Pastelería San Antonio, la que no se dio por vencida para mantener a flote un negocio de cual dependen 700 trabajadores. (Foto: Joel Alonzo)
Pastelería San Antonio, la que no se dio por vencida para mantener a flote un negocio de cual dependen 700 trabajadores. (Foto: Joel Alonzo)

La crisis global y regional trajo muchos desafíos a los negocios peruanos, entre ellos la subsistencia.

Las mipymes tienen que enfrentarse a un escenario muy adverso por primera vez, algo que puso a prueba las destrezas y fortalezas de los empresarios, dijo Alfredo Cardoso , docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Piura.

Una de las primeras lecciones es la capacidad para sostener la operación de sus empresas a nivel de costos y gastos, tanto fijos como variables, agregó.

Así, comentó que “aquellos que continúan con vida, son los microempresarios que tuvieron costos fijos relativamente medios o bajos, y los que pudieron negociar correctamente dichos gastos”.

Quienes pudieron mantener el nivel de operación de sus empresas sin perjudicar a los empleados que en algunos casos fueron los primeros sacrificados con despidos o suspensión perfecta, acotó.

Según Cardoso, primero están los costos fijos, los cuales no se movían cada mes pero que ahora se tiene que hacer todo lo posible para que sean cada vez más variables.

En cuanto al alquiler, algunos se vieron en la obligación de trabajar desde casa, otros renegociaron los costos de alquiler, por lo que se se puede modificar los hábitos de vida y de trabajo para reducir esos costos, mencionó.

Refirió que el pago del personal también puede ser renegociado, la reducción de salarios ante la caída de ventas o ingresos es mucho mejor que el escenario en que la empresa deja de existir o prescinde de los servicios de algunas personas.

También incluyó entre los recortes el uso de cierta infraestructura o servicios que se contrataron por adelantado pero no se pudieron utilizar como la publicidad o alquileres pagados previamente.

Luego, están los costos variables en los que el rediseño para adaptarse a la nueva realidad viene de la mano de una inversión pues aún son gastos inciertos, indicó el especialista.

Es necesario destinar capital a personal capacitado que permita operar en la nueva normalidad a fin de que, a largo plazo, genere una brecha positiva en cuanto reducción de gastos, con mejores márgenes brutos y netos para la empresa.

Sin embargo, agregó que se puede disminuir gastos mediante nuevos proveedores pues en este panorama hay quienes han encontrado ventajas en costos en la compra de productos de empresas extranjeras a través de las plataformas de e-commerce.

En la misma línea, enfatizó que algunas reducciones de costo a la larga pueden traer problemas de liquidez.

“Por ejemplo, aprovechar una compra elevada de productos por tener un precio reducido sin tener la certeza de que será vendido no generará un problema de rentabilidad, porque por docena sale más barato, pero a la caja (liquidez) quizá no le convendría”, aseveró.

En tercer lugar, Cardoso sugirió la búsqueda de nuevos proveedores de fondos, esto es, evaluar las fuentes de financiamiento que ofrece el mercado pues hace seis meses tenían un costo determinado que viene decreciendo.