Vodka. Combustible para aviones. Desinfectante de manos. Perfume. Un número creciente de empresas están convirtiendo el dióxido de carbono capturado del aire o de las chimeneas de las fábricas en productos cotidianos para que los gases de efecto invernadero no se escapen a la atmósfera y calienten el planeta, o al menos se reciclen unas cuantas veces antes de eso.
La tecnología de captura de carbono funciona separando el CO₂ de otros gases utilizando caros disolventes que atraen las moléculas como un imán. Una vez capturado, el CO₂ se puede enterrar a gran profundidad en lugares como pozos de petróleo y gas vacíos, donde permanece durante siglos. Sin embargo, ese proceso tiene sus desafíos. Además del alto costo, las empresas también deben descubrir cómo transportar el CO₂ y encontrar las estructuras geológicas adecuadas para almacenarlo.
Es por eso que algunas nuevas empresas están recurriendo a lo que se conoce como “captura y utilización de carbono” (CCU, por sus siglas en inglés), donde el CO₂ se usa para fabricar productos que se pueden vender para financiar la ampliación de sus tecnologías. Tan solo en Estados Unidos hay un mercado potencial de US$ 1 billón para productos fabricados con emisiones de CO₂ capturadas, según la organización no gubernamental Carbon180, que van desde plásticos y materiales de construcción a alimentos y bebidas.
Un producto de reemplazo que realmente puede marcar la diferencia en el esfuerzo global para alcanzar emisiones netas cero es el combustible de aviación, porque actualmente no existe una forma de fabricarlo sin combustibles fósiles.
Dimensional Energy está intentando hacer combustible utilizable a partir de residuos de carbono y luz solar. Su proceso funciona agregando agua al carbón capturado y calentando la mezcla a altas temperaturas usando electricidad generada por paneles solares. Se introducen catalizadores que combinan los átomos de carbono e hidrógeno del agua en un compuesto que puede convertirse en combustible para barcos de carga y aviones de pasajeros.
“Lo que hace nuestro proceso es tomar lo que se ha tratado formalmente como desecho y hacerlo utilizable”, dijo el director ejecutivo Jason Salfi a Bloomberg Television.
La compañía tiene previsto capturar y utilizar sus primeras 500,000 toneladas de CO₂ para finales de la década, un objetivo extremadamente ambicioso. En comparación, la mayor planta de captura de carbono en funcionamiento hoy —la instalación de Orca en Islandia a cargo de Climeworks AG — solo puede capturar 4,000 toneladas de CO₂ al año.
El problema para empresas como Dimensional es que CCU nació como un medio para recaudar fondos para tecnologías de captura de carbono. Pero hoy, con decenas de Gobiernos y empresas que establecen objetivos para reducir a cero las emisiones, ha habido un aumento en el interés de los inversionistas en empresas que simplemente capturan CO₂ y lo almacenan.
Desde una perspectiva climática, siempre será más eficaz atrapar el CO₂ capturado bajo tierra que intentar utilizarlo de nuevo, indicó Howard Herzog, ingeniero sénior de investigación en la Iniciativa Energética del MIT. Convertir el gas en otra cosa requiere energía y no siempre es fácil obtenerla de fuentes completamente renovables, incluido el hidrógeno. Eso limita la capacidad de estos procesos para tener un impacto climático significativo, especialmente cuando hay otras formas de reducir emisiones de la mayoría de estos productos, dijo.
Si bien puede ser una herramienta de marketing efectiva, los expertos dicen que en la mayoría de los casos no hay necesidad de reemplazar los productos cotidianos con versiones hechas de carbono capturado. Cuando se trata de cosas como bebidas alcohólicas y desinfectante para manos, son, en el mejor de los casos, una herramienta educativa sobre los beneficios de invertir en tecnología de captura de carbono y, en el peor de los casos, un truco que no le hace mucho bien al planeta.
Por ejemplo, Air Company, con sede en Brooklyn, dice que ha creado el “alcohol más sostenible del mundo” al mezclar CO₂ capturado con hidrógeno hecho a partir de agua y energía eólica. Sus licores se pueden convertir en una variedad de bienes de consumo, incluido el vodka, en US$65 la botella.
Varias otras empresas apuntan a reemplazar una gran cantidad de productos básicos.