(Foto: Marco Ramon)
(Foto: Marco Ramon)

El gerente de América Latina y Caribe de S. Pellegrino llegó a Lima para supervisar la semifinal del concurso “S. Pellegrino Young Chef 2019-2020 en Latinoamérica”.

Este es solo uno de los tantos viajes de trabajo que suele hacer el ejecutivo que maneja 28 países. Su alto cargo, sin embargo, no impide que se involucre en todas las tareas. El italiano que, según menciona, lleva una vida de gitano, se ofrece a servir y recoger los platos de los invitados.

¿Por qué hace esas tareas?

Todo líder debe hacerlas. Empecé hace 20 años en los almacenes de S. Pellegrino. A las 6 a.m. cargaba cajas hasta los restaurantes. Allí aprendí la humanidad del trabajo.

¿Cómo logró ascender?

En la empresa siempre evaluamos a las personas que quieren hacer carrera. No solo importa la habilidad numérica que se traduce en resultados financieros, sino cómo involucras a tu equipo o haces crecer al talento joven. El valor de la comunidad es esencial.

¿Cómo ayuda a crecer a otros talentos?

Para mí siempre fue importante tener un mentor. Un buen jefe delega responsabilidades a los jóvenes. A veces no lo quieres hacer por miedo, pero debes dejar volar al ave, que se equivoque y, como experto, estar detrás.

¿Algunos jefes temen ser reemplazados con facilidad?

Puede pasar. Ahora estoy bastante seguro de mis cualidades, lo que soy y puedo hacer. A los jóvenes que trabajan conmigo les digo: mi objetivo es que en 15 años seas el jefe.

¿De qué errores ha aprendido más a lo largo de su trayectoria profesional?

Los italianos somos un poco latinos, temperamentales. Por eso, debemos pensar bien antes de hablar. A veces era demasiado listo para contestar o tomar acciones si los negocios no se cerraban bien o a alguien no cumplía. Ahora digo: respira, piensa y luego habla.

¿Cómo mejoró en ese aspecto?

Aprendí a corregirlo en equipo. Practicamos el feedback honesto. Se trata de repasar qué sucedió, pensando en el objeto y no en el sujeto. Los fracasos también te ayudan a mejorar muchísimo.

¿Qué fracaso le contribuyó más?

En algún momento traté de conseguir una posición y no fui elegido: había alguien mejor. Acepté que había cosas que podía cambiar.

¿Alguna vez pensó en renunciar?

En mi trayecto pasé por muchas áreas, hice carrera internacional, trabajé con las mejores agencias de comunicación y consultoría.

¿Qué esperaba encontrar en los equipos de trabajo de Latinoamérica?

Llegué con una mirada colonial. Pensaba que aquí eran perezosos.

Corroboró lo contrario.

Encontré profesionales increíbles. Aunque hay un chiste sobre la expresión ‘ahorita’ que es verdad. Uno nunca sabe cuándo es ‘ahorita’ (ríe).

¿Cuáles son sus hobbies?

Me gusta leer. Me encantan los negocios, por eso fue muy importante el manual de marketing de Philip Kotler. También me encanta el escritor colombiano Álvaro Mutis. Me recuerda los países que visito.

Después de viajar tanto, ¿cómo se conecta nuevamente con Italia?

Vivo en restaurantes y hoteles básicamente. Así que la comida me hace recordar a mi familia. Me gusta hacer pasta fresca “tagliatelle” y compartirla con mis amigos.

¿Qué representa la comida en su vida?

Me gusta trabajar alrededor de la comida porque es un concepto cultural. En ella encuentras todo lo de un país: historia, tradición y pueblo.‘

En Corto

Balance de vida. “Casi me he casado con mi trabajo”, confiesa Roberto Caroni. El ejecutivo de 50 años no ha formado una familia porque, según explica, es difícil estar al pendiente de una relación de lejos. “ Empiezan los problemas porque siempre te vas, y cuando estás fuera no tienes el tiempo de llamar. Con mi familia en Italia son siete horas de diferencia. Es un pequeño sacrificio”, comenta el también abogado.

Hoja De Vida

Nombre: Roberto Caroni.

Cargo actual: Gerente de América Latina y Caribe de S. Pellegrino. Educación: Derecho.

Edad: 50 años.

Hobby: Leer y cocinar.