
En un país donde más del 70% de los jóvenes trabaja en la informalidad, pensar en ahorrar suena casi como un privilegio. ¿Cómo proyectar tu futuro financiero si ni siquiera puedes cubrir lo básico? ¿Cómo planificar tus gastos si vives al día? Sin estabilidad laboral, sin beneficios sociales y con ingresos que varían cada semana, la planificación financiera parece una meta lejana para millones de peruanos menores de 30 años.
No es casualidad que, según la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), solo el 49% de los jóvenes entre 18 y 24 años ahorre de manera regular. Pero, los efectos van más allá del bolsillo: sin ahorro, tampoco hay margen para enfrentar imprevistos, invertir o pensar en el futuro.
Marco Loret de Mola, matemático, educador y autor del libro Los Tec X. Una visión financiera, pone el problema en palabras simples: “Si no sabes cuánto vas a ganar la próxima semana, ¿cómo vas a planificar tus gastos?”. Según él, esta incertidumbre —sumada a la ausencia de CTS, AFP, gratificaciones o seguros, por la informalidad— convierte el manejo del dinero en un ejercicio de supervivencia antes que en una estrategia de vida.
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A esto se suma una segunda gran barrera: la falta de educación financiera. “Brilla por su ausencia”, afirma sin rodeos.
La falta de formación financiera es clave en este problema: apenas uno de cada diez jóvenes en el país ha aprendido a manejar su dinero, afirma. En la escuela se priorizan fórmulas y operaciones, pero se deja de lado lo esencial para la vida diaria, como comprender cómo funciona el interés compuesto.
“El resultado es una generación que cree que ‘12 cuotas sin intereses’ es un regalo, cuando en realidad puede ser una trampa para su futuro financiero”, señala.
La trampa de las cuotas: cuando el crédito atrasa tu futuro
Una de las trampas más comunes —y menos advertidas— en la vida financiera de los jóvenes son las “populares” compras en “12 cuotas sin intereses”. Aunque suenen inofensivas, pueden convertirse en un serio obstáculo para la estabilidad financiera.
¿Por qué? Loret de Mola lo explica así: cuando divides una compra en varias cuotas, comprometes parte de tus ingresos mensuales futuros. Es decir, si usualmente dispones de S/ 1,000 para gastar y asumes una cuota mensual de S/ 400, deberás arreglártelas con S/ 600. Si además sumas otra compra similar, ese margen se reduce aún más.
“La trampa es que, eventualmente tengas que recurrir a la tarjeta de crédito para poder cumplir con tus gastos”, advierte el experto.
Aunque las cuotas no tengan intereses visibles, sí tienen un costo oculto: restan capacidad de ahorro, generan dependencia del crédito y dificultan la planificación.
El ahorro no es lo que sobra, es lo primero
Uno de los principales cambios de mentalidad que plantea el autor es dejar de pensar que se necesita ganar mucho para empezar a ahorrar o invertir.
“El verdadero cambio de chip es entender que la riqueza no empieza con grandes ingresos, sino con pequeños hábitos”, afirma.
Sostiene que el ahorro debe verse como un músculo que se entrena. “Separar un sol cada vez que cobras no te va a hacer millonario, pero te entrena. Y eso vale oro”, manifiesta el matemático.
Tres errores clásicos (y evitables)
Loret de Mola identifica tres errores financieros comunes entre los jóvenes:
- Gastar más de lo que ganan: “Con tarjetazos o créditos uno puede vivir como rico… hasta que llegan los estados de cuenta”.
- No tener un presupuesto: Si no sabes a dónde va tu plata, prepárate para perderla.
- Hacerse de deudas malas: “Me compro esto para verme bien o para sentirme bien”.

¿Es posible ahorrar con ingresos bajos?
Loret de Mola no niega la dificultad, pero insiste en la posibilidad de que ahorrar con poco ingreso es como llenar una botella con gotero: “toma tiempo, pero es posible”. La clave está en desarrollar el hábito. “No se trata de cuánto ahorras, sino de que empieces. Que desarrolles el hábito y seas constante”, indica.
Entre las estrategias simples y concretas que propone están:
- Pagarle a tu yo del futuro: apenas cobres, separa un monto, por mínimo que sea.
- Ahorrar con propósito: tener una meta clara facilita la disciplina.
- Automatizar el ahorro: usar apps o funciones bancarias que redondeen consumos o aparten dinero sin que lo notes.
Apps y redes, tus aliadas
La tecnología, afirma Loret de Mola, puede ser un gran aliado. “Las apps hoy son como el Waze para tus finanzas: te avisan cuando estás a punto de chocar”. Desde registrar gastos hasta invertir desde S/ 10, el acceso se ha democratizado, pero requiere un paso más: usarlas con disciplina.
En contraste, las redes sociales pueden ser una fuente constante de presión para gastar. “En redes todos parecen millonarios, pero nadie sube su estado de cuenta”, advierte. ¿Cómo resistir? “Curando tu algoritmo. Sigue cuentas que hablen de finanzas, ahorro, crecimiento personal. Lo que ves todos los días influye en tus decisiones”, advierte.
La clave para identificar si una deuda es positiva o perjudicial está en el destino que se le da: endeudarse para acceder a educación, iniciar un negocio o realizar una inversión puede ser una decisión estratégica. En cambio, asumir compromisos de pago prolongados solo para adquirir algo con fines superficiales o momentáneos suele convertirse en un error financiero.
La primera gran decisión financiera
En tiempos de inflación y precariedad, ¿por dónde empezar? Para Marco Loret de Mola, la respuesta es clara: educarse financieramente. “No necesitas ser economista, solo estar despierto, atento a la información”, refiere.
Y lo resume en una frase que también puede funcionar como brújula para jóvenes y familias:
“La mejor inversión no es una criptomoneda ni un trabajo estable… es tener un plan financiero para tu futuro, ese que de todas maneras llegará”.
Un enfoque macro: por qué el país también pierde si los jóvenes no ahorran
Desde una mirada más estructural, Jorge Carrillo Acosta, profesor de Pacífico Business School, subraya que tener a una mayoría de jóvenes fuera del sistema financiero formal impacta a nivel de seguridad, rentabilidad y acceso a oportunidades. “Tener la plata en el cajón no es igual de seguro que tenerla en una institución financiera. Además, ese dinero no va a crecer. Y si no estás en el sistema, no accedes a beneficios como el crédito formal”, advierte.
Para el especialista en finanzas personales, el ahorro debería fomentarse desde una lógica de hábitos, más allá de la formación clásica. “Es un poco complicado incentivar el tema del ahorro con gente que tiene ingresos bajos. Por eso se necesita una campaña más de concientización, con casos de éxito. Está demostrado que si desarrollas el hábito de ahorrar con poco, cuando ganes más, vas a ahorrar más”, expresa.
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Y aunque el esfuerzo individual es clave, advierte que, si bien no es un mal concepto, lamentablemente no todos tienen “el piso parejo”.
“Por eso hay que atacar también los problemas estructurales. De cualquier manera, no deja de ser cierto el hecho de que depende mucho del esfuerzo que uno haga, no tanto de trabajar y ganar más, sino el esfuerzo de ordenarte, sacrificar un gasto hoy por un objetivo de mañana y ser conscientes de lo importante que es tener hoy una economía familiar adecuada y sana”, explica el docente universitario.
Carrillo Acosta indica que en el Perú ya se cuenta con una estrategia nacional orientada a la inclusión financiera, inspirada en experiencias exitosas del extranjero, como la incorporación de contenidos financieros en la educación escolar. Sin embargo, advierte que este tipo de esfuerzos toma tiempo en reflejar resultados concretos. A pesar del progreso gradual, considera que aún hay una gran brecha por cerrar, especialmente en lo que respecta a recursos disponibles para informar y sensibilizar adecuadamente a la población.

Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con especialidad en Periodismo, por la Universidad Tecnológica del Perú, con más de 12 años de experiencia en medios de comunicación. Actualmente escribo sobre política, economía y actualidad.