Muchos trabajadores utilizan su tarjeta de crédito para hacer compras recurrentes.
Así, cuando el consumidor hace una compra puede usar el plástico como medio de pago, es decir, pagarla en la fecha de vencimiento de su estado de cuenta o establecer un número específico de cuotas mensuales.
Además, está la modalidad de pago revolvente cuyo plan de pagos depende del cliente y no se limita a un plazo determinado.
En esta línea, analistas coinciden en que hay una preferencia por esta última denominada también ‘revolving’, en particular, entre los clientes del supermercado, quienes compran todas las semanas con la tarjeta de crédito pero no solicitan un pago en cuotas.
El comprador puede gastar S/ 700 y elegir la modalidad revolvente, por tanto, los siguientes meses puede abonar el monto que desee, S/ 100, S/ 200 o la mitad; o pagar solo los intereses generados y mantener el monto original (S/ 700), dijo Yang Chang, docente de Finanzas de la Universidad de Piura.
Sin embargo, señaló que dichos financiamientos con mecanismo revolvente son más riesgosos pues no dan una certeza sobre la fecha en que se terminará de pagar por completo esta deuda.
Según Chang, es en este escenario que la banca podría empezar a limitar la forma de pago revolvente -que es favorito entre los peruanos en el supermercado- por el riesgo de que nunca llegue a cumplir con su obligación.
En contraste, el docente estima que podrían promoverse los pagos en cuotas que ofrecen mayor certeza, proceso similar a lo que está sucediendo con los préstamos personales revolventes que, mediante compras de deuda, se están cancelando y pasando a un cronograma de pagos.
En cuanto a la compra en supermercados, el especialista comentó que no es recomendable partir los gastos del mes en cuotas pues, en unos meses, sería insostenible.
“Si necesita dividir sus consumos semanales o mensuales en pagos periódicos, es claro que su presupuesto no le alcanza para cubrir sus gastos básicos”, manifestó.
De acuerdo con los expertos, el financiamiento revolvente es atractivo para los trabajadores dependientes, con ingresos seguros, mientras que los independientes prefieren el pago en cuotas.