(G de Gestión) El 2023 concluye con un enfriamiento general de la economía mundial y perspectivas poco alentadoras a corto plazo. La Fed mantiene sus tasas de interés elevadas, que han llegado hasta 5.25%. Y, a pesar de que algunos bancos centrales latinoamericanos están revirtiendo la tendencia, el debilitamiento de estas medidas ha dejado varios efectos.
Vanguard, la segunda gestora de activos más grande del mundo, prevé no solo una leve recesión en Estados Unidos en el 2024, sino también un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de solo 0.5%, con hasta dos trimestres en negativo debido al encarecimiento de los créditos, mayor ahorro y menor consumo.
Se suma a esto una reactivación económica china aún débil y, a escala local, un escenario de incertidumbre e inseguridad que parece persistir, faltando más de dos años para las elecciones generales. ¿Cómo dimensionar estos y otros factores para perfilar los portafolios en el 2024?
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Tasas
Existe una alta probabilidad de desaceleración económica mundial en el 2024, y cada vez hay más voces que sugieren que la recesión en Estados Unidos podría no tener un aterrizaje suave, tras la cifra de empleo de octubre último, su nivel más bajo desde el 2021.
Klaus Kaempfe, director regional de Soluciones de Portafolio en Credicorp Capital, sostiene que la Fed debería reducir las tasas de interés entre el segundo y el tercer trimestre del 2024 ante una desaceleración económica estadounidense más marcada en ese periodo. “Independientemente de las acciones de la Fed, hay un riesgo de inflación que podría aumentar con un alza en el precio del petróleo”, advierte. Si el barril se mantiene entre US$ 70 y US$ 80, podríamos ver retrocesos en las tasas, pero niveles cercanos a los US$ 100, como el de hace dos meses, cambiarían el panorama.
El petróleo representa un 7% dentro del peso total en la canasta del consumidor estadounidense, y podría generar hasta un punto adicional de inflación si aumenta en 15%. Aunque estos impactos no son de largo plazo, constituyen choques a la oferta y afectan las decisiones de compra en una economía al borde de la recesión.
“El principal riesgo para el 2024 es un posible repunte en la inflación, que ya viene bajando. Pero, si la Fed mantiene las tasas altas por un periodo prolongado, empezarán a estallar varias cosas”, comenta Antonio Cevallos, director de Oferta de Valor de SURA Investments.
En una economía poco dinámica, las empresas son menos líquidas, se dificultan los refinanciamientos, se vende menos y se deja de pagar más, lo que estresa las cadenas de pago en general. En este contexto, el M2 de la Fed, indicador que representa la cantidad de dinero en circulación en una economía, ha retrocedido cerca de 2.5% desde inicios de año.
Algunas de las razones por las cuales las tasas no bajan aún residen en el gasto fiscal de Estados Unidos. Si el Gobierno emite más deuda y genera gasto, se dan algunos impactos: por un lado, se transfiere el dinero del mundo financiero, que son los ahorros, al mundo real. Con ello, la tasa de interés debe continuar alta para compensar el efecto de generar más deuda y gastos.
Esto también origina más incertidumbre sobre los papeles, como los bonos de largo plazo. “Cuando el Gobierno de Estados Unidos emite muchos bonos, las tasas suben debido a la oferta y a la demanda. China, por ejemplo, está cambiando sus reservas en bonos del Tesoro por oro, directamente”, precisa Kaempfe.
En contraste, Daniel Morales, gerente de Estrategia de Inversiones de Scotia Wealth Management, opina que la inflación ya no es un problema, por lo que las tasas de interés de la Fed deberían alinearse con la tendencia de otros bancos centrales en América Latina, China o Tailandia.
“Estados Unidos probablemente entre en recesión en el segundo trimestre, debido a indicadores líderes como el mercado laboral. El crédito general se está contrayendo y la morosidad del crédito de consumo está subiendo a niveles alarmantes en algunos casos”, afirma Morales.
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China
La segunda mayor economía del mundo ha experimentado en el 2023 un crecimiento moderado, por encima del 5%. Moody’s rebajó la perspectiva para sus bonos soberanos a negativa en diciembre, a consecuencia de un mayor endeudamiento para impulsar la economía asiática.
China mantiene un déficit sobre el PBI de 3.8% este 2023, por encima del límite de 3% o menos que tuvo en los últimos años, a excepción del 2020. Según Bloomberg, el país está en camino de una emisión récord de bonos este año.
Hace cuatro años, el gigante asiático necesitaba generar 15 millones de empleos al año para controlar el desempleo. Con el crecimiento actual, no cumplirá sus metas para el 2024, por lo que se espera que estimule su economía nuevamente. “Hoy el Gobierno fomenta que los bancos presten más a los inmobiliarios para salir del apretón económico”, explica el ejecutivo de Credicorp. Este escenario haría que las monedas emergentes se aprecien más respecto al dólar, lo que traerá precios de commodities más altos y una aceleración en la apreciación en monedas emergentes, señala.
Para el banquero de Scotia Wealth Management, el sector inmobiliario chino ha contribuido a la desaceleración económica, pero precisa que, de todas las ventas de propiedades en el país asiático, solo 3.5% caían en Evergrande y cerca de 2.8% en Country Garden, empresas estatales gigantes que han sufrido en el sector.
La atomización del mercado inmobiliario chino afecta principalmente a inversionistas privados, no necesariamente al Gobierno de ese país. “Es por ello que las autoridades chinas tienen tolerancia a estos defaults. No se preocupan porque no son sistémicamente importantes”, asegura Morales.
En cuanto a colocaciones, Kaempfe recomienda que, si se busca apostar en China, sea a través de sectores o de regiones más afines al crecimiento chino, como Europa o América Latina. En cualquier caso, el gigante asiático estaría creciendo alrededor del 4%.
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Oportunidades en América Latina
Considerando este panorama, para el ejecutivo de Credicorp hay oportunidades en portafolios internacionales a través de fondos o ETF (exchange traded funds) antes que stock picking fuera de Estados Unidos. El mercado andino, en general, se encuentra con precios bajos, por lo que bien vale poner el ojo en determinados sectores antes de los rallies como efecto de la reaceleración económica por bajas de las tasas por parte de los bancos centrales.
Morales sostiene, por su parte, que Latam ofrece oportunidades en países clave. En Colombia, por ejemplo, Scotiabank se siente más cómodo tomando algunas posiciones en empresas de alta calidad crediticia, pero también lo hace en las de baja calidad. Bonos del Gobierno colombiano, Ecopetrol o Grupo Aval en Colombia son opciones, así como Engie y Falabella en Chile. “Para inversionistas que buscan opciones cortas, la pregunta es esta: ¿ven riesgo de default con el caso Falabella y su presente? Si la respuesta es no, que es nuestra opinión, es una buena alternativa a un plazo de, por ejemplo, cuatro años”, dice.
En el escenario peruano, el fenómeno del Niño (FEN) generaría un crecimiento lento en pesca, agro, retail y comercio, pero a esto también se añade la inflación por posibles bloqueos de carreteras y escasez en mercados, lo que repercute en alimentos. Según Carlos Rojas, CEO de Capia SAFI, los anuncios de un FEN fuerte han frenado muchas inversiones. “Los bancos ajustan, prestan menos, acortan líneas de crédito y lo dan a mayores tasas. Las empresas que viven de tasas bajas, entonces, empiezan a sufrir en sus balances”, subraya.
Para Kaempfe, más allá de la desintegración de instituciones y de su credibilidad, el interés reside en el funcionamiento del imperio o en la primacía de la ley. “La solidez de las instituciones y el nivel de deuda del Perú, que es uno razonable y saludable, son lo que más importa”, aclara.
Se espera que el crecimiento en el Perú cierre el 2023 en terreno negativo, con una caída del empleo de 0.7% (dejando fuera el 2020) y un retroceso de la inversión privada durante seis trimestres continuos, considerando que en el 3T23 este indicador cayó 6.2%.
Aun así, tanto la falta de una posición firme del Gobierno de Dina Boluarte para impulsar las inversiones como la inseguridad que se vive en el ámbito local pueden prolongar la incertidumbre y obstaculizar el aumento de la inversión. Estos factores podrían ser determinantes en el 2024, por lo que, para perfilar mejor los portafolios, es crucial considerar el panorama completo.