La mayoría que opta por refinanciar su deuda es porque ya tiene cierto número de cuotas que no ha pagado y que posiblemente no podrá pagar si se mantienen en las mismas condiciones, señaló Rolando Castellares.
La mayoría que opta por refinanciar su deuda es porque ya tiene cierto número de cuotas que no ha pagado y que posiblemente no podrá pagar si se mantienen en las mismas condiciones, señaló Rolando Castellares.

Una de las medidas de excepción que están tomando las entidades del sistema financiero a fin de facilitar el pago de obligaciones de los peruanos es la reprogramación de deuda.

Sin embargo, la banca cuenta con otros métodos, como la refinanciación, utilizada también con clientes que no pueden cumplir con sus préstamos.

El abogado y economista Rolando Castellares comentó a Gestión las diferencias que hay entre cada procedimiento y cuál de ellas es la más ventajosa.

La reprogramación de deuda es una operación a la que recurre un cliente cuando cuenta con calificación “Normal” en la central de riesgo -y el crédito se encuentra vigente- pero presenta problemas para pagar su cuota del mes, dijo.

Dicho cambio en su capacidad de pago se debe generalmente a problemas externos como es el caso actual del Covid-19, lo que le impide continuar cumpliendo con su obligación como lo venía haciendo, agregó.

En tanto, señaló que la refinanciación puede ser solicitada por un cliente con cualquiera de las cinco calificaciones de riesgo (Normal, Con Problemas Potenciales, Deficiente, Dudoso y Pérdida), esto es, cuando la deuda esté en condición de vigente o vencida.

Si bien el deudor tiene inconvenientes para realizar el pago, por razones particulares como un despido repentino de sus labores, suele ser pedido por clientes que además presentan morosidad en el sistema, precisó.

"La mayoría que opta por refinanciar su deuda es porque ya tiene cierto número de cuotas que no ha pagado y que posiblemente no podrá pagar si se mantienen iguales", acotó.

Esto conduce a la segunda diferencia, que la reprogramación de deuda implica generalmente un cambio en la fecha de pago, lo que a su vez afecta el plazo del préstamo, refirió.

Suele estar acompañada de períodos de gracia en que no se cobra la cuota pactada aunque continúa acumulando intereses, los que serán cancelados en las cuotas posteriores, explicó.

Pero, indicó que un refinanciamiento de deuda conlleva un cambio en las condiciones contractuales del crédito, ya sea plazo, tasa de interés y/o cuota.

Para que el cliente pueda pagar su deuda requiere que su cuota sea más pequeña, lo que implica que se alargue el plazo de su crédito y podría estar acompañado de un incremento en su costo de financiamiento, detalló.

Una tercera característica distinta en ambas metodologías de cobro es que en una reprogramación la calificación "Normal" del deudor se mantiene, mencionó el especialista.

Algo que no sucede en la operación de refinanciamiento pues los solicitantes clasificados como “Normal” deberán ser reclasificados como “Con Problemas Potenciales”, mientras que los deudores de otras categorías se mantendrá en su clasificación original, resaltó.

En cuanto a la provisión que realiza el banco por cada crédito otorgado, el experto manifestó que en una reprogramación el porcentaje es igual para todos los préstamos.

No obstante, cuando se da una refinanciación dicha provisión se incrementa pues se trata de un cliente que incumplió con el pago y representa mayor riesgo para la entidad, complementó.

Por tanto, la ventaja que genere cada operación dependerá de la situación del deudor. " Si el cliente es un buen pagador pero por causas inesperadas ve afectados sus ingresos y no puede abonar su cuota, una reprogramación de deuda le será beneficiosa", sostuvo.

Empero, si la capacidad de pago del deudor cambia y le impedirá cumplir con más de una cuota futura, o si ya es un cliente moroso en el sistema financiero, tiene la opción de refinanciar su deuda a fin de reducir su pago mensual, sugirió.