precio de venta y compra de la moneda extranjera- se va acercando mucho a la propuesta fintech, lo que ha generado una mayor competencia en esta vertical.
Sin duda alguna, el segmento más beneficiado en los últimos años con la transformación digital global y la implementación de la interoperabilidad en Perú es el de pagos, para el que la pandemia significó un catalizador. La rápida adopción de billeteras digitales como Yape y Plin incentivó el ingreso de nuevos competidores, no solo locales sino de la región.
Estos aplicativos de transferencias también siguen evolucionando y no solo proporcionan la opción de envíos inmediatos de dinero sino, además, la posibilidad de acceder a un crédito, contratar seguros, pagar servicios, obtener descuentos en comercios, recibir dólares o criptomonedas, entre otras herramientas.
Al cierre del 2024, se identificaron 237 fintech en el Perú, de las que 60 son de pagos y transferencias, 54 de préstamos y 27 de cambio de divisas.

Otras verticales
Al “boom” de los aplicativos de pagos se unen otras verticales que vienen ganando terreno en el mundo fintech, como los servicios exchange que permiten acumular criptoactivos.
El alza en la cotización de bitcoin, que este año superó los US$ 100,000, así como una expectativa positiva frente a la regulación internacional de estos activos atrajo a muchos ahorristas e inversionistas al mercado.
Por su parte, un segmento que no funcionó como se esperaba es el de crowdfunding o financiamiento participativo financiero, pues registra pocos competidores y solo dos de ellos tienen proyectos en el último año. Sin embargo, recientes cambios en su regulación plantean una perspectiva optimista para estas fintech.
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Economista de la Universidad de Piura. Actualmente se desempeña como redactor de Finanzas en Diario Gestión.








