La disminución de la confianza, el costoso financiamiento y la inestabilidad social y política seguirán lastrando la calidad crediticia de las empresas peruanas durante el 2024, sostiene el último reporte de Moody’s Investor Service.
Según la calificadora de riesgo, la agitación política que vivió Perú a finales de 2022 y principios de este año afectó el consumo privado y, aunque está retrocediendo, la inflación sigue en niveles elevados.
Así, la calidad crediticia de empresas no financieras y de infraestructura en Perú seguirá bajo presión hasta el siguiente año, pues la escasa inversión y el tibio consumo siguen limitando el crecimiento económico, proyecta.
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Además, la agencia de rating alerta sobre una débil generación de efectivo y escasez de liquidez, ante la corrección de los precios de las materias primas, el elevado índice de precios, las protestas, el lento crecimiento general y los elevados pagos de dividendos.
En este escenario, la calificadora advirtió que, a fines de agosto, cinco de cada 11 empresas peruanas tenían perspectivas negativas, en gran parte debido a la escasez de liquidez.
A esto se suma el estrés por refinanciar deuda en los mercados de capital locales, proceso que seguirá siendo difícil durante en el próximo año si las condiciones de financiamiento globales se debilitan y aumenta la agitación política y social interna, prevé.
“Es probable que las compañías encuentren un mejor acceso para reestructurar su deuda a corto plazo a través de bancos locales o emisiones de deuda senior garantizada, pero aquellas que buscan financiamiento local podrían encontrar términos y condiciones más estrictos que en periodos previos”, manifestó.
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Moody’s estima que los bancos peruanos están decididos a limitar sus riesgos a medida que continúan expandiéndose hacia los préstamos de consumo, enfocándose en sus propios clientes con desempeño crediticio sólido y adoptando estándares de suscripción más conservadores en el futuro.
Pese a ello, argumenta que un entorno regulatorio favorable ayudará a proteger a las empresas de infraestructura locales, ofreciéndoles estabilidad de flujo de caja y liquidez, así como cierto aislamiento de la volatilidad de las tasas de interés, incluso cuando los inversionistas potenciales se mantienen cautelosos.
En cuanto a la perspectiva negativa sobre la calificación soberana de Perú, Moody’s refiere que involucra los riesgos sociales y políticos intensificados que amenazan con deteriorar la cohesión institucional en el país durante los próximos años.
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El actual fenómeno El Niño, que provocó intensas y extensas inundaciones en el norte en mayo, probablemente empeorará más adelante, lo que supone una tensión adicional para las ya débiles perspectivas económicas, dijo. También reflejan el deterioro de la efectividad de las políticas y la fortaleza económica del país a través de sucesivos gobiernos, acotó.
- Cautela. La actitud conservadora del sector privado respecto de la inversión en infraestructura persistirá, pues las empresas siguen posponiendo sus esfuerzos de gasto de capital, sostiene Moody’s. El gobierno avanza lentamente, incluso con varios grandes proyectos en tramitación solo ha ejecutado uno cada tres años, expresó. “La subasta de un gran proyecto está prevista para diciembre de 2023 y pondrá a prueba el apetito del mercado”, manifestó. Si bien la calificadora no espera cambios importantes en las regulaciones bajo el actual mandato, tampoco prevé alguna mejora.