(Bloomberg) En el 2007, Michelle Jackson, una escritora de treinta y tantos años de Denver, tenía un título de máster, había viajado por todo el mundo y disfrutaba de su vida social de soltera. También tenía ganas de comprar su propia casa, un rito de madurez que creía reservado a las parejas.
"Quería tener mi propio hogar", explica Jackson. "Muchas personas de mi círculo de amigos eran mujeres que habían comprado una casa al casarse, pero yo sentía que quería aumentar mi propio patrimonio y comprar. Si en algún momento conocía a alguien, sería algo más que yo aportaría a la relación. No tenía sentido esperar".
Tras ver unas cuantas casas, Jackson obtuvo la pre aprobación de una hipoteca a 30 años y tipo fijo, e hizo una oferta por un pequeño apartamento de un dormitorio en un edificio de tres viviendas en Denver por US$ 72,500.
Todavía vive en la misma casa, que fue valorada el año pasado en más del doble del precio que ella pagó, y dice que planea reformarlo y quizá comprar una propiedad adicional cerca.
"Estoy muy contenta", confiesa Jackson. "Ha cambiado por completo la forma en que me siento conectada al lugar en que vivo. Es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida".
Las noticias e investigaciones sobre mujeres y dinero pueden ser deprimentes. Las mujeres ganan menos que sus colegas masculinos, sufren penalizaciones más duras en sus trabajos por ser madres, lidian con más deudas y ahorran menos para la jubilación.
Pero hay una parte de las finanzas personales en la que las mujeres solteras superan a los hombres en Estados Unidos, y es significativa: ser propietarias de su casa.
Casi un siglo después de la publicación de "Una habitación propia", el ensayo de Virginia Woolf sobre la urgente necesidad de las mujeres de tener un espacio físico privado en el que florecer, y lejos de un legado de leyes que restringían la facultad de las mujeres para tener propiedades, o que las consideraban como una propiedad, las solteras suponen el 17% de los compradores de casas en Estados Unidos, en comparación con un 7% de los solteros.
Los datos, del año pasado, proceden de la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios (NAR, por sus siglas en inglés).
Aunque las mujeres han estado por delante de los hombres en los datos de la NAR desde 1981, la brecha se ha ensanchado aún más en los últimos años, ha explicado Jessica Lautz, directora de gestión de investigación de sondeos y comunicaciones de la NAR.
Los valores de la propiedad y los préstamos hipotecarios se desplomaron tras la crisis financiera del 2008, y los bajos tipos de interés han hecho que los préstamos sean más atractivos para los nuevos compradores, que también son más frugales.
Las solteras también son más proclives que los solteros a tener hijos solas, ha destacado Lautz, y por tanto más propensas a buscar un hogar estable en el que criarlos. Había 8.6 millones de hogares de madres solteras en el 2011, más de tres veces la cifra de 2.6 millones de hogares de padres solteros, según el Centro de Investigación Pew.