Hay dos temas que encuentro infinitamente fascinantes sobre los bienes raíces. Uno es su enorme papel en la crisis financiera; el otro, la gran caída en los propietarios de viviendas después de la crisis. Echemos un vistazo más exhaustivo a algunos de los datos para ver si podemos comprender mejor.
Los propietarios de viviendas en Estados Unidos alcanzaron su punto máximo en 2004, cuando el 69.2% de todas las familias estadounidenses eran dueñas de su vivienda. La tasa cayó al punto más bajo de un 62.9% en el segundo trimestre de 2016, un nivel que no se registraba desde 1965. Pero lo que es realmente interesante aquí es que, desde entonces, la tasa ha subido bruscamente a un 64.2%.
Muchos factores son los responsables de este aumento, como la caída del desempleo, el alza de los alquileres, el aumento de las tasas de interés y que los millennials finalmente se están integrando a la fuerza laboral después de tanta dificultad durante la Gran Recesión y por varios años después de ella. Miremos cada uno un poco más de cerca:
· Empleo: como lo informó esta mañana la Oficina de Estadísticas Laborales, el mercado de trabajo continúa mejorando. La tasa de desempleo se encuentra en un 4.1%, un nivel muy bajo, con alzas constantes en construcción, salud y manufactura. Y dado que el mercado laboral está mostrando señales innegables de estar más ajustado, los salarios están comenzando a aumentar, con un crecimiento anual del 2.9% el mes pasado, el ritmo más rápido desde mediados de 2009.
· Alquileres: desde la crisis financiera, los alquileres han ido aumentando en todo el país. Es un poco complicado registrar datos sobre esto, ya que provienen de diversas fuentes privadas (Rentonomics, REIS, Trulia y Miller Samuel) y varían respecto de lo que miden y su metodología.
Sin embargo, después de un importante aumento, parecen haber tocado techo en muchas ciudades.
¿El resultado? El análisis de alquilar versus comprar ya no favorece de manera abrumadora ser inquilino, como lo hizo durante algunos años después de que los precios de las viviendas despegaron. Ahora, el alquiler ha igualado a la compra, incluso para las primeras viviendas.
· Aumento de las tasas: por difícil que sea recordarlo, apenas en la década de los noventa, la hipoteca con tasa fija a 30 años varió de poco menos de 7% a hasta un 10%. El año pasado, la Reserva Federal dejó claras sus intenciones de que estaba en proceso de volver a elevar las tasas a niveles normales. Eso probablemente sugiere un aumento gradual y en curso en el costo de pedir un crédito para comprar una casa. Esto crea un incentivo para comprar más temprano que tarde.
· Millennials: la idea de que muchos eran reacios a comprar bienes raíces alcanzó su punto máximo hace unos años. Pero ese nunca fue un argumento muy creíble. Esto supondría que este segmento de la población en cierta medida era esencialmente diferente a las generaciones anteriores. Como señalé en 2014, "La economía algún día mejorará, y los millennials se mudarán de los sótanos de sus padres. Cuando eso suceda, verá que las tasas de propietarios de viviendas volverán a subir".
Ese día llegó.
Los datos de la Oficina del Censo de EE.UU. muestran que las tasas de propiedad inmobiliaria más altas son de aquellos propietarios que tienen 65 años o más (79.2% y las más bajas, del grupo de menos de 35 años (36%). Pero ese 36% es significativo, porque es un incremento frente al 34.7% de un año antes. Como observó el Wall Street Journal, "fue por lejos el mayor incremento de cualquier grupo etario" respecto del año anterior.
Parte de esto son esos otros factores mencionados anteriormente: cada vez más personas de la generación millennials están trabajando, a menudo en los centros urbanos que han experimentado un rápido incremento de las rentas. Pero conforme este grupo envejece, más de sus miembros forman hogares. Esto a menudo es un precursor para tomar la decisión de comprar.
El estado de la vivienda está siendo determinado, en gran medida, por los millenials: después de mudarse de los sótanos de sus padres y formar hogares, el próximo paso es tener hijos. La generación de compradores de viviendas más grande desde los baby boomers (aquellos de entre 50 y 70 años) está creciendo. En gran medida eso es lo que está impulsando el mercado. Y, sospecho, este grupo demográfico probablemente continuará siendo la fuerza central en el mercado de bienes raíces en las próximas décadas.