La dolarización del arrendamiento eleva el riesgo de incumplimiento de pago de los inquilinos y genera incertidumbre en el mercado de alquileres.
“Hemos estado en etapas complicadas, ahora solo se observa la mora provocada por la pandemia, muchos perdieron su trabajo y no pudieron pagar su renta. Empero, la mora podría incrementarse en el último trimestre”, señaló Manuel Balcázar, general manager de B&B Soluciones Legales Inmobiliarias.
En este escenario, un buen inquilino se puede convertir fácilmente en uno moroso y, al superar los tres meses de no pago se convierte en un problema pues para que abandone el inmueble se requiere de un proceso judicial, dijo.
Sin embargo, dicho desalojo puede ser muy complicado o sencillo, dependiendo de las condiciones establecidas en el contrato, agregó.
Según Balcázar, la mayoría son contratos de arrendamiento ordinarios cuyo periodo de desalojo ante el incumplimiento de la renta puede tomar hasta cuatro años, durante los cuales el arrendador no recibe pago alguno.
También hará más difícil conseguir un ambiente vacío porque hay gente que no podrá pagar su alquiler, pero no se mudará a otro lugar donde sí pueda cumplir, añadió.
En contraste, sostuvo que existen contratos con cláusulas de desalojo con intervención notarial cuyo procedimiento es especial y no demora más de cuatro meses.
“Lamentablemente, el Estado no ha sabido difundir los beneficios de este arrendamiento porque con estos contratos se hubiera facilitado el desalojo”, acotó.
Para que se realice el desalojo, ambas partes deben firmar el contrato ante un notario y además, debe contener una cláusula de allanamiento a futuro a fin de recuperar el inmueble.
Este proceso puede empezar tras dos meses de retraso en el pago de la renta o por el vencimiento del contrato de arrendamiento.
Balcázar indicó que algunos arrendatarios responsables optan por salir del inmueble hacia espacios más pequeños o en zonas con rentas menores.