La industria de los plásticos asegura que hay una forma para ayudar a resolver la crisis de desechos plásticos que plaga océanos, playas y tierras del planeta: reciclarlos, químicamente.
Normalmente, el reciclaje químico emplea calor o solventes químicos para descomponer plásticos en líquido o gas, para producir una mezcla similar al aceite o químicos básicos. Los líderes de la industria dicen que esa mezcla puede entonces convertirse en bolitas de plástico para hacer productos nuevos.
“Lo que tratamos de hacer es crear realmente una economía circular para el plástico porque creemos que es la forma más viable para mantener el plástico fuera del ambiente”, aseguró Joshua Baca, vicepresidente de la división de plásticos del American Chemistry Council (ACC, una asociación comercial de las compañías químicas estadounidenses).
ExxonMobil, New Hope Energy, Nexus Circular, Eastman, Encina y otras compañías planean construir grandes plantas de reciclaje de plástico. Siete instalaciones más pequeñas en Estados Unidos ya convierten plástico usado en plástico nuevo, de acuerdo con el ACC. Otras convierten plástico difícil de reciclar en combustible alternativo para que pueda emplearse en aviación, autos y transporte marítimo.
Sin embargo, grupos ambientales dicen que el reciclaje avanzado de plásticos es una distracción de soluciones reales, como producir y usar menos plástico. Ellos sospechan que la idea de promover plásticos reciclables sólo permitirá que continúe el incremento mundial en la producción de plásticos. Mientras tanto, las tasas de reciclaje de desecho plástico son sumamente bajas, especialmente en Estados Unidos.
Empaquetaduras de plástico, filmes de varias capas, espuma de poliestireno y otros productos plásticos difíciles de reciclar se están acumulando en vertederos de basura y en el ambiente, o yendo a parar a incineradores.
Judith Enck, fundadora y presidenta de la firma Beyond Plastics, afirma que el reciclaje de plásticos no funciona y que nunca funcionará. Los añadidos químicos y colorantes usados para darle al plástico diferentes propiedades significan que existen miles de tipos, agrega. Por eso no pueden mezclarse ni ser reciclados en la forma mecánica convencional. Tampoco existe un mercado para el plástico reciclado, porque el plástico virgen es muy barato, recalcó.
Así que lo que más probable sucederá es que, en lugar de reciclarlos, la industria va a pasar a quemar plásticos como desperdicios o combustible, advirtió Enck, exadministradora regional de la Agencia de Protección Ambiental.
Lee Bell, asesor de políticas para la International Pollutants Elimination Network, cree que el reciclaje químico es solo un ejercicio de relaciones públicas por parte de la industria petroquímica, con el propósito es disuadir a los reguladores de imponer límites a la producción de plásticos. Producir plástico pudiera volverse aún más importante para la industria de combustibles fósiles a medida que el cambio climático ejerce presión sobre sus combustibles para el transporte, agregó Bell.
La industria ha producido unos 11,000 millones de toneladas métricas de plástico desde 1950, la mitad de ello desde 2006, de acuerdo con el ecólogo industrial Ronald Geyer. Se espera que la producción global aumente en más del cuádruple para 2050, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente y GRID-Arendal en Noruega.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos dice que proyecta que la proporción del plástico que es reciclado exitosamente va a subir a 17% en 2060 frente al 9% que había en 2019 si no se implementan políticas adicionales para restringir la demanda de plásticos y mejorar el reciclaje, pero que eso no va a seguir la pauta del crecimiento proyectado del desperdicio plástico. Con políticas más ambiciosas, la cantidad de plástico que es reciclado pudiera subir a entre 40% y 60%, de acuerdo con la OCDE.
Dos grupos que trabajan para reducir la contaminación de plásticos, Last Beach Clean Up y Beyond Plastics, estimaron que la tasa estadounidense de reciclaje de desechos plásticos en 2021 fue aún más baja: de 5% a 6%, luego de que China dejó de aceptar los desechos de otros países en 2018.