El salón aeronáutico de Dubái, el primero de importancia tras la irrupción de la pandemia de COVID-19, abre sus puertas el domingo en un momento en que el sector intenta recuperarse de los estragos del coronavirus y está presionado por el cambio climático.
El colapso del tráfico aéreo en la primavera boreal del 2020 debido a la pandemia paralizó a las compañías aéreas debido a la ausencia de pasajeros.
El número de personas que han vuelto a viajar en avión sube cada mes, aunque en setiembre seguía siguiendo un 53% inferior al de setiembre del 2019, antes de la pandemia.
Los vuelos internacionales siguen sufriendo diversas restricciones dependiendo de los Estados a los que se dirijan y su volumen es un 69% menor al registrado antes de la llegada del coronavirus. Los vuelos domésticos, más sencillos desde el punto de vista sanitario, registran un tráfico un 24% menor.
“Esto nos hace pensar que una vez que se levanten las restricciones de viaje tendremos una fuerte demanda por parte de los pasajeros”, confió Willie Walsh, director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
Sin sorpresas
Debido a esta crisis, las aerolíneas van a sufrir pérdidas globales de US$51,800 millones este año, según la asociación.
El tráfico solo volverá a su nivel prepandemia entre el 2023 y 2025. En este contexto, es difícil obtener importantes encargos de aviones, como era característico en estos grandes salones.
“Siempre puede haber sorpresas, pero no espero grandes anuncios extraordinarios”, dijo Walsh.
Pese a todo, Airbus y Boeing llegan a Dubái con importantes novedades. El primero con sus A321neo y A350 y Boeing con el 737 MAX y 787 Dreamliner.
El constructor estadounidense hizo venir de Seattle su futuro avión de gran capacidad 777X, que aún no ha obtenido certificación. Oriente Medio es un mercado importante para este modelo de avión, que fue lanzado en la edición 2013 del salón de Dubái. Dos tercios de los encargos del 777X proceden de las compañías Emirates, Etihad y Qatar Airways.
Debilitado por una sucesión de crisis internas, “Boeing necesita buenas noticias, anunciar cosas”, explica Michel Merluzeau, experto en la consultora AIR.
Por ello, tal vez sea el momento de lanzar una versión cargo del 777X para contrarrestar el anuncio de Airbus de la comercialización de una versión cargo de su A350.
En un momento de dificultades en las cadenas de suministro, debido al coronavirus, el transporte aéreo de mercancías registra buenas cifras y constituye una fuente de beneficios importante para las aerolíneas.
La presión climática
En este contexto de urgencia climática que genera una fuerte presión en el sector, el constructor europeo eligió presentar una maqueta de un avión llamado ZEROe, que será una realidad en el 2035 y que volará gracias al hidrógeno y no al queroseno, es decir que no emitirá dióxido de carbono (CO2), principal gas de efecto invernadero.
Boeing presentará por su parte su ‘ecoDemonstrator’, un 737 MAX que será una especie de laboratorio volador para probar nuevas tecnologías ecológicamente correctas.
En octubre, IATA, que reúne a 290 compañías que representan un 83% del tráfico mundial, se comprometió a alcanzar el nivel de “cero emisiones netas de CO2″ para el 2050 como forma de combatir el cambio climático.
Esta meta abre nuevas perspectivas para los constructores ya que las aerolíneas invertirán en aviones más nuevos, que consumen menos carburante y por tanto emiten menos CO2.
En este salón de Dubái también habrá un lugar para el sector defensa, en un momento en que la importación de armamento ha aumentado un 25% en los últimos cinco años, según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (Sipri).
Durante esta reunión, los principales constructores del sector presentarán helicópteros de transporte de tropas o de ataque, aviones cisterna y cazabombarderos.