El segmento de las fintech o negocios de tecnología financiera fue uno de los de mayor desarrollo en los últimos años.
“Una fintech efectivamente representa un negocio bueno hoy en día, es como contar con un software de automatización del sistema bancario, algo así como una billetera digital o una plataforma de cambio de moneda”, dijo Daniel Chicoma, profesor de posgrado de Marketing Digital de Esan.
Así, los fundadores de estas innovaciones ya no invierten un gran monto en el desarrollo de la aplicación pues existen, incluso, plantillas para ser implementadas, refirió.
No es necesario crear de cero una página sino que, en la mayoría de casos, está prediseñada para hacer este negocio, añadió.
En tanto, comentó, para que una aplicación funcione como empresa requiere de un grupo significativo de usuarios, lo cual es lo más difícil de conseguir.
Por ello, el gasto está en la inversión publicitaria para que ciertas personas, potenciales clientes, descarguen la aplicación, manifestó.
“El desarrollo web está, por ejemplo, sí deseo una aplicación que permita cambiar de moneda y se dirija a cinco bancos distintos se puede hacer, pero este no es todo el negocio, lo principal son los clientes; de nada sirve que funcione si nadie lo va a usar”, advirtió.
Se busca generar canales de atención especializados, contar con un profesional que pueda dar las soluciones debidas a los clientes y que, no necesariamente, van a contar con un espacio físico de labores, agregó.
En esta línea, el capital inicial requerido para la creación de una fintech se redujo significativamente, pues la tecnología a utilizar en las distintas plataformas está casi implementada, sostuvo Javier Salinas, director de Emprende UP.
“Ahora se necesitan entre US$ 50,000 y US$ 500,000 para lanzar una fintech, dependiendo del rubro, a diferencia de hace tres años en que dicha inversión inicial se multiplicaba por 10″, detalló.
Los costos actualmente se enfocan en la captación de nuevos usuarios y muy poco en el soporte de la plataforma, agregó el especialista.