El Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met) ‘revive’ más de 200 vestidos y accesorios históricos en su gran exposición anual de moda, en la que destaca el uso de las tecnologías para permitir que los visitantes aprecien los delicados objetos con los cinco sentidos.
La muestra, que este lunes se presentó a la prensa y abrirá al público el 10 de mayo, se titula ‘Bellas durmientes’, en referencia a aquellos vestidos antiguos tan frágiles que no pueden ni colocarse en maniquíes, y que lucen en vitrinas desde las que hay que observarlos como si se tratara de un microscopio.
Este es el tema de la gala benéfica que se celebra este lunes por la tarde (Met Gala) y que financia la colección del Instituto de Moda del Met, dirigido por Anna Wintour, la editora de Vogue, que convoca a cientos de celebridades en este evento exclusivo con entradas a 75.000 dólares, según Time.
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El comisario del Instituto de Moda, Andrew Bolton, explicó que cuando una prenda entra en la colección del museo su estado cambia “irrevocablemente”, pasando de ser parte de la experiencia vital de una persona a “una obra de arte inmóvil que ya no se puede llevar, oír, tocar u oler”.
A través de tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA), rayos X, animaciones visuales o paisajes olfativos, se da “acceso sensorial” a estas prendas y se facilita disfrutarlos “como se pretendía originalmente: con vivacidad, dinamismo y, en última instancia, con vida”, dijo Bolton.
Un ejemplo de ‘bella durmiente’ es el vestido ‘Mariposa’ con cascadas de seda de chifón de Charles James, de 1955, del que el Met dispone dos: uno en condición impecable y otro muy dañado, y poniéndolos uno junto al otro explica cómo su uso y su diseño contribuyen a su deterioro.
Las galerías se distribuyen, además, en tres secciones que exploran temas naturales partiendo de la tierra, el aire y el agua: en una de ellas, decorada como un jardín lleno de sombreros florales, se pueden disfrutar diseños de maestros de la costura como Cristóbal Balenciaga, Hubert de Givenchy o Elsa Schiaparelli.
Como curiosidad, en esa sala hay un abrigo de Loewe plantado en la tierra que “gradualmente morirá durante la exposición”, según el Met.
Otro de los alicientes es un vestido de Jeanne Hallée de en torno a 1913 con ‘falda trabada’, que dificultaba el paso de la mujer, y que vuelve a la ‘vida’ con una técnica tecnológica en la que se ve a una mujer llevándola y convirtiéndose poco a poco en un insecto.
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