Una chacra con sabor gourmet

Sus platos fuertes van por la clásica pachamanca a la piedra, el chancho al palo y los pollos al cilindro. Pero hay mucho más, sobretodo un interesante juego con el ahumado de leña que suma sabor a sus platos. Comencé con un Ceviche apaltado de bonito y pulpo en una leche de tigre ahumada al ají amarillo y palta, además de choclo y cancha serrana. Fue una buena combinación de texturas y sabores. También probé un Pastel de choclo que se anunciaba muy sugerente (relleno con asado de tira y gratinado en horno de barro con quesos del valle, arúgulas y tomates deshidratados) y gustó. Ojo también a la Causa rellena de langostinos a la parrilla y al Carpaccio de lomo sellado al carbón.

Pero es en los fondos donde se justifica la ida y vuelta a Lurín: el Chancho al palo (cocido a las brasas por seis horas) viene acompañado de un sabroso arroz meloso con hongos de Porcón. Los sabores, intensos, lejos de opacarse entre sí se complementan. Así como el Seco de asado de tira que llegó muy bien, con la carne tierna (nada seca por exceso de cocción, como suele ocurrir en tantas cocinas), acompañado de un cremoso de frijol canario (bien sazonado) y arroz con choclo. Hay guisos de pato sudados en olla de barro y Lomo saltado flambeado al pisco para los que busquen abrirle camino a una placentera siesta. Consejo de pata: lleve un amigo o familiar “elegido” para conducir de regreso, porque entre chilcanos de la casa y “shots” de pisco se vive mejor la experiencia.

Claves

• Sábados y domingos a la 1pm se puede participar del “destape” de la pachamanca. Ideal para los más chicos y las fotos en familia. También hay shows con caballos de paso.
• Entre los postres hay unos picarones rellenos de membrillo (¡muy golosos!) y una piña a la brasa, caramelizada y con un sutil bizcocho con aroma a cedrón. Ambos acompañados con helados artesanales.
• Su chef y anfitrión, Eduardo Navarro, siempre está atento para orientar a los comensales.