José Luis Montiel, presidente de Nissan Perú, considera que un líder debe tener tres cosas: competencias necesarias para saber lo que hace, visión para saber a dónde quiere ir con la compañía y capacidad de conectar para demostrar a los demás que puede haber un mundo mejor. “Y así generas una nueva realidad”, sentencia el mexicano.
¿Cómo ingresó al mundo de los automóviles?
Estudié relaciones internacionales. Originalmente quería ser diplomático. Trabajaba en el Ministerio de Relaciones Exteriores. En algún momento busqué ganarme la vida en algo más porque solo trabajaba medio tiempo. Tenía un amigo que trabajaba para Nissan. Así fue cómo llegué al sector de los autos. Y ahora llevo más de 20 años. Ahora no me veo en otro lugar.
¿Cómo surge ese interés por la diplomacia?
Siempre me atrajo saber cómo se movían los países e hice unas prácticas en EE.UU. que me acercaron a embajadas y consulados. Me pareció un mundo mágico. Toma tiempo y dedicación. Si hubiera sido más perseverante con esa carrera, la habría alcanzado. Todos tenemos talentos y creo que el mío es la negociación.
¿Ser políticamente correcto es parte de su estilo también?
Hasta cierto punto, mientras que se vean los resultados. Por ejemplo, en una carretera se supone que todos nos movemos en el mismo sentido y si se necesitan hacer algunos desvíos para llegar al mismo punto, puedo ser flexible.
¿Cuándo ya no?
Si muchas cosas empiezan a salir de sus carriles, ser demasiado ‘polite’ (educado) no te lleva a buen lugar. Siempre necesitas tener un concepto de ganar-ganar. Cuando esto cambia a perder-ganar, creo que se acaba el tono diplomático.
¿Ha perdido el tono diplomático cuando se ha cruzado con malos jefes?
Me ha tocado lidiar con ellos y en niveles altos donde las personas tienen el cargo sin ser líderes. Demandar cosas es solo una parte de tu trabajo, pero cuando se vuelve un 80% de lo que haces, no conectas con el equipo y solo te importa el resultado, no es suficiente.
¿Cómo lidiaba con ello, conversando o solo adaptándose?
Mi reacción depende del tipo de persona que es. Una vez, por ejemplo, quise mucho a un jefe que era muy demandante y tal vez no escuchaba mucho. Pero me gustaba trabajar con él porque estaba muy orientado a resultados. Le dije: “estoy aquí para ayudarte, no soy de los que dicen a todo sí para quedar bien. Permíteme darte mi opinión y luego toma la decisión”.
¿Y si la persona es difícil de tratar?
A ese tipo de personas debes poner límites de manera amable. Recuerdo que alguien me alzó la voz por llegar cinco minutos tarde a una reunión. Le dije: “te ofrezco una disculpa, no debió ser así. Pero te pido que no alces la voz”. Afortunadamente se calmó y nos sentamos a hablar.
¿Cómo se describiría como líder?
Me considero una persona comprometida y no sólo involucrada. Estoy orientado a resultados. Si algo no se está haciendo bien, trato de no dar explicaciones porque se vuelven excusas cuando no tienes resultados.
¿Qué tan complicado es dirigir una operación desde otro país?
Es manejable. Pero para mí no es lo ideal. Son posiciones de campo que tal vez puedes pilotear ahora por videollamada mientras ves indicadores, pero el poder estar en la tienda es muy importante.
Por ahora, puede disfrutar al menos de la compañía de su familia...
Estoy en casa con mis dos hijos y mi esposa. Estuve en Perú unos cuatro meses antes de regresar a México. Aproveché un vuelo humanitario para venir. Es una oportunidad linda porque puedo trabajar y verlos. Pero me urge también regresar a Perú.
¿Su familia comprende su trabajo?
Los escuchas hablar de temas muy técnicos de la industria. Son muy seguidores de la Fórmula 1 también. A veces, mis hijos en la escuela hablan con naturalidad de market share o posición en el mercado y los maestros se sorprenden un poco.
¿Cuáles son sus pasatiempos?
Me gusta mucho hacer ejercicio. También compito con mis hijos en un videojuego de fútbol americano. Cada uno apuesta US$ 25. No me va muy bien y voy en los últimos lugares (ríe).