Indecisos. Elección de Fujimori o de Castillo depende de los ciudadanos que aún no definen voto. (Foto: GEC)
Indecisos. Elección de Fujimori o de Castillo depende de los ciudadanos que aún no definen voto. (Foto: GEC)

Alex Salas Kirchhausen

Profesor de Pacífico Business School

Las elecciones, para bien o para mal, son los grandes generadores de cambios en los valores de los ciudadanos, en el que las campañas son confrontaciones para que cada uno revise sus valores personales y elegir a quien mejor lo represente.

Por ello, la polarización es un fenómeno normal en épocas de elecciones que vivimos, debido a que los valores son aspectos personales que son “no negociables”. Muchas crisis al interior de una familia o grupo se da cuando alguien empieza a cambiar su sistema de valores en forma diferente a lo que piensa la mayoría.

No obstante, estas elecciones en el Perú guardan marcadas diferencias con la anteriores por diferentes razones: 1) La inestabilidad política que ha tenido a cuatro presidentes y dos Congresos en un periodo de 3 años, 2) la crisis sanitaria, económica y social producida por el COVID-19 y 3) el aumento del uso de las redes sociales en la vida diaria, especialmente durante la pandemia que produce una lectura demasiado emocional de las noticias y eventos casi a diario. Lo anterior ha impactado y desgastado emocionalmente a las familias e individuos por lo que las discusiones son más ásperas en general.

¿Puede haber un debate de ideas entre dos grupos que están en los extremos? Por definición, un grupo social implica que sus miembros tienen ciertos valores en común. En situaciones de mayor estabilidad, es probable que dos grupos con valores diferentes puedan entablar un diálogo o un consenso.

No obstante, en escenarios competitivos como las elecciones, con opciones muy distintas a nivel de valores y en el que los mensajes de campaña se apalancan en el miedo, el debate constructivo de ideas es poco probable. Así, se retrocede del diálogo civilizado a la agresión tribal en donde se puede terminar viendo a otros grupos como “no iguales a uno”.

Después de los resultados

¿Volveremos a la calma o es más probable que nos esperen cinco años más de polarización? Dependerá de la forma en la que partido de Gobierno y de Oposición construyan su discurso de gobernabilidad. En gobiernos populistas, es común que persistan marcadamente con sus discursos de campaña, debido a que privilegia la aprobación ciudadana respecto al desarrollo económico y social.

En este escenario, no debiera sorprender que parte importante de los calificativos que vemos en los memes de redes sociales pasen a ser conceptos fuertemente y formalmente empleados. Si la elección es ganada por un margen mínimo, persistir en los discursos de campaña pueden agravar la polarización.

Es difícil mantener el diálogo en situaciones de alta presión y miedo porque pone a las personas a la defensiva y es normal que en estas situaciones, muchos puedan sentirse agredidos al intercambiar opiniones con otras personas que piensan y sienten distinto. Mi recomendación es que bajen la frecuencia de comunicación con aquella persona cuyas opiniones puedan ser demasiado controversiales, o en el caso de redes sociales dejar de seguir las publicaciones de una persona por 30 días. Probablemente después de ese tiempo y de las elecciones volverá a ser la persona de siempre.

Habría que preguntarse primero si es que hubo antes una relación previa y saludable entre ambos grupos. Quizás debemos preguntarnos algo que debimos hacer 200 años: ¿cómo construimos una relación sostenible entre los diferentes grupos de nuestro país?