(Foto: AFP)
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La renuncia de David Pemsel a presidir la ha abierto una vez más las dudas que se ciernen sobre el futuro económico de la competición, a la espera de que alguien tome el timón de una de las ligas más poderosas del mundo.

Cuando Richard Scudamore anunció en junio de 2018 su decisión de apartarse y dejar su cargo como presidente de la competición, nadie podría prever que el proceso de nombrar a su sucesor se retrasaría más de un año.

Desde que Scudamore se marchara definitivamente en noviembre de 2018, el primer nombre que asumió la responsabilidad fue Susanna Dinnage, directiva del canal Discovery. Sin embargo, antes de tomar posesión, decidió quedarse en el mundo audiovisual y rechazó ser la primera presidenta de la Premier.

Y es que el reto no es pequeño. Scudamore, a lo largo de los 19 años que estuvo al frente del torneo, logró multiplicar los ingresos por derechos televisivos hasta formar el monstruo que hoy se conoce como Premier League.

El precio de los mismos se elevó desde los 600 millones de libras hasta los 5,000 millones por los que se vendieron en el último acuerdo.

Tomar ese ejemplo y mejorarlo parece una tarea casi titánica para quien asuma el reto. David Pemsel, directivo del grupo The Guardian, fue elegido como presidente el pasado mes. Unos asuntos relacionados con su vida privada que los tabloides ingleses pusieron en primera plana, terminaron con Pemsel rechazando el cargo, apenas dos meses antes de que tomara posesión.

Desde la Premier guardan cautela y prefieren mantenerse en silencio hasta que se consiga otro candidato. Además, publicaron un comunicado en el que anunciaron que Richard Masters continuará como presidente interino, una solución temporal.

Las fechas para las que debería de conocerse el nuevo presidente tampoco están claras y desde la liga aguardan hasta que se desemboque el siguiente nombramiento.

Este contratiempo con Pemsel coincide, además, con el despegue de una nueva forma de ver el fútbol en Inglaterra como es Amazon Prime.

El gigante de la logística se coló entre BT Sport y Sky Sports, quienes poseen los derechos de la Premier en el Reino Unido, y compraron un paquete de partidos que les permite televisar en exclusiva, a través de su plataforma Prime, los encuentros de la décimo quinta jornada y del 'Boxing Day' (26 de diciembre).

El Crystal Palace-Bournemouth del pasado martes fue el primer partido de la historia de la Premier League en retransmitirse únicamente a través de una plataforma de 'streaming'.

Todo ello con un formato novedoso que incluye estadísticas en vivo durante la pantalla, algo parecido a lo que la plataforma 'Tennis TV' hace en el caso del tenis.

Lidiar con las nuevas plataformas digitales es uno de los retos a lo que tendrá que enfrentarse el sucesor de Scudamore, ya que, aunque por ahora, solo posean ese escueto paquete de partidos, el poderío de un gigante como podría amenazar a las grandes empresas audiovisuales para el futuro cuando el actual acuerdo termine en 2022.

Un futuro incierto en el que el "brexit" también juega un papel clave. Pese a que aún no se sabe los términos en los que la salida de la Unión Europea afectará al balompié y ninguno de los estamentos del fútbol quiera aventurarse a hablar sobre ello, una posible restricción en el número de futbolistas extranjeros es la mayor preocupación.

Para una liga que genera más de 5,000 millones de euros al año, ver reducido el número de jugadores de otros países dañaría la visibilidad exterior, con menores ingresos por la venta de los derechos televisivos en otros lugares del mundo.

Lo mismo ocurriría con la libra. Una depreciación de la moneda limitaría la llegada de jugadores de otras ligas, aunque los altos salarios que puede pagar la Premier en comparación con el resto de ligas (más de 55,000 euros semanales) mantienen la fortaleza inglesa respecto al resto. Al menos por ahora.

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