En las primeras semanas de la cuarentena, el alcohol comenzaba a escasear en los puntos de venta, pero el cuerpo y la mente pedían cócteles refrescantes. Tocaba agotar los stocks acumulados en casa y, en ellos, abundaban las botellas de whisky. En mi cabeza, las dudas crecían mientras recordaba frases de toda la vida: “el buen whisky se toma solo” o “el whisky es para calentar el cuerpo y el alma”. Pero el libro “Coctelería argentina”, de Tato Giovannoni, me convenció de dejar esas ideas atrás. Si el creador de Florería Atlántico (puesto 18 de “The World’s 50 Best Bars 2022″) se animaba a coctelear con whisky, ¿por qué yo no?